Planificar las vacaciones supone contar con un presupuesto adicional que no todas las economías domésticas se pueden permitir. Sin embargo, pasar unos días con amigos o con los niños en un pequeño barco, cerca de la costa, donde es posible pernoctar, comer, disfrutar del mar y recalar en distintos puertos puede ser una alternativa más económica que alquilar un apartamento o reservar una habitación en un hotel. La oferta de barcos en alquiler para grupos de entre 6 y 12 personas durante una semana o dos puede constituir una opción diferente de veranear de manera rentable y divertida, tal y como se detalla en el siguiente artículo.
Qué tipo de barco alquilar
Desde el mes de abril hasta principios de octubre la navegación por el océano Atlántico, el mar Cantábrico y, sobre todo, por el Mediterráneo ofrece unas condiciones climáticas inmejorables con itinerarios y presupuestos muy variados. Organizar unas vacaciones navegando en pequeñas embarcaciones, a vela o a motor, con o sin patrón, puede ser una experiencia inolvidable tanto para adultos como para niños. Disfrutar del mar, de la naturaleza y de las actividades acuáticas, recalar en bulliciosos puertos repletos de tiendas, restaurantes y animación nocturna son otras de las ventajas que brinda la navegación.
La oferta de barcos en alquiler es amplia en la mayoría de los puertos españoles y se adapta a las diferentes necesidades de los viajeros, tanto en destinos y modalidad de la embarcación, como en presupuesto o duración de la travesía. Pero, ¿qué barco es el idóneo para alquilar?
Cuando no se ha navegado nunca o no se tiene la titulación necesaria, hay que llevar tripulación en el barco alquilado o, al menos, un patrón, aunque resulte más costosoEn líneas generales, los barcos construidos desde 2007 en adelante suele decirse que son nuevos, mientras que las embarcaciones construidas antes de 2002 se consideran antiguas. Asimismo, hay que tener en cuenta que cuanto mayor es el barco, más difícil es maniobrarlo. Sin embargo, uno más largo tiene una velocidad máxima mayor, lo que le permite recorrer grandes distancias, aunque su precio de alquiler es más caro.
Las modalidades de barcos en alquiler más frecuentes son:
Los barcos que más se alquilan son los veleros, una opción perfecta para una navegación emocionante en familia o con amigos. El coste del alquiler de una embarcación de vela es casi siempre menor que el de uno a motor debido, sobre todo, al menor consumo de combustible.
Si se prefiere la potencia del motor a la energía eólica para llegar más rápido al destino elegido, conviene alquilar un barco a motor. Es la embarcación preferida por personas que valoran la velocidad, la potencia y el confort. Estos barcos son muy cómodos, más estables que los de vela y ofrecen una gran diversión y la posibilidad de recorrer grandes distancias, debido a su velocidad.
Los catamaranes han ido ganando en popularidad desde hace unos años, y están a punto de convertirse en los barcos más alquilados, pues ofrecen mayor espacio y son más estables que los de vela regulares. Idóneos para familias y grupos, su estabilidad es en especial apreciada por las personas propensas al mareo. Los catamaranes son rápidos y su poco calado les permite acceder a muchas calas y playas recónditas.
Las goletas son también muy populares por la comodidad que proporcionan. Estos barcos de vela de madera ofrecen una combinación perfecta entre la emoción de la vela y el confort de los cruceros. Son embarcaciones más espaciosas, que pueden albergar hasta 30 pasajeros. No es necesario tener experiencia en navegación, ya que al alquilar una goleta, se incluye la tripulación completa.
Navegar con o sin tripulación
Maniobrar algunos barcos requiere de una titulación específica, como el PNB (Patrón de Navegación Básica), el PER (Patrón de Embarcaciones de Recreo), el PY (Patrón de Yate) o el CY (Capitán de Yate). Aunque la mayor parte de los barcos chárter que se alquilan responde a la fórmula de «barco vacío» (sin tripulación), cuando no se ha navegado nunca o no se tiene la titulación necesaria, hay que optar por llevar tripulación o, al menos, un patrón.
Alquiler con toda la tripulación:
Si se desea una mayor comodidad, hay que decantarse por un barco con tripulación. Las vacaciones empiezan en el mismo momento de embarcar, pues no hace falta hacer la compra, llevarla al barco, cocinar, ni se tiene que fregar la vajilla tres veces al día. El equipo se hace cargo de la seguridad de los viajeros y de preparar las bebidas y las comidas a bordo. Asimismo, en los barcos con tripulación disminuyen las situaciones de estrés por los riesgos de la navegación y no hay noches en vela por culpa de los cambios meteorológicos. Como contraprestación, el alquiler de un barco con tripulación es más costoso.
Alquiler con patrón:
A menudo, la compañía de chárter proporciona a los pasajeros un patrón que dirige el barco y decide sobre la ruta. Hay que tener en cuenta que los viajeros deben hacerse cargo de las comidas del capitán. Estas personas suelen ser elegidas por su experiencia en navegación, su sociabilidad y por el conocimiento que tienen del destino elegido. El patrón actúa como guía turístico y se encarga de mantener a salvo a los viajeros.
Navegar sin patrón:
Si se alquila un barco sin tripulación, se está obligado a contar con todos los certificados, permisos y documentos que prueben que la persona es capaz de navegar por su cuenta. Cuando se navega sin patrón, el alquiler resulta más económico, pero hay que formar una tripulación entre los pasajeros, de forma que los trabajos se repartan por turnos, tanto las guardias de mar como las tareas de cocina, limpieza, etc. Hay que hacer una compra de comida antes de la partida y distribuir las guardias de común acuerdo, en función de la experiencia de cada uno y teniendo en cuenta que toda la tripulación ha de tener la oportunidad de ver anochecer, amanecer, etc. durante alguna de sus vigilancias.
¿Es prudente llevar a los niños en el barco?
Llevar a los niños a bordo de un barco durante las vacaciones es una gran oportunidad para que los pequeños aprendan sobre el mar, la naturaleza y la vida en diferentes lugares. Sin embargo, es necesario establecer unas reglas de seguridad que hay que explicar a los menores antes del viaje e insistir en ellas una vez a bordo. Asimismo, se deben tomar en consideración ciertos detalles:
Las distancias de navegación deben ser cortas, pues los niños pueden aburrirse o marearse. Se puede tratar de cortar la ruta atracando en una playa para correr, bañarse o jugar.
El barco ha de llevar alrededor una red de seguridad que impida cualquier tipo de deslizamiento por la borda.
Si los niños son pequeños, tienen que usar un chaleco salvavidas en todo momento durante la navegación.
Los menores han de estar protegidos de los rayos del sol con cremas.
Hay que imponer algunos límites que los niños deben respetar durante la navegación, como no acercarse a la proa del barco sin un adulto, mantenerse alejados de la botavara, no asomarse por la barandilla, etc.
Si las condiciones atmosféricas se complican, los pequeños deben quedarse a buen recaudo debajo de la cubierta.
¿Qué llevar a bordo?
Se recomienda no ir con demasiado equipaje, ya que el espacio a bordo es reducido. Además, no se deben emplear maletas rígidas, puesto que son difíciles de almacenar. Lo mejor es llevar bolsas de viaje de lona. En cualquier caso, no hay que olvidarse de los siguientes artículos:
Unos sacos de dormir ligeros, de verano, son más prácticos que las sábanas.
Varias toallas de ducha y de playa.
Ropa de baño.
Ropa cómoda y transpirable. Conviene llevar un jersey, además de un abrigo o cazadora impermeable. Aunque parezca que hace mucho calor durante el día, en el mar las noches son frías y húmedas.
Zapatos náuticos de suela blanca antideslizante (nunca de suela negra o de tacón). No se debe ir descalzo, pues con los movimientos del barco es fácil hacerse daño en los pies.
Complementos para combatir el sol: una gorra o sombrero, gafas de sol y, sobre todo, cremas solares con alto índice de protección.
Gafas de buceo y aletas para nadar.
Las medicinas de cada pasajero. Para los viajeros propensos al mareo, se pueden buscar aguas protegidas, con el fin de reducir al mínimo sus efectos.
Las compañías de alquiler de barcos suelen admitir animales domésticos a bordo.
Al alquilar un barco hay que tener en cuenta el pago del depósito o fianza reembolsable, que se abona en efectivo o con tarjeta de crédito antes del embarque y que cubre los posibles daños que se puedan ocasionar en la embarcación. Si el barco se devuelve en buenas condiciones, el depósito se reintegra sin retenciones. La cantidad de la fianza reembolsable depende del tipo y tamaño del barco, y suele estar entre 1.500 y 5.000 euros.
El alquiler de un velero Oceanis 43 del año 2009, para navegar por las costas de Tenerife, con capacidad para 8/10 personas, cuesta 3.000 euros a la semana desde abril hasta octubre. El precio incluye el equipamiento estándar, VHF (Very High Frequency, o canal de radiocomunicación marítima), una embarcación auxiliar y el seguro. El coste del patrón es de 150 euros al día, además de la manutención.
Alquilar durante una semana un velero Oceanis 343 de 2007, con capacidad para 6/8 personas, para navegar por la Costa Brava, vale 2.550 euros desde finales de julio hasta mediados de agosto. En el precio se incluyen los impuestos, el seguro a todo riesgo con franquicia, el equipamiento estándar, la embarcación auxiliar y las sábanas y toallas. Contratar a un patrón cuesta 150 euros al día, más la manutención.
Viajar por la costa de Cantabria en un velero Bavaria Yachts 42 Cruiser de 2005, durante una semana, con capacidad para 6/8 personas cuesta 3.000 euros en agosto. Se requiere tener el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo (PER) y es posible alquilarlo por un día, durante un fin de semana o por semanas. Se incluye el seguro, piloto automático, embarcación auxiliar, GPS-plotter, toldo tipo Bimini y ropa de cama. El coste del patrón es de 140 euros al día, más su manutención.
El alquiler de un barco a motor Bavaria 33 Sport de 2008, para navegar por las Baleares, con capacidad para 4/6 personas, durante el mes de agosto, tiene un precio de 4.895 euros por una semana. Se puede alquilar con o sin patrón.
Alquilar una goleta del año 2005 para hacer una travesía por el mar Adriático, durante una semana, en el mes de agosto, con capacidad para 10 personas, cuesta 1.880 euros por persona. Es obligatorio contratar un patrón.