El seguro del hogar permite al propietario de una vivienda protegerse ante daños en la misma, ya sean eléctricos, por rotura de cañerías, averías, accidentes domésticos e, incluso, derivados de fenómenos atmosféricos o meteorológicos. Además, recoge la responsabilidad civil originada por daños o lesiones a otras personas, como inundaciones a terceros, desprendimientos de materiales en la terraza, etc. Todas estas contingencias básicas deben estar presentes en un producto de estas características, en el que pueden incluirse coberturas específicas para electrodomésticos, ordenadores o protección de joyas y artículos de valor en caso de robo. Por todo ello, es raro el hogar que carece de una póliza aseguradora, un gasto elevado pero necesario que, como se indica en este artículo, se puede recortar si el seguro se ajusta a las necesidades reales de cada hogar.
¿Cómo aligerar la factura del seguro?
El seguro del hogar es un producto muy dinámico y flexible que permite variaciones según las necesidades de quien lo contrata
El seguro para el hogar es un producto muy dinámico y flexible que permite variaciones en función de las necesidades de quien lo contrata. Es posible eliminar o añadir coberturas para adaptarlo al inmueble. Precisamente, por esta característica, cualquier plan de ahorro será más efectivo que en otros seguros más estáticos. No en vano, esta particularidad permite contener los gastos de forma racional sin renunciar a la póliza, ni a ninguno de sus servicios.
No es demasiado difícil aplicar una estrategia de reducción de gastos en los seguros del hogar. Basta con comprobar las necesidades reales y ajustarse a ellas y, si es preciso, renegociar las condiciones con la aseguradora. No es cuestión de renunciar a nada, sino de optimizar las prestaciones del seguro del hogar. Si se siguen unas sencillas pautas, se puede ahorrar algo de dinero a partir de ahora:
Evitar duplicidades: hay que comprobar que las coberturas de la póliza no estén cubiertas por otra de la comunidad de vecinos. Si alguna ya está cubierta, se debe eliminar y no pagar de más.
Pagar lo justo: no deben contratarse coberturas innecesarias que nunca se utilizarán.
Aprovechar ofertas y promociones: si es la primera vez que se contrata un seguro de estas características, se pueden aprovechar las muchas y variadas ofertas de las aseguradoras para comercializar estos productos. En los formatos más agresivos, llegan a descuentos de hasta el 50% en las nuevas contrataciones.
Buscar modelos flexibles: hay que analizar con todo detalle cuál es el riesgo del hogar y escoger las propuestas aseguradoras más flexibles para conseguir rebajas duraderas en el pago anual del seguro.
Aprovecharse de las infraestructuras: si la vivienda dispone de suficientes medidas de seguridad (puerta blindada, sistemas de alarma, cámaras de seguridad o una caja fuerte), se podrá abaratar el precio del seguro. El motivo es que al haber menor riesgo, las aseguradoras ofrecen un precio más bajo.
Unificarla junto con otras pólizas: las compañías generan descuentos a los clientes que unifican su seguro del hogar con otras pólizas, con descuentos especiales en el «pack».
Hay que contratar el seguro para el hogar con las coberturas necesarias, ni más ni menos. Si se aplica esta estrategia, se contienen fácilmente los gastos por la contratación de este producto asegurador y se renuncia a coberturas innecesarias. Pero en el mundo de los seguros hay una gran variedad: desde un seguro base que cubra las demandas básicas del hogar, a diseños más completos que aportan mayores prestaciones a sus titulares. También hay formatos a todo riesgo o con un contenido más exclusivo.