Las primeras semanas después del parto no implican solo la presencia de un nuevo miembro en la familia: también es una época de dormir poco (y mal), de mucho cansancio, de cambios físicos y hormonales en la mujer; en definitiva, de aprender a convertirse en madres y padres. Las primeras semanas del bebé son las más difíciles en casa. Para no perder la calma (ni a la pareja) es importante entender que el bebé acabará respetando cierta rutina. También, impulsar la comunicación de la pareja durante este periodo y comprender que, la llegada de un bebé puede compararse con una mudanza: con el tiempo, todo acaba encontrando su sitio.
Las primeras semanas del bebé son las más difíciles en casa
La llegada de un bebé modifica el modo de vida de la pareja. Nada volverá a ser igual una vez que se deja de ser dos para convertirse en tres -o más-. Pero, según cada caso, esto resulta más o menos problemático. Lo aconsejable es tratar de adaptarse a esa nueva realidad del mejor modo posible. Tanto la mujer como el hombre deben aprender a ser madre y padre, respectivamente. Pero, sin que eso implique olvidarse de que han sido, y son, pareja, amantes.
Es normal que la llegada del bebé trastoque la vida de la pareja
El momento más difícil para la pareja es, sin duda, el que sigue al parto. Ya durante el embarazo la convivencia de la pareja habrá experimentado cambios; pero es después del nacimiento del niño cuando la vida de los padres se trastoca por completo. «Los primeros meses del bebé son complicados», afirma la psicóloga perinatal Anainés Cazador. «Los médicos te dicen: ‘las primeras ocho semanas son así’. Y uno se pregunta cómo va a lograr sobrevivir así ocho semanas enteras».
Entender que el bebé acabará respetando cierta rutina
Los cambios físicos y hormonales de la mujer, el agobio por el desconocimiento ante tantas tareas nuevas, la falta de sueño y el cansancio. Son todos elementos que irrumpen de golpe, y a los que la pareja debe hacer frente lo mejor que pueda. «Todo depende de cada bebé y de cada pareja; pero la verdad es que, en esos meses, el bebé depende en un 100% de sus padres -en especial de la madre- y, por lo tanto, es imposible hacer una vida de pareja normal», admite Cazador.Cuando el bebé empiece a respetar ciertas rutinas de comida y descanso, la pareja podrá recuperar cierta normalidad
Esa fase inicial termina cuando el bebé empieza a respetar ciertos horarios, y rutinas de comida y descanso. En ese momento, la pareja suele comenzar a recuperar cierta normalidad. Poco a poco encontrarán los espacios para hacer cosas juntos: cocinar, tener conversaciones más extensas y para mantener relaciones sexuales.
Impulsar la comunicación de la pareja
La comunicación en la pareja es fundamental siempre y, de un modo especial, tras la llegada del bebé. Tienen que hablar de lo que les pasa, expresar sus necesidades y servirse de apoyo mutuo para evitar, en las situaciones más críticas, una ruptura de la pareja.
«Hay muchas cosas que los nuevos padres se verán forzados a dejar de hacer, bien porque la madre esté dando de mamar al bebé o bien, si el pequeño está llorando, porque hay que estar con él», asegura la psicóloga especialista en recién nacidos. Por ello, Cazador, aconseja, cambiar algunos hábitos y, por ejemplo, «aprovechar para dormir cuando el bebé duerme».
Muchos problemas surgen porque el foco de atención de la mujer pasa de su pareja al recién nacido
Los problemas a menudo surgen por el cambio que se produce en el foco de atención de la mujer, que pasa de su pareja a centrarse en el recién nacido. Muchos hombres no pueden evitar sentir celos del bebé. Además, es posible que los dos se sientan desbordados, agobiados por sus nuevas obligaciones como padres; y que estén demasiado irritables, debido a la falta de sueño. Todo esto convierte en vital que la pareja intente dialogar con tranquilidad. Si la comunicación falla, aparecerán las discusiones; y se corre el riesgo de entrar en una espiral peligrosa que acabe con el deterioro y posterior ruptura de la pareja.
Periodo de adaptación para todos
La psicoterapeuta señala que, aunque no son mayoría, muchas parejas no superan esta etapa y acaban por romperse. La especialista compara la situación que se vive durante el nacimiento de un bebé con la que se produce durante una mudanza. «Los primeros tres días todo es un caos porque tienes que volver a ordenar todo», explica Cazador.
La pareja debe entender que eso no siempre será así, salvo que no «ordene nada y viva entre cajas» sin desarmar. «Uno debe comprender que es una situación transitoria, complicada al principio, pero que, poco a poco, se normalizará», concluye la psicoterapeuta.
1. Dialogar mucho. Expresar del modo más abierto posible las sensaciones y necesidades, ya que, si no, su pareja no podrá conocerlas.
2. Tratar de mantener la calma. Puede parecer muy difícil en determinadas situaciones, pero ese es el objetivo: no perder los nervios y armarse de toda la paciencia posible tras el parto.
3. Pensar en la pareja como en un equipo. Un modo adecuado de evitar confrontaciones es pensar que los dos estáis trabajando con el mismo fin: el bienestar del bebé. Y los dos están aprendiendo, a ser madre -ella- y padre -él-.
4. Expresar el cariño. En estas semanas difíciles es importante que el compañero (y compañera) perciba el amor que sentimos. No hacen falta grandes gestos: un beso o una caricia se dan en un momento, y tienen mucho valor.