Con frecuencia, los profesionales de la salud desaconsejan picar entre horas para evitar ganar peso. Sin embargo, los estudios que evalúan la relación entre la frecuencia de las ingestas y el peso corporal son contradictorios. Algunos trabajos concluyen que comer a menudo snacks o tentempiés saludables (frutas frescas, yogures desnatados, frutos secos o infusiones sin azúcar, entre otros) puede influir de manera positiva en los lípidos sanguíneos (colesterol total y colesterol LDL “bueno”), así como en el perfil glucémico, y también podría desempeñar un papel en la regulación de la ingesta energética. Sin embargo, otros estudios sugieren que comer a menudo contribuiría a un mayor aporte calórico.
Las investigaciones que analizan este fenómeno impiden establecer relaciones causales, ya que son estudios observacionales, es decir, análisis que solo buscan la relación entre el número de ingestas de las personas y los casos de obesidad. Estos trabajos muestran que las personas que comen con más frecuencia tienen menos peso, pero no permiten afirmar que comer más a menudo sea la causa del control del peso corporal.
Más estudios
Se necesitan más investigaciones que analicen la relación entre frecuencia de comidas y peso corporal
Tal y como indica el consenso FESNAD-SEEDO sobre prevención y tratamiento de la obesidad en adultos, «las investigaciones que estudian la relación entre la frecuencia de comidas y la variación de peso corporal son inconsistentes». Para llegar a esta conclusión, se basan en el análisis de la literatura científica, que incluye estudios que han hallado que el Índice de Masa Corporal (IMC) se incrementa cuando aumenta la frecuencia de las ingestas, otros que no han encontrado diferencias y algunos que detectaron datos como un 45% menos de riesgo de obesidad en individuos que realizaban cuatro o más ingestas, en comparación con quienes realizaban tres o menos.
A favor de comer con más frecuencia
A pesar de la fragilidad de la evidencia científica en este tema, un reciente estudio aporta datos que respaldan la teoría «más comidas-menos obesidad». El trabajo, publicado en la revista oficial de la Asociación Americana de Dietética y liderado por la dietista Jessica Bachman, estudió a 250 personas durante un año y detectó que los adultos con sobrepeso comen con menos frecuencia que quienes gozan de un peso normal, aunque consumen más calorías.
Las personas con un peso normal realizan tres comidas principales al día y un mínimo de dos colaciones. En cambio, los individuos con sobrepeso solo realizan las tres comidas principales y poco más de una colación diaria. Según Bachman, el estudio sugiere que el consumo de tentempiés podría ayudar a evitar el aumento de peso, debido a que impedirían ingestas excesivas por hambre.
Cuanto menos ingestas se realizan, más tiempo pasa el organismo en ayunas. El efecto del número de comidas y los ayunos sobre el metabolismo ha sido motivo de estudio desde hace años. Estas investigaciones sugieren que la frecuencia de ingesta de alimentos tiene efectos sobre el control del apetito y el efecto termogénico de los alimentos (la energía que destina el organismo a funciones como la digestión, absorción, transporte o metabolismo de los nutrientes), entre otros aspectos metabólicos que guardan relación con el riesgo de padecer obesidad.
Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), las situaciones de ayuno ponen en marcha mecanismos nerviosos y hormonales que se oponen a la pérdida de peso, como un mayor rendimiento del metabolismo corporal y más ahorro energético, lo que conduce al almacenamiento de grasa corporal. Además, el ayuno también se asocia a un incremento del apetito, a la vez que activaría los sistemas de recompensa cerebrales hacia alimentos ricos en calorías.