El granizado es una bebida helada que se sirve cuando aún está cristalizada. El sorbete, en cambio, está a medio camino entre el granizado y el helado, contiene menos grasa que los helados cremosos, pero más azúcar. Ambas se pueden preparar en un momento y tomarse a media tarde, en el postre o como refresco a cualquier hora del día. La variedad para cada uno de ellos depende de la imaginación y los gustos de quien lo vaya a preparar, ya que se pueden elaborar con diversos tipos de frutas o con cualquier otro ingrediente.
El principal componente de los sorbetes y granizados es el agua, cuya presencia representa alrededor de un 85-90% de su composición. Por tanto, el contenido calórico de estos productos no es muy elevado, sino que ronda las 70 calorías por cada 100 mililitros. En su elaboración no se emplean materias grasas (a diferencia de los helados cremosos), por lo que no aportan grasa ni colesterol. Sin embargo, conviene no abusar del consumo de estos productos ya que, aunque no tienen grasas, aportan azúcar en cantidades significativas.
Los sorbetes contienen al menos un 15% de frutas, de ahí que su contenido de vitaminas procedentes de la fruta sea un poco superior al del resto de helados y polos, si bien dista mucho de la cantidad de vitaminas de una fruta fresca.
Ventajas e inconvenientes de su consumo
El consumo de sorbetes y granizados debe ser esporádico para evitar el exceso de azúcar
La ausencia de grasa y mandarinas. Si se desean emplear ingredientes distintos a las aspartamo. De este modo, los dos refrescos son aptos para personas con problemas de exceso de peso, diabéticos, así como para quienes tienen niveles altos de triglicéridos en sangre. Cualquiera que sea el caso, es un modo original y apetecible de refrescarse.