El trastorno por acumulación puede iniciarse a cualquier edad, aunque es más probable que empiece entre los veinte y los treinta años. Es un trastorno diferente al síndrome de Diógenes, que se asocia con la incapacidad de tirar todos los objetos inservibles y acumular basura en casa. Está clasificado como un subtipo del trastorno obsesivo-compulsivo y los afectados no mejoran con los fármacos que ayudan a controlar los impulsos. Por norma general, el afectado solo busca ayuda del especialista cuando se deteriora su vida personal o profesional, ya que está convencido de que los objetos que amontona pueden serle útiles en un momento u otro. El tratamiento que se aplica es una combinación de psicofármacos y psicoterapia.
El trastorno por acumulación se caracteriza por la colección excesiva de objetos y la incapacidad de desecharlos. Como no es sencillo llenar la casa de objetos, las personas que lo sufren compran, roban, piden a otras personas que les regalen objetos o los recogen de la calle. El criterio para decidir qué objetos se quedan es creer que les pueden ser de alguna utilidad en el futuro. Pero, en realidad, recogen multitud de objetos que es prácticamente imposible que utilicen en alguna ocasión.
De este modo, acumulan objetos inservibles que acaban desordenados, sucios, provocan malos olores y ocupan espacios vitales de la casa. Por tanto, empeoran las condiciones de higiene y salubridad de su hogar y se deteriora la convivencia con los familiares. Este comportamiento causa una importante angustia al afectado, así como dificultades en las relaciones personales y problemas de salud pública debido al acaparamiento de materiales peligrosos u objetos muchas veces sucios o en estado de descomposición.
Un trastorno con síntomas obsesivos
Los afectados por el trastorno de acumulación recogen objetos inservibles que acaban desordenados, sucios y en espacios vitales del hogar
Aunque los primeros síntomas se desarrollan, a menudo, entre los veinte y los treinta años, esta enfermedad puede detectarse a cualquier edad. Los afectados padecen en general síntomas obsesivos y, por este motivo, está clasificado como un subtipo del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Según algunos estudios, un 30% de los pacientes que sufren TOC desarrollan trastorno por acumulación. No obstante, algunos especialistas consideran que esa dolencia no debería incluirse dentro del trastorno obsesivo-compulsivo porque las personas que lo sufren no mejoran con los fármacos que ayudan a controlar los síntomas.
Además, estos no se resisten a sus compulsiones y no desean iniciar un tratamiento. Es el deterioro de su vida personal o profesional lo que motiva la consulta al especialista, no la propia condición patológica de la conducta, ya que ellos están convencidos de que los objetos que acumulan pueden serles útiles. El tratamiento es, a menudo, una combinación de psicofármacos y psicoterapia.
Otros trastornos por acumulación
Aparte de este trastorno, hay otros que forman parte de la recolección patológica, como la conducta acumuladora estereotipada, el síndrome de Noé y el síndrome de Diógenes. La conducta acumuladora estereotipada se inicia después de un problema neurológico (como un tumor cerebral). La persona que lo sufre muestra una conducta estereotipada y repetitiva. Es el caso de un paciente, que llegó a almacenar más de 5.000 balas de juguete en unos dos años. Por otra parte, el afectado por el síndrome de Noé hace acopio de animales domésticos, comida y objetos que cree que le pueden ser útiles en su cuidado, aunque en realidad no atiende correctamente sus necesidades básicas.
Se debe diferenciar el trastorno por acumulación del síndrome de Diógenes, quizá más conocido, ya que en los últimos años se ha difundido más en los medios de comunicación. La diferencia fundamental es que las personas que sufren síndrome de Diógenes no tiran los objetos. Amontonan toda clase de residuos que se generan en su casa: restos de comida, ropa que habría que desechar, objetos rotos, etc.
Descuidan de manera alarmante su higiene personal y tienen tendencia a aislarse socialmente (algo que no ocurre en el trastorno por acumulación). Tampoco tienen conciencia de su trastorno y, por tanto, no entienden las quejas de sus vecinos. A menudo, tienen problemas en su comunidad porque estos acostumbran a llamar a las fuerzas de seguridad o los servicios sociales por culpa del mal olor. Este síndrome se desarrolla con más frecuencia en personas de la tercera edad o al mismo tiempo que una demencia.
A muchas personas les encanta coleccionar sellos, monedas, llaveros, cromos de fútbol o latas de cerveza. Los expertos denominan a este fenómeno “conducta acumuladora normal” o “del coleccionista”. Por tanto, no es una conducta patológica. Se inicia a menudo en la infancia y los objetos que se coleccionan tienen cierto valor, son intercambiables con otros coleccionistas y se guardan de una forma ordenada.