Entrevista

Fernando Dujo Rodríguez, responsable de la Unidad de Tratamiento por Ondas de Choque del Grupo Hospital Madrid

El tratamiento por ondas de choque es efectivo en un 90% de los casos
Por Clara Bassi 10 de noviembre de 2009
Img fernando dujo
Imagen: CONSUMER EROSKI

Las ondas sonoras se pueden transmitir, con una cierta intensidad, a distintos tejidos y lesiones del cuerpo humano. Este tratamiento por ondas de choque es una modalidad terapéutica reciente y muy poco utilizada en España. Sus aplicaciones son diversas, como la disolución de los cálculos renales, problemas traumatológicos, vasculares y de la piel, entre otros. Cada vez se descubren más usos de estas ondas, según expone Fernando Dujo Rodríguez, responsable de la nueva Unidad de Tratamiento por Ondas de Choque del Grupo Hospital Madrid.

¿En qué consiste el tratamiento por ondas de choque?

Es la aplicación de ondas sonoras para tratar los cálculos del riñón, los retrasos en la consolidación de las fracturas (cuando tardan en soldar entre seis y diez meses) o las pseudoartrosis, que se diagnostican cuando los huesos se unen en un periodo superior a diez meses y se forma una articulación falsa, en un punto donde no tendría que haber articulación y que implica una movilidad anómala. También se utiliza para disolver calcificaciones y tratar la inflamación de tendones (tendinitis), el codo del tenista (hipocondilitis) y el codo del golfista (epitrocleitis). Éstas son algunas de las aplicaciones fundamentales en traumatología, pero hay más.

¿Qué procedimiento se sigue?

Sobre la piel se aplica un gel, que ayuda a transmitir las ondas, y se coloca una bolsa provista de una gelatina. El gel regula la intensidad y favorece que las ondas se sientan más. Por este motivo, hay que esperar hasta que la analgesia, si es necesaria, haga efecto. Así se podrá aumentar la fuerza de las ondas sin que el paciente sienta dolor.

¿Cómo actúan las ondas de choque?

Impactan en los tejidos: si el objetivo es tratar fracturas, las ondas “chocan” en el tejido óseo y producen microfracturas a partir de las cuales se regenera el hueso. Si impactan en las partes blandas del cuerpo, al golpearlas, las ondas favorecen la disposición de los vasos sanguíneos y linfáticos -vascularización-, necesaria para que se formen nuevos tejidos.

¿La aplicación es igual en todos los casos?

Los sistemas fundamentales son tres: ondas neumáticas, electrohidráulicas y electromagnéticas. Las primeras tienen muy poca intensidad. Las electrohidráulicas se transmiten a través de un electrodo que genera una onda que, a su vez, mediante una membrana y un gel conductor (como si fuera una ecografía), penetra en un punto de una lesión y actúa en él. Las ondas electromagnéticas son muy potentes; se transmiten con aplicadores de tipo focal, que se concentran en un único punto, y radial, de forma que se distribuyen en una zona.

¿Sirven también para curar heridas de la piel?

En el caso de las electrohidráulicas, una máquina especial trata con ondas radiadas diversos problemas de la piel, como quemaduras, heridas, distintas úlceras (como las de decúbito) y zonas de necrosis superficiales. En todos estos casos, las ondas favorecen el aumento de la vascularización. Cuando un injerto fracasa, se utilizan para regenerar la piel y evitar otra implantación.

Los tratamientos por ondas de choque, ¿son menos agresivos que otros, como la cirugía?

“En quemaduras, heridas y distintas úlceras, las ondas favorecen el aumento de la vascularización, que ayuda a generar tejido nuevo”

No sólo son menos agresivos, sino que además, al aumentar la vascularización y regenerar el tejido, incluso cuando la terapia con ondas falle o no sea totalmente efectiva, mejoran la situación. Se consigue un sustrato más rico que permitirá llevar a cabo otros tratamientos con mejores resultados. Las ondas de choque son menos agresivas y no requieren anestesia, salvo en el caso de las pseudoartrosis antiguas, que obligan a aplicarlas con mayor intensidad y, por lo tanto, con anestesia regional.

¿Está extendido este tratamiento en España?

Se ha generalizado para la litotricia (deshacer los cálculos renales), pero su aplicación en traumatología y en la piel todavía no es muy frecuente. Para los tratamientos de piel sólo se puede emplear un modelo de máquina y, de momento, tan sólo hay dos unidades en España, mientras que del resto de ondas (neumáticas, electrohidráulicas y electromagnéticas) hay 18 máquinas. Los servicios públicos no disponen de ellas y, por ahora, sólo son de uso privado. Este tratamiento está poco extendido; en Europa, se aplica desde hace unos quince años y, en España, desde hace unos cinco, con muy buenos resultados.

¿Está contraindicado en algún caso?

No se puede aplicar en la zona de las vértebras, porque podría causar una irritación de la médula espinal. Tampoco en las costillas porque podría interferir en el pulmón y provocar un neumotórax. En el caso del aparato digestivo, hay que extremar las precauciones. Están contraindicadas en personas que toman anticoagulantes (como sintrom ®), ya que podrían originarles pequeños hematomas, aunque son locales y desaparecen; también en pacientes con procesos tumorales y en mujeres embarazadas.

¿Cuándo se decide aplicar a un paciente ondas de choque?

En primer lugar, se realiza un radiodiagnóstico para evaluar el estado o la evolución de la lesión que se pretende tratar. Se comprueba la fiabilidad, experiencia y protocolos que hay en España y en Europa en una determinada aplicación de la técnica. Puesto que el paciente acude por un dolor y lesión, se le practica una ecografía o una resonancia magnética para evaluar su situación y, si se constata que está indicado, se aplican las ondas de choque. Es importante hacer una selección de los pacientes, a quienes se explica los resultados obtenidos hasta el momento en casos similares.

¿Cuántas sesiones de ondas de choque son necesarias? ¿Qué duración tienen estos tratamientos?

Hay dos técnicas fundamentales. En Alemania, donde la Administración ha aprobado las ondas de choque como terapia, se aplican cada tres meses en tratamientos de mayor intensidad, mientras que en España, como todavía es muy reciente, se ha optado por repartir las dosis entre tres y cuatro sesiones, en un periodo de tres meses y con un seguimiento más directo a los pacientes. Esto no supone ninguna variación en el precio. Los dos sistemas cuestan lo mismo. En cuanto a la duración de los tratamientos, cuando se efectúan en tres o cuatro sesiones en las consultas ambulatorias, si se utilizan las nuevas máquinas, que son más rápidas, la sesión dura cerca de 10 minutos. Cuando se realizan con máquinas grandes, en quirófano, dura al menos media hora.

¿Este tratamiento está bien fundamentado?

Es una técnica seria, de medicina probada y apoyada por bibliografía médica. La sociedad internacional regula las ondas de choque de alta energía. Todos los especialistas las aplicamos según los mismos protocolos.

¿Cuál es el efecto del tratamiento?

Después de la sesión, las personas más sensibles pueden experimentar cierto dolor y, en ocasiones, necesitan un analgésico. Por norma general, una vez terminado el tratamiento, se espera un mes para confirmar su efecto radiológico. Entre el 80% y el 90% de los resultados son positivos en todas sus aplicaciones, es decir, en piel, huesos y tendones, entre otras. En algunos casos, alrededor de un 5%, son refractarios (no responden) porque no ha ido bien o por abandono de la terapia, pero incluso así se consigue un mejor sustrato para luego realizar la cirugía. El índice de curación se aproxima al 81% y el paciente tiene un mayor confort desde el inicio, se optimizan las instalaciones y el coste hospitalario un 100%, disminuye el periodo de los días impeditivos (sin actividad) en un 65% y no limita el uso de otras terapias.

NUEVAS APLICACIONES DE LAS ONDAS

Las ondas de choque que se utilizan para consolidar fracturas del hueso favorecen la formación de un estroma (armazón intracelular necesario para sostener la regeneración de un tejido) y, por lo tanto, de hueso. Esta filosofía, según explica Fernando Dujo, se ha aplicado en la colocación de implantes en la boca. Con las ondas se fijan los implantes, las prótesis y los injertos en la zona maxilar superior, para que prendan antes y todas las fases del proceso sean más rápidas.

Cuando no se usaba esta técnica, entre la colocación de los implantes y del injerto debían transcurrir de tres a cuatro meses, mientras que ahora este paso se ha acelerado. Pero no acaban aquí sus beneficios. Ayudan en la regeneración y crecimiento de los nervios seccionados. Es un hallazgo importante y con buenos resultados, aunque está en fase de estudio en personas, si bien el ser humano no es el único beneficiario de este tratamiento; también se contempla su uso veterinario. En caballos de competición se utilizan para tratar las lesiones óseas, añade Dujo.

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