El limón es el símbolo de los cítricos pobres y el segundón de los campos de azahares. Sin embargo, ofrece infinitas posibilidades en la cocina, tanto en las recetas contundentes como en los postres y bebidas. Es, además, una fuente de hidratación muy interesante, con alto poder astringente y rico en potasio y vitaminas. Su precio es muy variable, como lo son sus cosechas, y los mejores frutos han de ser amarillos y verdes, sin manchas y sin arrugas. A continuación, se detallan las propiedades del limón, se aportan varias ideas para utilizarlo en la cocina y se explica cómo tener nuestro propio limonero en casa.
Propiedades del limón
Decir limón es pensar en amarillo y salivar. Esta fruta, que no se come a mordiscos sino que se convierte en zumo, es una de las más familiares y retratadas en bodegones, incluso usada como recurso decorativo. No es extraña esta popularidad, ya que del limón se conocen sus propiedades saludables desde tiempos inmemoriales, unas propiedades refrendadas por la ciencia y promulgadas por los defensores de la alimentación saludable y natural.
Por su contenido en vitamina C, ácido cítrico y sustancias de acción astringente, es útil para curar heridas de la boca, favorecer la digestión y cortar diarreas
Su componente mayoritario es el agua. De escaso valor calórico, destaca su contenido en vitamina C, ácido cítrico y sustancias de acción astringente, muy positivas para curar heridas de la boca, favorecer la digestión o cortar diarreas. La vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la resistencia a las infecciones y la absorción del hierro de los alimentos. Esta cualidad hace que un zumo de limón diario esté indicado para las personas que sufren anemia y durante el embarazo, más si se toma junto con un complemento de hierro en caso de tener anemia. Su mineral más abundante es el potasio, necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, lo que le convierte en un sustituto muy interesante del plátano.
Pero si por algo es conocido el limón como aliado de la salud es por ser la mejor herramienta contra el escorbuto, una enfermedad provocada por el déficit de vitamina C. En el pasado, también se usaba para combatir el tifus y todavía es una buena fórmula para mitigar la fiebre. Da buenos resultados en la lucha contra el tabaquismo, gracias a que favorece la eliminación de los tóxicos y la depuración del organismo, y sus niveles antibacterianos le hacen ser un aliado en los tratamientos contra catarros, bronquitis e incluso jaquecas. La formula más habitual de ingerir limones es exprimido en zumo, pero hay muchas otras maneras de incluirlo en la dieta.
El limón en la cocina: ideas variadas para usarlo
Pollo asado al limón, gallo a la plancha con limones y ajetes, y granizado de sandía y limón. Estas tres recetas conforman un menú saludable, variado y lleno de matices. Es la demostración de que un solo alimento, el limón, puede estar presente de forma reiterada para ofrecer resultados muy diferentes. El limón tiene esta cualidad. Su sabor trasforma sabores, despierta matices y potencia las características de los alimentos. También puede ocultar malos sabores o calidades mediocres, pero eso es obligarle a hacer trampas y usarlo de comodín, no de protagonista.
Una cocina variada y rica debe contar con limones para aderezar pescados al horno, enriquecer arroces y abrillantar frutas. Una ensalada de pepino veraniega estará más sabrosa con limón. Las recurridas pechugas a la plancha, frías o en ensalada, ganarán con un toque de este cítrico. Las gelatinas para refrescar las meriendas estarán más ricas con una gotitas de limón y el capricho de chocolate se realzará mucho si se toma con un gajo de esta fruta. Además, la porción que se consuma será más pequeña. En los pescados y en los fritos de pescado, el limón es un aliño recurrente.
Hay quienes no comen pescado si no lo adornan con limón o lo riegan con su zumo. Y también están los detractores de esa costumbre, a la que consideran una aberración, puesto que mata el sabor a mar. Cuestión de gustos. La acidez del limón acompaña muy bien a los pescados blancos, el calamar y la sepia, sobre todo si están cocidos. También rebozados. Los mejillones al vapor necesitan el limón para conseguir realzar su sabor, pero un gallo frito tal vez no lo precise. Un arroz a banda, un cebiche peruano o una ensalada del mar necesitan al limón para alcanzar el sabor buscado, pero en un besugo tal vez solo sea necesario para un toque. Es la demostración de la riqueza gastronómica de esta fruta. Amarilla, firme y duradera, que se encuentra todo el año en el mercado.
El limonero es un árbol. Aunque se muestre pequeño y pueda confundirse con un arbusto, no lo es y sus raíces precisan de mucha mayor profundidad que la exigida por plantas más pequeñas. Pero pueden crecer en una maceta si esta es grande, de al menos medio metro de altura, el calado que necesitan las raíces.
Si se quiere tener un limonero en el balcón o en la terraza, lo mejor es comprar un limonero joven, de dos años. Es más económico y es más fácil que el injerto agarre y se acostumbre a un hábitat limitado. Al trasplantar el injerto, este tiene que estar por encima de la tierra. Al sembrarlo, se debe podar un poco la copa para que le sea más fácil sobrevivir. Es muy resistente, pero necesita agua cada tres días y sol directo. En invierno se debe procurar que reciba al menos 5 horas diarias de sol. El follaje suelta aroma en las noches y su desarrollo es muy rápido. En poco tiempo, el árbol da frutos.