En todo el mundo, hoy en día se estima que hay 44 millones de personas con demencia. Una de las causas es el envejecimiento de la población, que hace que aumente de forma progresiva el número de afectados. De hecho, se augura que, hacia el año 2050, esta enfermedad podría convertirse en uno de los principales retos de los servicios de salud. En este artículo se describe qué es la demencia, qué supone para el afectado y su entorno cercano y qué retos plantea para los sistemas de salud este deterioro de la función cognitiva.
Demencia: qué es y qué supone para el afectado
Se vive más años gracias, entre otros factores, a la mejora de la atención sanitaria en las últimas décadas y a que se disfruta de un mayor nivel de vida, a pesar de que la crisis ha supuesto un paso atrás en este sentido. Pero, en comparación con 40 o 50 años atrás, las condiciones de vida son mucho más saludables. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas con 60 años o más se ha duplicado desde 1980. Y se estima que en el año 2050 habrá unos 2.000 millones de personas con 60 años o más en todo el mundo. Una buena noticia que tiene su peaje: cada vez habrá más casos de enfermedades que afectan sobre todo a las personas mayores. Y la demencia es una de ellas.El 70% de los cuidadores de personas con demencia desarrolla problemas de depresión, estrés o ansiedad
Como señala la OMS, la demencia es un síndrome «por norma general, de naturaleza crónica o progresiva, caracterizado por el deterioro de la función cognitiva (la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal. La demencia afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio«.
Hay diversos tipos de demencia. La más conocida y frecuente es la enfermedad de Alzheimer, una dolencia neurodegenerativa que afecta a las áreas cerebrales relacionadas con la memoria, el lenguaje y el pensamiento. Se calcula que entre el 60% y el 70% de las personas que sufren demencia padecen la enfermedad de Alzheimer. La segunda demencia más común es la demencia vascular, provocada por una enfermedad vascular cerebral como una isquemia (interrupción del suministro de sangre al cerebro) o una hemorragia. La demencia por cuerpos de Lewy es otra forma frecuente, y está causada por la acumulación de unas estructuras anormales en varias zonas del cerebro, lo que genera síntomas como alucinaciones, confusión o pérdida de memoria.
La demencia: todo un reto para los sistemas de salud
Según un estudio de la Alzheimer’s Disease International (ADI), en la actualidad hay 44 millones de personas que sufren demencia en todo el mundo. Y se prevé que, hacia el año 2050, unos 135 millones de personas padezcan esta enfermedad; es decir, el triple de casos. En España se estima que hay alrededor de 600.000 personas que tienen esta dolencia y el número de fallecimientos causados por la enfermedad de Alzheimer se ha duplicado entre los años 2000 y 2011. Por este motivo, tanto esta enfermedad como el resto de las demencias se prevé que se conviertan en uno de los principales retos de salud para los sistemas sanitarios en las próximas décadas.
Aparte de la importancia del número millonario de futuros afectados, las demencias provocan discapacidad y dependencia, que supone un importante impacto económico en los servicios de salud. Según un estudio publicado en la revista ‘Dementia’, el coste económico de estas enfermedades en España fue de unos 14.000 millones de euros en el año 2009, de los cuales dos tercios se destinaron al Alzheimer. Y, según la OMS, el coste de las demencias en todo el mundo en el año 2010 fue de unos 440.000 millones de euros, una cantidad equivalente al 1% del producto interior bruto (PIB) mundial.
Por otro lado, las demencias afectan también a los familiares y los cuidadores, que suelen ser mujeres o hijas de los enfermos. Se estima que el 70% de los cuidadores de personas con demencia desarrollan problemas de depresión, estrés o ansiedad.
Además, todavía no hay ningún tratamiento curativo para estas enfermedades. Así que, los esfuerzos van dirigidos, en especial, a retrasar los primeros síntomas de las demencias. En este sentido, mantenerse activo física y mentalmente puede ayudar a posponer su aparición.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 58% de las personas que sufren demencia vive en países con bajos o medios ingresos. En estas regiones, se dedica mucho menos dinero y recursos a atender a los pacientes. Pero el problema es que el número de personas con demencia aumentará, sobre todo, en los países menos desarrollados. La Alzheimer’s Disease International asegura que, en el año 2050, el 71% de las personas con demencia vivirá en países con ingresos bajos o medios.