Los antiguos griegos creían que el espino tenía un efecto inmediato como vigorizante para las cabras, de ahí procede su denominación científica, Crataegus, es decir, cabras fuertes.
Con la raíz se fabricaban cepillos y hachas, y la madera ofrecía una buena lumbre a los hogares campesinos.
Lo primero que hay que alabar del espino blanco o albar son sus propiedades cardiotónicas, que lo convierten en un aliado a tener en cuenta para todas aquellas personas con problemas de corazón.
Recolección y secado de la planta: Los campos se llenan de flores de espino albar en primavera y los frutos surgen en los últimos días del verano. Las flores se conservan secas y emanan un sutil aroma que recuerda a la tila. Los frutos tienen un sabor acre, pero son muy apreciados por los pájaros del bosque.
Componentes y propiedades: Los principios activos que lo traducen en una planta aliada del corazón son: flavonoides, aminas, polifenoles, ácido cafeico y clorogénico, cumarinas y taninos.
* Aumenta el riego sanguíneo en las arterias coronarias y combate el espasmo causante de la angina de pecho. * Reduce el riesgo de padecer arteriosclerosis. * Tiene efecto regulador sobre la tensión arterial, capaz de hacerla descender en quienes la tienen alta y provocar su ascenso si se padece hipotensión. * Es beneficioso sobre todo en personas de edad avanzada, con problemas cardiacos y pérdida de memoria, al favorecer la circulación sanguínea en el cerebro.
No en vano, su elevada acción cardiotónica es la base de muchos medicamentos para tratar los trastornos circulatorios, y en países como Alemania, los médicos especialistas en cardiología, lo prescriben como tratamiento preventivo al menor síntoma de insuficiencia cardiaca.
Indicaciones: Está indicado como tratamiento profiláctico o complementario en problemas circulatorios diversos, trastornos del ritmo cardiaco, enfermedades coronoarias como la arteriosclerosis, angina de pecho, hipertensión, recuperación postinfarto.
También resulta útil en el tratamiento de los síntomas que acompañan a la úlcera provocada por estrés. Combinado con plantas sedantes como la valeriana y el tilo, el espino albar actúa bien contra el estrés, la ansiedad y otros trastornos nerviosos.
Contraindicaciones y precauciones: Dado que sus principios activos son la base de numerosos fármacos utilizados en el tratamiento de la patología cardiaca, no se deben sobrepasar las dosis indicadas. Y en caso de hipertensión arterial, se debe consumir solo bajo supervisión médica.
Formas de presentación vía oral y posología:
Infusión, decocción, tintura, jarabes y extractos secos y fluidos. Algunos ejemplos de recetas con espino albar:– Para combatir estados de inquietud, intranquilidad o los desánimos persistentes que pueden aumento de las pulsaciones. Combinamos a partes iguales 10 g de espino albar con mejorana, pasionaria (pasiflora), tila y anís estrellado, en una proporción de una cuchara rasa de la mezcla por taza, y se añade una ciruela seca. Se deposita la hierba en el agua recién hervida, se deja reposar bien tapada la infusión durante unos 15 minutos y posteriormente se cuela. Se recomiendan 3 tazas diarias durante un mes. Pasado este tiempo las taquicardias deberían haber desaparecido y las pulsaciones haber recuperado su ritmo normal.
– Infusión para regular la tensión sanguínea. Calentamos una cucharadita de espino albar por taza de agua, la mantenemos en reposo durante 10 minutos y la colamos. Debemos ingerirlo lentamente para que el organismo lo asimile. Bastan 2 tazas al día, una en ayunas y la otra al acostarse, pero en épocas de mayor tensión puede aumentarse a tres tazas.
– Para prevenir la arteriosclerosis. Mezclamos a partes iguales 10 g de espino albar, alcachofera, hipérico, muérdago, vincapervinca y hojas de olivo. Hervimos agua durante 3 minutos, echamos una cucharada de la mezcla por taza de agua, colamos y dejamos reposar 15 minutos. Se debe tomar en periodos de 9 días seguidos cada mes.