Las enfermedades crónicas son dolencias que se desarrollan poco a poco con el paso de los años. Enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales o la diabetes mellitus tipo 2 son algunas de ellas. Los cambios demográficos, junto con el envejecimiento progresivo de la población, han provocado que estas afecciones sean las responsables del 80% de todas las consultas en Atención Primaria y del 60% de todos los ingresos hospitalarios que se realizan en España. En este artículo se describe cuál es la situación de las enfermedades crónicas en nuestro país y por qué ofrecer más información y autonomía a los pacientes repercute en el control de su enfermedad.
Las enfermedades crónicas en los países desarrollados suponen la primera causa de muerte y de discapacidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en 2015, de los 64 millones de personas que se prevé que fallezcan, 41 millones morirán por una enfermedad crónica.
En España, las enfermedades crónicas están detrás de ocho de cada diez consultas en Atención Primaria y seis de cada diez ingresos hospitalarios, y el 20% llegan al hospital porque su enfermedad está mal controlada. Además, son la primera causa de gasto sanitario en nuestro país (dos terceras partes), ya que la cifra en los pacientes con más de una enfermedad crónica puede multiplicarse, incluso, por seis. Tampoco hay que olvidar que tienen efectos adversos en la calidad de vida de las personas.
Enfermo crónico, mejor paciente informado
Las enfermedades crónicas son la primera causa de gasto sanitario en España
Centrado en el objetivo de buscar respuestas para los pacientes pluripatológicos, se ha celebrado el reciente Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico, organizado por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), con la colaboración de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía. Este evento ha reunido a más de 1.000 profesionales que han debatido sobre la mejor manera de ofrecer continuidad asistencial dentro y fuera del hospital y compartir las intervenciones sanitarias y sociales con el enfermo y su entorno.
Uno de los elementos clave en las estrategias para las enfermedades crónicas es que el paciente sea activo. Esto se consigue con formación que dote al enfermo de autonomía, para que sea capaz de tomar decisiones compartidas junto con los profesionales, y que estos tengan en cuenta, además del tratamiento que necesita la persona, de cuáles son sus preferencias y cuál es su contexto.
Así, un paciente informado gestiona mejor su enfermedad y tiene una tasa mayor de adherencia al tratamiento, lo que repercute en su calidad de vida y en la evolución de la enfermedad; en definitiva, trasciende en todo el sistema sanitario. Por este motivo, este año y por primera vez en el marco del congreso, se ha incorporado a personas con enfermedades crónicas y, de manera conjunta, se ha celebrado la I Conferencia Nacional de Pacientes Activos, para promover un punto de encuentro de todo el esfuerzo que se está haciendo en nuestro país en la formación de pacientes expertos.
Enfermedades respiratorias crónicas
En este congreso también se ha hecho referencia a aspectos que giran alrededor del paciente crónico y que son determinantes en su evolución y su calidad de vida. Uno de los temas tratados han sido las enfermedades respiratorias crónicas.
El estudio «Factores clínicos, funcionales y sociales asociados al tiempo de estancia hospitalaria en pacientes pluripatológicos«, presentado en este congreso que este año alcanza su sexta edición, concluye que la duración de la estancia hospitalaria cuando se sufre una enfermedad respiratoria crónica depende de la propia dolencia y de la edad del afectado, pero también de los riesgos y problemas sociales y de qué y cuántas enfermedades más acompañan a un paciente.
Así, las personas que al ingreso tienen una enfermedad respiratoria crónica ven incrementada su estancia en 2,7 días, aunque este periodo se alarga cuantas más enfermedades tenga el paciente en el momento de la entrada en el hospital. Además, suelen ser ancianos con antecedentes de ingresos previos que necesitan más cuidados.
El papel del trabajador social en el hospital es clave en el manejo de estos pacientes. En el estudio, la mayor parte de los enfermos presentaban un problema social (56,5%) o estaban en riesgo de tenerlo (35,2%), y esta persona se encarga de realizar una intervención precoz al ingreso y planifica el alta, evitando que el alta médica se retrase por problemas sociales o familiares.
De forma habitual, se asocia enfermedad crónica a edad avanzada. No obstante, según datos de la OMS, esta es una idea errónea: la mitad de las muertes por enfermedad crónica ocurre antes de los 70 años, y el 35%, en pacientes de menos de 60 años. Son las personas de países con bajos y medianos ingresos las más vulnerables a sufrir una de estas dolencias, sobre todo, en la edad adulta. En estos países, por la adopción de hábitos de salud insanos, poca cultura de prevención y pocas estrategias para su detección precoz, se desarrollan a una edad más temprana y los afectados fallecen de manera prematura.