Si no se puede hacer frente a la hipoteca o las deudas no dejan pagar la cuota de la vivienda, hay una solución: refinanciar la hipoteca. En este artículo se presentan cinco escenarios para conseguir este fin y los trucos para que el banco rebaje la cuota del crédito para la compra de la casa, desde aprovecharse del bajo euríbor hasta encontrar una oferta hipotecaria mejor.
1. Más gastos que ingresos
En ciertas situaciones familiares, la cuenta de ingresos supera a la de desembolsos. Puede ser como consecuencia de una bajada de salario, cambio en el trabajo u otra circunstancia que obligue por necesidad a ajustarse a un nuevo presupuesto.
Desde esta perspectiva, los hipotecados estarán en la obligación de cambiar sus condiciones para cumplir con sus obligaciones con respecto al banco. Pues bien, en la mayoría de las ocasiones, la estrategia final de negociación pasa por alargar los plazos de amortización de la hipoteca.
2. Hipotecas más competitivas
En estos momentos, refinanciar la hipoteca puede tener más sentido que hace tan solo unos años. El motivo se debe al abaratamiento de estos productos bancarios. Ahora pueden encontrarse diferenciales más bajos que cuando se suscribió el contrato.
No obstante, esta operación podrá conllevar una penalización de hasta el 2% sobre el importe demandado. Así que no quedará más remedio que hacer cálculos para comprobar si en realidad merece la pena ejecutar estos cambios.
Imagen: geralt
3. Pedir una reducción de hipoteca
Si la contratación estuviese acompañada por otras líneas de crédito menos expansivas (pequeños préstamos, tarjetas de crédito o alguna financiación especial), podrá aprovecharse este escenario para demandar una cuota mensual más baja a cambio de unificar todas las deudas a través de un solo producto financiero.
Probablemente sea posible esta estrategia, pero habrá que comprobar las exigencias de esta nueva propuesta de financiación. Solo deberá aceptarse, si es para pagar menos dinero en unas condiciones no desproporcionadas.
4. Aprovecharse del euríbor bajo
No puede desaprovecharse esta ocasión: el euríbor está bajo. Quizás pasen muchos años, incluso décadas, hasta que se repita este escenario, donde la contratación de un crédito hipotecario es menos exigente que hace unos años, motivo más que suficiente como para aplicar su refinanciación. La diferencia entre uno y otro modelo puede suponer muchos euros, por lo que no es prudente demandar un cambio en las condiciones para beneficiarse de esta tendencia en el índice de referencia europeo al que están ligados más del 93% de los contratos.
5. Pedir un periodo de carencia
Aunque no es muy habitual este procedimiento en la negociación, puede suponer un alivio en el pago de los usuarios bancarios. Se produce cuando hay una falta de ingresos temporal, consecuencia de ciertos cambios en el trabajo o una menor y puntual actividad en los trabajadores autónomos.
Se puede pedir una carencia de la hipoteca (dejar de pagar ciertas mensualidades), aunque a cambio de aplicarse en un periodo no muy amplio. En el mejor de los casos se logrará una carencia para 12 meses en los que no se abonarán intereses.
Una de las alternativas a la refinanciación de las deudas pasa por negociar la deuda con el propio banco. Por medio de esta estrategia más directa podrán mejorarse las condiciones, al menos en algunas de las líneas de crédito contratadas por los clientes. Será a través de una pequeña reducción de los tipos de interés para adecuarlas al nuevo escenario que presenta el precio del dinero, más barato que antes, o, en su caso, a partir de un incremento en los plazos de amortización que permitan asumir cuotas mensuales más asequibles para las familias.
Los bancos también pueden importar alguna que otra ventaja por estas operaciones. No en vano, siempre será mejor que le vayan pagando el endeudamiento asumido que los impagos generados desde la situación monetaria de los usuarios. Esto será un motivo más que habrá que exponer durante las conversiones para buscar una salida a esta complicada situación. Lo normal es que haya algunos puntos de encuentro entre ambas partes que pueden aprovecharse para conseguir estas mejoras en los contratos.