La mayor parte de las uvas moradas destinadas al consumo de fruta se cultiva en las tres provincias de la Comunidad Valenciana, Castellón, Valencia y Alicante. También una parte importante de las variedades de uva morada o tinta, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot noir y Syrah, producidas en diversos puntos de la geografía nacional, se emplea para la elaboración de vinos tintos.
Fruta de otoño
La uva morada es un fruto propio del otoño, por lo que el mes de octubre brinda la oportunidad de aprovechar todas sus cualidades nutritivas. Son cualidades que se mantienen en el fruto mejor cuidado, aquél en el que los granos permanecen firmes en el racimo (la caída de alguno es una marca de exceso de madurez). Asimismo, las uvas negras de mejor calidad serán las que tengan los granos de un tamaño uniforme y no presenten ninguna coloración verde en su piel.
Una vez en casa, la uva se conserva perfectamente durante días si se cuelga con el rabo hacia abajo. De esta manera, los granos se separan los unos de los otros y no se tocan, lo que favorece su conservación. En el frigorífico, se conservan en buenas condiciones hasta quince días.
Cualidades nutritivas
La cantidad de ácido fólico y de potasio es ligeramente superior en la uva negra que en el resto de variedades
La composición nutritiva de las uvas moradas varía ligeramente respecto a las variedades blancas. Las primeras son menos dulces, algo que se explica por la menor cantidad de azúcares (glucosa y fructosa). Contienen, por tanto, menos calorías, aunque la variación no es sustancial. Respecto a vitaminas y minerales, apenas hay variaciones con el resto de variedades salvo en el ácido fólico y el potasio. La cantidad de los mismos resulta ligeramente superior en la uva negra. Sin embargo, la uva negra tiene menor contenido en magnesio, mineral destacable en estas frutas.
La piel y las semillas de la uva negra concentran las sustancias antioxidantes (taninos y polifenoles). Ésta es precisamente la particularidad nutritiva que les da el valor nutricional añadido respecto a las variedades blancas. También en la piel se concentra la fibra que le confiere propiedades laxantes.
Color antioxidante
Resveratrol, taninos y antocianidinas son el trío antioxidante tanto de este alimento fresco como de los productos elaborados a partir del mismo como el mosto, el zumo e incluso el vino tinto. Los taninos son, a su vez los, los que hacen que la piel de la uva resulte áspera y astringente y que se sienta, al masticarla, una desagradable sensación de sequedad y amargor al mismo tiempo en la lengua. La presencia de taninos en tal cantidad muestra que el grano de la uva todavía está verde. A medida que madura el fruto, los taninos reaccionan entre sí y se agrupan. En este momento, la uva pierde astringencia.
Las antocianidinas son, a su vez, los pigmentos que colorean la piel de la uva morada, diferenciándola del resto. El resveratrol también tiene doble función. Además de su propiedad antioxidante, destaca por sus cualidades antifúngicas, es decir, protege a la uva del crecimiento de hongos.
Un reciente estudio de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) determinó que el zumo de uva morada tiene la concentración más alta y amplia de polifenoles antioxidantes (antocianidinas y resveratrol) en comparación con el resto de zumos de frutas analizados (manzana turbio y transparente, arándano, granada, naranja, pomelo, piña, tomate y uva blanca). Los resultados sirven de razones dietéticas que justifican el consumo habitual de zumo de uva (o de la propia fruta) para incrementar de forma natural los antioxidantes en la dieta, lo que ayudará a prevenir enfermedades degenerativas como las cardiovasculares y el cáncer.
Cada vez son más los SPA (centros que ofrecen tratamientos, terapias o sistemas de relajación) que incorporan entre sus tratamientos corporales la envoltura con extractos de uva morada. El objetivo es que los polifenoles de la piel, la pulpa y las pepitas de esta fruta desprendan su efecto antioxidante en la piel, depurándola de impurezas y contribuyendo tónicamente a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel.
Al margen de los efectos más o menos inmediatos de los polifenoles en contacto con la piel, la sensación placentera ya lo da el propio SPA con sus tratamientos reconfortantes.