La variedad de los suelos españoles es de las más altas de Europa y del mundo. Amenazas tan diversas como la agricultura intensiva, la construcción o la contaminación han provocado que su situación sea mala en general. A pesar de que el bienestar de los ciudadanos depende de su buen estado, las iniciativas de restauración de los suelos en España son muy escasas. Así lo señalan los expertos en Edafología, la ciencia que estudia este recurso natural, que proponen diversas medidas urgentes para su recuperación, antes de que sea irreversible.
Así son los suelos en España
La diversidad de suelos en España es una de las más importantes de Europa y del mundo, según los expertos en Edafología, la ciencia que estudia esta parte de la naturaleza. En un territorio relativo tan pequeño como el español se encuentran representados la mayor parte de los taxones (cada una de las subdivisiones de la clasificación edafológica) descritos de manera global. “No sólo hay tipos de suelos representativos de las zonas climáticas actuales, desde climas fríos (alta montaña) a los áridos y semiáridos del sur y este de la península, entre otros, sino que también albergan tipologías de extrema aridez con otras heredadas de los climas tropicales del pasado”, señala Cecilio Oyonarte, profesor titular de la Universidad de Almería.
Juan Sánchez, catedrático de Edafología en la Universidad de Valencia (UV), subraya la alta diversidad tanto de la Península, con suelos a nivel macroclimático Atlántico, Continental y Mediterráneo, como también los de las islas Canarias, gracias a su origen volcánico y su singularidad climática.
La conservación del suelo en el mundo es lamentable y España no es una excepción
Edoardo A.C. Costantini, científico del Centro de Investigación italiano CRA-ABP, destaca una peculiaridad del suelo español: hay zonas que han sido estables desde un punto de vista geológico durante millones de años. Este hecho ha favorecido el desarrollo y persistencia de paleosuelos (suelos muy antiguos) difíciles de encontrar en otros lugares del mundo, en especial en Europa, como los de las superficies de tipo rañas.
Juan José Ibáñez, Científico titular del CSIC (CIDE Valencia) afirma que España es el único país de la Cuenca Mediterránea con restos antiguos de un cratón (masa continental rígida desde un lejano pasado geológico), localizados en la mitad occidental de la Península Ibérica. También destaca los paleoclimas pasados, que van desde los subtropicales húmedos hasta los periglaciares que legaron las glaciaciones cuaternarias.
Mal estado general de conservación
Juan Sánchez, de la UV, señala como casos concretos de mayor degradación los suelos dedicados a la agricultura de secano abandonados en pendientes acentuadas y los utilizados por la agricultura intensiva, cubiertos con pesticidas químicos y/o regados con aguas de baja calidad (salinas). En este caso, destacan como zonas más afectadas el Levante y el Sudeste de la península. La erosión hídrica acelerada, los incendios forestales, la contaminación y la destrucción de los suelos, y la urbanización y asfaltización acelerada habrían llevado a estas zonas a su precaria situación actual, según este experto.
No obstante, algunos suelos se encuentran mejor que otros. Sánchez afirma que su conservación es “en general muy aceptable” cuando su ecosistema tiene una figura legal de protección, “aunque hay excepciones muy lamentables, como las Tablas de Daimiel“.
En las zonas accesibles, llanuras aluviales y áreas de laderas suaves, así como en las zonas forestales con prácticas de explotación sostenibles, el nivel de conservación del suelo es “aceptable”. El experto de la UV señala a los sistemas montañosos de la Cornisa Cantábrica, Pirineos, Sistema Central e Ibérico, dehesas castellanas, Sierra de Cazorla y Grazalema en Andalucía y las islas de La Gomera y La Palma como los suelos mejor conservados.
Principales amenazas y cómo combatirlas
El suelo en España sufre en la actualidad diversas amenazas provocadas de forma directa o indirecta por el ser humano: degradación física y química, salinización, contaminación local y difusa, erosión hídrica, y en menor lugar eólica, pérdida por sellado (en especial el asfaltado), etc.
Para Sánchez, la amenaza más importante es el sellado, si bien la recesión económica actual ha frenado en parte este proceso. La erosión de los suelos agrícolas marginales y zonas forestales degradadas, así como la salinización secundaria y contaminación en los suelos agrícola intensivos, también son problemas de suma importancia según este especialista de la UV.
En el ámbito nacional, no se llevan a cabo medidas de restauración; sólo se aprueban unas pocas iniciativas locales o autonómicas
Ibáñez destaca la litoralización del mundo, agravada en España por el enorme peso de la construcción. Por este motivo, asegura este experto, gran parte de los buenos suelos litorales, antaño muy fértiles y productivos (como los de las huertas valencianas y murcianas) han sucumbido bajo el cemento. De forma similar, casi todos los suelos de los valles fértiles de los corredores fluviales de la Comunidad de Madrid han sido presa de polígonos industriales y urbanizaciones. De acuerdo a Ibáñez, al contrario que en otros países de la UE, ni los geoparques (conservación del patrimonio Geológico), ni la red natura (preservación de la biodiversidad) contemplan una adecuada protección de los taxa en peligro de extinción.
Cómo mejorar los suelos
En opinión de los expertos, se deberían asumir diversas medidas urgentes para salvar a los suelos de su actual estado de pérdida y/o degradación:
- Utilización de sistemas agrícolas más respetuosos con el medio ambiente, y en particular con el suelo. La reducción del uso de pesticidas químicos y el desarrollo de una normativa que regule las buenas prácticas agrícolas son esenciales.
- Aprobación y puesta en práctica de figuras legales específicas para la preservación de los suelos, ya sea por su interés biológico, geológico, cultural y económico. La Directiva Europea sobre la Protección del Suelo todavía no ha sido aprobada por el Parlamento Comunitario. En el ámbito estatal, sería básica una Estrategia Española de Protección del Suelo que agrupe las medidas de los Planes Nacionales y que incida en la importancia de los recursos edáficos frente al cambio climático. La aprobación de los Planes de Uso y Gestión de los Espacios protegidos es también un elemento relevante.
- Aplicación de una ordenación del territorio que contemple una evaluación seria del suelo. Es urgente completar la cartografía nacional de suelos a escala adecuada para la toma de decisiones.
- Asesoramiento de expertos antes de comenzar un proceso de recuperación: muchas de las medidas que han sido justificadas para este objetivo han tenido un efecto negativo sobre el suelo, al ser planificadas desde el desconocimiento.
- Aumentar la formación e investigación en Edafología: en EE.UU., el Senado ha aprobado una Carta para mejorar la mala situación de estos profesionales. En España, esta ciencia apenas aparece en la enseñanza primaria y secundaria, y en la universitaria no ocupa el lugar que sería necesario.
- Incremento de la información y divulgación entre los ciudadanos sobre la importancia del suelo y las buenas prácticas necesarias para su conservación.