Más del 70% de los usuarios de smartphones prefieren acceder a sus llamadas telefónicas por wifi antes que por 3G. Su mejor cobertura, su estabilidad (no muestra acoples ni latencias de voz) y un ancho de banda superior para navegar por Internet son sus grandes bazas. También lo es la proliferación de puntos de acceso wifi en las grandes ciudades: en 2012 había un millón y se estima que para 2015 se habrán multiplicado por seis. Sin embargo, los accesos wifi abiertos son bastante inseguros: a través de ellos un ciberdelincuente puede entrar en ordenadores y teléfonos y violar la privacidad de servicios como WhatsApp. Por este motivo, la organización Wi-Fi Alliance se propuso en 2011 desarrollar una tecnología que dotase de altos niveles de cifrado a las redes abiertas. Diseñó un protocolo basado en el sistema de cifrado WPA que deben adoptar tanto los operadores como los fabricantes. Este servicio de acceso universal a redes wifi abiertas se llama Passpoint. A continuación se analiza en profundidad.
Un acceso global pero privado
La idea que subyace detrás de Passpoint es crear con estos puntos de acceso una gran red wifi global a la que todos los usuarios de telefonía puedan conectarse sin problemas, cuando su cobertura 3G o 4G sea baja. Es un modo de no perder ancho de banda cuando nos desplazamos por una zona y cambiamos a otra con peor alcance. A la vez, para las operadoras es una forma de descargar las redes 3G/4G cuando están muy colapsadas (en la costa en verano) y derivar tráfico a los puntos de acceso wifi.
Para que Passpoint funcione, debe regir en todos los puntos de acceso el mismo protocolo de seguridad
Para que Passpoint funcione, debe regir en todos los puntos de acceso el mismo protocolo de seguridad basado en WPA y con capacidad para identificar el móvil que pretende acceder a él como un aparato con permiso de acceso y certificado por la Wi-Fi Alliance. Esto supone un acuerdo común entre todos los agentes de la industria, tanto fabricantes como operadores, con el fin de que los teléfonos puedan saltar de una red wifi a otra sin necesidad de autentificarse con una contraseña, ya que estarán por defecto incluidos en el protocolo WPA.
A su vez, cada acceso se efectuará de forma segura y cifrada para evitar que otros aparatos que accedan al mismo punto puedan violar la comunicación que establece el usuario con Passpoint. Es decir, esta tecnología permite un entorno seguro global, pero también un acceso privado y cifrado de cada usuario.
Recuperado con el fin del roaming
Passpoint se propuso por primera vez como una alternativa a las redes 3G en 2011, cuando su alcance no era en algunas zonas del todo satisfactorio y se colapsaban con facilidad en grandes aglomeraciones de personas o perdían eficiencia en interiores de edificios.
Su proposición fue al principio aceptada por las operadoras, porque era un servicio añadido a los clientes. También porque les evitaría tener que montar más antenas en zonas de alta densidad asimétrica; es decir, poblaciones costeras donde se concentra mucha gente en una determinada época del año y que además utilizan el móvil para llamar a otras zonas que en tales fechas están muy poco pobladas. El caso típico sería el de un usuario del norte de Europa en la costa española que llama a su país. Pero también se dan estas situaciones en las zonas de deportes de invierno.
Passpoint evitaría a las operadoras tener que montar más antenas en zonas de alta densidad asimétrica para evitar colapsos
Sin embargo, el proyecto se ha demorado por cierto desinterés de los fabricantes, más preocupados por el desarrollo tecnologías de cercanía como la NFC o el despliegue de redes 4G. De hecho, en el pasado World Mobile Congress de Barcelona, Passpoint no fue uno de los temas de debate.
Sin embargo, la presión de la Comisión Europea para terminar con el roaming de datos dentro de la Unión podría precipitar la aplicación del protocolo. En fechas recientes, la comisaria Neelie Kroes ha dado una moratoria de un año a los operadores para que creen un espacio común europeo de telecomunicaciones y pongan fin al roaming en el territorio comunitario.
Las operadoras siempre se han quejado de que quienes tienen servicio en las áreas de alta densidad asimétrica se ven más desfavorecidas que las de las zonas con población estable, ya que deben hacer más inversiones en antenas. Sin embargo, Passpoint podría solucionar su problema, ya que los puntos de acceso requieren inversiones mucho más bajas que las antenas. De hecho, Apple anunció a principios de junio que su nuevo sistema operativo iOS 7 contaría con el protocolo Passpoint integrado. Además, el desarrollador de infraestructuras Ericsson ya trabaja en el desarrollo de una red comercial de puntos de acceso para alquilar a los operadores.
Iniciativas similares a Passpoint se han sucedido desde los inicios de la era de Internet. Las primeras wifi eran abiertas o con contraseñas muy débiles, lo que propiciaba la cooperación ciudadana para crear grandes zonas de acceso libre. Sin embargo, mito o realidad, el rumor sobre la inseguridad de las redes abiertas propició que las operadoras las cerraran con cifrados mucho más estrictos. Ahí acabaron muchos proyectos de comunidades digitales basadas en el libre acceso.
Sin embargo Fon, una empresa española, supo ver el potencial de una red global segura y de acceso certificado para sus socios. La propuesta de Fon, que recibió financiación incluso de Google, era que los usuarios compartieran la parte del acceso wifi casero que no utilizan y lo revendan a otros usuarios o lo regalen, a cambio de poder también ellos acceder de manera gratuita a otras wifi.