Los hogares destinan 4.241 euros cada año a comida y bebida, según la última Encuesta de Presupuestos Familiares publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los gastos en comida representan el 14,4% del presupuesto familiar y son la segunda mayor partida, después de la vivienda. Las prisas, la falta de tiempo o la simple comodidad pueden suponer que hacer la compra a veces salga muy caro. A pesar de las ofertas, tarjetas de cliente y cupones descuento, aunque haya rebajas en cientos de artículos y productos, si no se planifica bien se gastará mucho más de lo necesario. Por ello, en el siguiente artículo se indican una serie de pautas y consejos que pueden seguirse para lograr llegar a fin de mes sin descuadrar demasiado el presupuesto familiar. Eso sí, hay que tener en cuenta que para poder ver los resultados y lograr un ahorro permanente, hay que ser perseverante y convertir estos hábitos de compra en una rutina.
Antes de salir de casa
Hacer una lista de la compra
Antes de ir a la compra, conviene ordenar la despensa, el frigorífico y, sobre todo, el congelador, para repasar lo que se necesita. Esto permitirá saber el espacio con el que se cuenta y dónde se colocarán los productos sin que se estropee nada.
La lista, lo más detallada posible, debe hacerse pensando en las necesidades reales de quienes viven en casa, sin incluir caprichos. Es muy importante buscar un hueco y dedicar un tiempo a elaborarla. Es uno de los pasos básicos para conseguir que hacer la compra no sea sinónimo de gastar mucho dinero o, al menos, no más del necesario.
Ponerse un límite
Al planificar una compra hay que conocer el presupuesto con el que se dispone. Aunque se pague con tarjeta, todo cuanto se gasta hay que pagarlo antes o después. Para evitar gastar más de lo necesario, hay que poner un límite en euros para cada compra.
Además de no «comprar por comprar», si al llegar a la caja vemos que se rebasa lo estimado en un principio, siempre se pueden sacar del carrito unas galletas o las bebidas de refresco que no son tan necesarias como otro tipo de alimentos. Ya habrá más ocasiones para adquirirlas.
Tener pensados menús semanales de comidas, meriendas y cenas
Hay familias que comen juntas todos los días; en otras casas, los niños comen en el colegio y los padres fuera; o solo vive una persona, etc. Según cada hogar, hay que elaborar un menú semanal, que incluya las comidas que serán necesarias a lo largo del día.
Con esta estrategia se puede ahorrar bastante, ya que se hace la compra según los ingredientes de cada menú. Y, además, no hay comida que termine en el cubo de la basura, porque esté caducada o se haya estropeado.
En el supermercado
No ser impulsivos
A la hora de acercarse al súper, hay que evitar ir con niños. Llevarlos es un gran error, ya que son impulsivos y desean comprar numerosos artículos que suelen ser caros y no siempre sanos. Con frecuencia, por lograr que se porten bien, se cede a alguna de sus pretensiones y se adquieren productos que suben el coste de la cesta de manera innecesaria.
Pero también los adultos son caprichosos. Con los productos de estación (fresas, cerezas…), recién llegados al mercado, conviene tener paciencia. Si se esperan una o dos semanas, serán más baratos y habrán llegado a su punto óptimo de maduración.
Un consejo más es ir sin hambre a hacer una compra. En caso contrario, el carro o la cesta acabarán repletos de comida hipercalórica e innecesaria.
Fijarse en el precio, sin sacrificar calidad
En épocas de bonanza, los precios a veces ni se miran, pero cuando cuesta llegar a fin de mes, se convierte en la clave de casi todas las compras. Pero nunca hay que sacrificar la calidad.
Hay marcas blancas o económicas muy buenas, que pueden suponer un gran ahorro. Se pueden probar dos o tres productos de estas marcas cada semana. Y, si pasan el filtro y gustan a la familia, se incorporan a la cesta habitual, con el consiguiente recorte de gasto.
Además, respecto al precio, conviene fijarse en el más importante, que siempre aparece señalado en la etiqueta: el unitario (por unidad, kilo, por litro, etc.).
Aprovechar las ofertas
«Tres por dos», «segunda unidad a mitad de precio», «packs familiares», etc. En cada hogar hay unas necesidades particulares, y es casi seguro que en el mercado habrá una oferta para cada una de ellas. En ocasiones, abaratan de manera importante el importe final de la compra, por lo que hay que analizarlas con atención y aprovecharlas.
Preguntar al tendero
Si se va con asiduidad al mismo establecimiento, el vendedor se habrá convertido en alguien de confianza y será quien mejor asesore sobre los productos y quien mejor conozca las ofertas que más merecen la pena.
Él es el experto, y sus consejos resultan muy útiles respecto a «los frescos», a la hora de adquirir carnes, pescados y frutas y verduras.
A la hora de pagar
Aprovechar los vales, bonos, cupones
Cuando se hace una compra, no es extraño acumular vales o puntos para las siguientes. Si se utilizan, se puede conseguir gastar menos en cada ocasión.
Tener tarjeta de cliente
Hacerse una tarjeta de fidelización en los establecimientos es gratis y no compromete a nada. Pero, en cambio, sí reporta beneficios. Al pasar por caja en cada compra, se acumulan puntos, se hacen descuentos o se prestan servicios gratuitos, como llevar lo pedido al domicilio sin coste alguno. Conviene, pues, tenerla siempre a mano.
Llevar las bolsas de casa
Acudir con las bolsas reutilizables que ya venden todos los establecimientos y ahorrar en cada visita al súper los céntimos que cuestan las bolsas es también un ahorro, aunque sea pequeño. Y, además, con esta política se ayuda a mantener el medio ambiente libre de residuos tóxicos.
Revisar el tique de todas las compras
En la caja, antes de salir del establecimiento, es recomendable revisar el tique. Está comprobado que los errores que se plasman en ellos pueden suponer hasta 10 euros al mes.
Después de la compra
Analizar el tique de compra en casa
Para futuras compras, y para poder controlar el gasto, conviene analizar qué artículos son los más caros de cuantos se han adquirido. Y a partir de ahí, se pueden idear diversos planes para reducir los gastos en las próximas ocasiones.
En el tique aparecerán los productos más caros. Aquellos cuyo precio sea excesivo se podrán sustituir en siguientes compras por otros más baratos.