En la actualidad, se vive un momento de gran concienciación sobre el azúcar y sus efectos en la salud. Sin duda, esto ha sido un gran avance para la nutrición porque, durante mucho tiempo, el mensaje se había centrado sobre lo perjudiciales que eran las “grasas”, todo ello de manera injustificada. Ahora se presta más atención al azúcar, su presencia en los alimentos y su repercusión en el estado de salud de las personas. No obstante, dentro de esta oleada de cuestionamiento del azúcar, muchos productos han recibido una crítica injustificada. Es el caso de las frutas, como se expone a continuación.
El azúcar (libre) como factor de riesgo de enfermedades
Desde hace décadas se sabe que el azúcar tiene efectos sobre la salud. De hecho, despunta como uno de los factores dietéticos que predispone a la aparición de ciertas enfermedades como caries, sobrepeso, obesidad y sus consecuencias metabólicas asociadas.
Cuando se habla de «los efectos del azúcar», siempre se refiere al azúcar libre, nunca al que está presente en los alimentos de forma original. Dentro del impacto que tiene para la salud pública, es muy destacable el que generan las bebidas azucaradas.
Azúcar libre, añadido e intrínseco, ¿cuál es la diferencia?
Todavía se confunden los términos azúcar libre, azúcar añadido y azúcar intrínseco, de modo que a continuación se definen para aclarar en qué se diferencian estos tipos de azúcar.
- Azúcar intrínseco. Es el azúcar presente naturalmente en los alimentos que todavía conservan su matriz, como el que se encuentre dentro de una naranja o de una judía verde. Su consumo no presenta problemas para la salud, puesto que la ingesta de frutas y verduras es por completo saludable. El azúcar intrínseco no se considera azúcar libre.
- Azúcar añadido. Este azúcar se adiciona de manera extra a un alimento que no lo tenía antes. Por ejemplo, los productos procesados como bollería, galletas, dulces, postres, comidas preparadas o refrescos. Todo azúcar añadido se considera libre.
- Azúcar libre. Es el término que ocasiona más malentendidos. Se halla en disolución dentro del alimento y puede tener dos procedencias:
- Azúcar libre añadido.
- Azúcar libre original del alimento. Estaba presente en el alimento en su origen (naranja), pero que se ha liberado. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se exprime o licua la fruta. Este caso es el que da lugar a tantas confusiones, dado que un zumo tiene azúcar libre, pero no azúcar añadido. De hecho, no está permitido añadir azúcar a los zumos.
En ningún caso se puede meter en el mismo saco a los zumos y a las frutas y verduras. El hecho de que las frutas y las verduras tengan azúcares naturalmente presentes en su composición no las convierte en un grupo alimentario a limitar. Todo lo contrario, su consumo es un factor de prevención de enfermedades y, a día de hoy, constituye uno de los grupos principales a promover. Es una prioridad y una estrategia global fomentar la ingesta de frutas y verduras. Esto queda reflejado con claridad en el documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde se explica que las recomendaciones de reducir azúcar libre no aluden a frutas y verduras.
No confundir fruta con zumo
Al hablar de fruta y verdura, nos referimos a frutas y verduras frescas y enteras; no entran los subproductos que un día fueron fruta y verdura, al igual que el azúcar proviene de la remolacha, y no por ello es equiparable a consumir remolacha fresca.
¿Qué cosas no son fruta o verdura?
- Mermeladas
- Compotas
- Helados
- Batidos
- Licuados
- Concentrados
- Purés
- Zumos
El posicionamiento de la OMS es claro: su recomendación de limitar los azúcares libres también hace mención a los zumos de fruta. Y sí, da igual si el zumo es casero.
Por supuesto, que un alimento sea o no saludable depende de muchas otras cosas. No hay que fijarse solo en el contenido de azúcar. Pero no se puede cometer la injusticia de empezar a limitar la ingesta de frutas y verduras cuando son alimentos prioritarios en la alimentación.
Las personas que desaconsejan comer frutas y verduras lo hacen desde una mirada reduccionista que solo contempla que «tienen azúcar en su composición». Pero no se han parado a leer los estudios científicos que avalan y recomiendan que cada ración de frutas y verduras previene enfermedades no transmisibles e, incluso, podría salvar vidas.