La soledad es un factor importante de sufrimiento psicológico. Ahora, un reciente estudio publicado en la revista ‘Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry’ señala que, además, puede afectar de forma negativa a las funciones cognitivas de los mayores. En este artículo se describe cómo las personas de la tercera edad que no tienen apoyos sociales y se sienten solas muestran un riesgo mayor de sufrir deterioro cognitivo debido a la demencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la demencia como «un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria«. Aunque la enfermedad de Alzheimer es la más frecuente (representa entre el 60% y el 70% de los casos), hay otros tipos como la demencia por cuerpos de Lewy, la demencia vascular (consecuencia de infartos y hemorragias cerebrales) o la degeneración frontotemporal.
La OMS estima que en el mundo hay unos 35 millones de personas que padecen deterioro cognitivo y entre un 2% y un 8% de la población de 60 años o más lo padece en algún momento de su vida.
El impacto personal y social de la demencia
Los factores psicológicos como el sentimiento de soledad y la depresión asociados al riesgo de sufrir demencia se estudian cada vez más. Otros factores que contribuyen a desarrollar la enfermedad, como indica la OMS, son «las enfermedades vasculares, como la diabetes, la hipertensión y la obesidad en la mediana edad, el tabaquismo y la inactividad física».
Este problema de salud genera un fuerte impacto psicológico y social, ya que los afectados son muy dependientes. El deterioro que provoca la enfermedad es progresivo. En las primeras etapas, los afectados tienen muchos despistes y pierden la noción del tiempo. Luego, olvidan acontecimientos recientes y nombres de personas, se comportan de forma extraña y necesitan ayuda para realizar muchas actividades cotidianas. En las fases más avanzadas de la enfermedad, pueden ser agresivas, se pierden y dejan de reconocer a amigos y familiares.
En los países desarrollados cada vez hay más personas mayores y, en consecuencia, más casos de este deterioro progresivo e irreversible. Según un estudio realizado en EE.UU. y publicado en ‘The New England Journal of Medicine’, el coste económico que suponen las demencias se habrá duplicado en el año 2040.
Soledad y demencia
La soledad también podría ser una reacción psicológica cuando empiezan los primeros signos de la demencia
Para analizar cómo influye la soledad en la demencia, un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam (Holanda) hicieron un seguimiento durante tres años a 2.000 personas mayores sin síntomas en el momento de inicio del sondeo. Este formaba parte de un proyecto más amplio conocido como Estudio de la Tercera Edad en Ámsterdam (AMSTEL), con el que los científicos querían evaluar los factores de riesgo para la depresión y la demencia en las personas mayores.
En el AMSTEL, los investigadores analizaron los signos de soledad y su relación con el deterioro cognitivo. Para ello diferenciaban a quienes se sentían solos de los que no tenían esta sensación aunque vivieran solos, no estuvieran en pareja o no tuvieran apoyo social.
Al cabo de los tres años que duró el estudio, el 13,4% de las personas que se sentían aisladas tenían demencia. En cambio, solo el 5,7% de las que afirmaban estar solas, pero sin sentir soledad, desarrollaron la enfermedad. Así que la soledad aumenta de forma clara el riesgo de sufrir esta pérdida progresiva de las funciones cognitivas.
Pero la investigación arrojó otras conclusiones interesantes: el 10% de las personas que vivían solas sufrían demencia al final del estudio; y solo el 5% de quienes vivían acompañadas.
Los autores del estudio señalan que «todavía no se conoce bien el papel de los sentimientos de soledad y del aislamiento social en su desarrollo». En su opinión, la soledad podría afectar de manera negativa a las capacidades cognitivas, ya que las personas que se sienten solas las utilizarían mucho menos que las que tienen más relaciones sociales. Aunque también podría ser que la soledad fuera una reacción psicológica cuando empiezan los primeros signos de pérdida de la función cerebral.
A la vista de la relación entre soledad y demencia, los autores del AMSTEL consideran que es necesario “un mejor conocimiento del sentimiento de soledad en esta enfermedad para identificar a las personas que tienen más riesgo de padecerla“. Es fundamental realizar un diagnóstico precoz, ya que no hay ningún tratamiento que pueda curar la enfermedad.
Además, según el Informe Anual sobre el Alzheimer 2011 realizado por Alzheimer’s Disease International (ADI), solo el 25% de los 35 millones de afectados por algún tipo de deterioro cognitivo ha sido diagnosticado y realiza un tratamiento.