La Comisión Europea ha pedido a España que aplique medidas para poner freno al fraude por atún adulterado. Según las autoridades comunitarias, se estaría comercializando como fresco un atún que debería ir a la industria conservera. Como recoge el diario El País, la Comisión Europea habría denunciado la venta de lomos de atún rojo descongelados como si fueran frescos. El problema radica en la manera de hacer pasar por pescado fresco un producto que en realidad no lo es y en que este pez podría estar relacionado con casos de toxiinfección alimentaria. El artículo explica el tipo de fraude alimentario que se está produciendo con el atún rojo y qué medidas se aplican.
El atún rojo es uno de los alimentos que más ha estado implicado recientemente en casos de fraude alimentario, junto al aceite de oliva y al cerdo ibérico. Ha pasado de un consumo bajo a considerarse un bocado gourmet. Hace unos años, y debido a la alarma de que el atún rojo estaba en riesgo de extinción, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (ICATT) limitó las capturas y fijó cuotas para la recuperación de las especies.
Atún rojo que no lo es
La sustitución de una especie por otra de manera voluntaria constituye un fraude, desequilibra el mercado y engaña al consumidor. En el caso del atún rojo, para lograr modificar su aspecto y mejorarlo, se le inyectan extractos vegetales y ciertos aditivos, como nitritos, que le hacen mantener el color rojo intenso, como si fuera fresco.
En el año 2016, la Comisión Europea enviaba una carta en la que advertía del tratamiento ilegal de atún con extractos vegetales e informaba de que esta práctica es alarmante, ya que el empleo de nitritos como aditivo en pescado y productos de la pesca no está autorizado y su utilización como extracto vegetal no cumple con los criterios de identidad y pureza que establece el Reglamento 231/2012.
El uso de extractos vegetales en pescado y productos de la pesca no está autorizado por la legislación vigente
En ese momento, la Comisión ya reconocía que este uso «no solo engaña al consumidor por la modificación del color, sino que puede confundir sobre los niveles de histamina», que puede tener efectos alérgicos. Los expertos comunitarios ya denunciaban entonces que esta práctica fraudulenta constituye un «beneficio económico» y se pidió a las autoridades españolas poner freno a estas actividades para evitar crisis alimentarias por fraude.
El empleo de extractos vegetales y de aditivos en atún sirve para que el producto tenga un color que le corresponde a la especie Thunnus thynnus, de gran valor, y denominarlo «atún rojo», cuando en realidad a lo mejor se trata de otra especie menos valorada como Thunnus albacares. Además, otro gran problema es que este tratamiento puede tapar y enmascarar un deterioro del producto, lo que significa que aumenta el riesgo alimentario de los consumidores.
Contaminación con histamina
Este uso fraudulento también está relacionado con la presencia de histamina en cantidades elevadas, una sustancia que se encuentra en el pescado en el que han crecido bacterias a causa de la mala conservación. Según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), a lo largo del año 2017 se han gestionado un total de 15 alertas por la presencia de altas concentraciones de histamina en el atún. En total, ha confirmado la intoxicación de 154 personas en España, así como en otros países europeos, de los que al menos 105 casos se han originado por productos comercializados por una empresa almeriense, con una importante distribución nacional y europea en Francia, Alemania, Italia y Portugal. La intoxicación cursa con episodios de dolor de cuello, rubor, sudor, náuseas, vómitos y cefaleas. Por el momento, las autoridades sanitarias mantienen cerrada la línea de producción de la compañía responsable como medida de prevención.
La aparición de histamina en el pescado tiene que ver con dos motivos: una mala higiene en la manipulación y una mala conservación (elevadas temperaturas durante un tiempo prolongado). Es, por tanto, un síntoma de alta contaminación bacteriana. Debe tenerse en cuenta que un pescado que contenga altos niveles de histamina no tiene por qué oler mal. Además, la cocción, la congelación o el envasado no destruyen la toxina una vez ya se ha formado. La única forma de no intoxicarse es no consumir pescado contaminado. Y para evitar su presencia debe asegurarse la cadena de frío y no alargar en exceso la vida útil del producto.
Pescado fraudulento
Un estudio realizado en 2015 por expertos del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), reconocía ya entonces que «el 40% del atún rojo comercializado es fraudulento y que se está vendiendo como rojo atún de aleta amarilla y patudo o blanca». Según la investigación, «casi uno de cada dos pedazos de atún rojo es pescado fraudulento». Incluso detectaron piezas «teñidas» con remolacha para hacerlas pasar por atún rojo.
Los expertos del CSIC determinaron que el pescado en cuestión no conllevaba ningún riesgo para la salud pero que, en realidad, pertenecía a un pariente lejano del tan apreciado Thunnus thynnus. El estudio también evidenció que los puntos de venta como pescaderías o restaurantes no podían ofrecer el documento de captura del atún rojo, que debe facilitar el proveedor con el producto.