El Día de la Infancia se aprovecha para revelar los logros y las necesidades relativas al futuro de los niños. Durante el resto del año, numerosas ONG desempeñan su labor a favor de los pequeños en todo el mundo y es ahora cuando tienen la mejor oportunidad para que los ciudadanos les escuchen y, si lo estiman oportuno, les ayuden. Los logros son enormes, pero las necesidades circulan por caminos casi parejos. Unos nueve millones de niños menores de cinco años conforman todavía la estadística anual de fallecimientos.
Trabajo a favor de los derechos de la infancia
El 20 de noviembre todas quieren aprobar el examen. Son numerosas las organizaciones que trabajan por el bienestar de los menores, cuyo día se dedica a “la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero”. El Día Universal del Niño recuerda una vez al año que se debe actuar. Pero son numerosas las entidades que tienen claro este mensaje durante los otros 364 días.
En 89 países no hay una legislación que proteja a los niños de la violencia en las escuelas
Es frecuente que en esta jornada se otorgue relevancia a las cifras dramáticas, porque todavía lo son en determinados ámbitos y para atraer la atención de los ciudadanos, cuya colaboración, ya sea como voluntarios o como donantes, es inestimable. Sin embargo, también se resaltan los resultados del esfuerzo que se realiza para superarlas. En este trabajo, las contrapartes locales son indispensables, ya que estas entidades actúan en el lugar que se beneficia de la ayuda y conocen las carencias de la población atendida.
Con la colaboración de SCODA, Ayuda en Acción trabaja en Kenia para combatir la esclavitud infantil, una realidad en las playas de Usigu, al noroeste del país. Manos Unidas también atiende a los menores más vulnerables y, durante este año, ha aprobado 59 proyectos relacionados con la infancia. El fin de ambas es la defensa de los derechos de los niños, en algunos países amparados por la ley y, en otros, donde no se celebra siquiera su “nacimiento”, a pesar de que la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) se aprobó hace 21 años con carácter de ley internacional jurídicamente vinculante.
El segundo informe “Aprender sin miedo” de Plan pone de manifiesto que un total de 89 países carecen de una legislación que proteja a los niños de la violencia en las escuelas, considerada “una vulneración de los Derechos del Niño, que tiene serias repercusiones sobre el alumno”.
Referido a la educación, uno de los proyectos apoyados por Manos Unidas es la Red de Escuelas infantiles para niños beduinos en el desierto de Judea. Esta red surgió a partir de una escuela construida por misioneras combonianas, junto con diversas organizaciones y jóvenes voluntarios. En una zona donde solo se permiten haimas y barracas, en buena parte “sin agua corriente, luz eléctrica ni servicios higiénico-sanitarios”, en 2008 se puso en pie un colegio formado por 3.000 neumáticos rellenos de tierra. Estos dan forma a cuatro aulas, un despacho de administración, un patio y servicios.
Desde Alboan, se ha iniciado la campaña de Navidad para apoyar un proyecto educativo de Fe y Alegría en Chad (África). El objetivo es sensibilizar a los ciudadanos sobre las condiciones de vida de los menores que habitan en la región de Guéra, en el centro del país. A ellos se destinarán los fondos que se recauden, que servirán para atender las necesidades educativas de unos 3.000 alumnos, la mayoría de Educación Primaria. “Queremos promover que todos los niños y niñas de Chad tengan acceso a una educación básica de calidad para que tengan la oportunidad de formarse y desarrollarse”, señala la entidad. En Chad, menos del 40% de los menores completa este nivel educativo y solo un 14% de la población acude a la escuela durante los años de educación obligatoria. La tasa de analfabetismo supera el 70%.
Las niñas, una situación todavía peor
La ONG Ayuda en Acción ha aprovechado este año la jornada para subrayar la situación de miles de niñas en el mundo: “Algunas de ellas son alejadas de las escuelas, víctimas de la tradición, la falta de medios o las mafias”. Detalla cómo, en el peor de los casos, “sufren abusos y son sometidas a la esclavitud”. Pero recuerda que gracias al trabajo de ésta y otras entidades, cada vez más niñas logran salir de esa espiral, acceder a la enseñanza y tener un futuro mejor. O simplemente tenerlo. Solo en Kenia ha conseguido que 350 pequeñas, “secuestradas a orillas del Lago Victoria para obligarlas a trabajar o a ejercer la prostitución”, estudien en un aula mientras intentan olvidar pesadillas pasadas.
Algunas familias entregan a cambio de dinero a las menores, obligadas a trabajar en el servicio doméstico o en la prostitución
Considera a este lago una gran bendición y una gran maldición para quienes viven en sus orillas porque, si bien gracias a él se obtienen bienes de consumo en Tanzania, Kenia y Uganda, es un foco de contagio del VIH/sida y del tráfico infantil. En ocasiones, las propias familias entregan a las menores a cambio de dinero, acuciadas por las deudas, ante las promesas de que se les facilitará el acceso a la educación o el alojamiento en una vivienda con todas las comodidades. Ayuda en Acción subvenciona la labor de SCODA, que trabaja con las familias para evitar el intercambio de menores por dinero, hace frente a los costes de la enseñanza -uniforme, zapatos y comida- y da apoyo psicológico y legal a quienes han sufrido esta forma de esclavitud o violación de derechos humanos.
Alboan recalca que en Chad solo el 7% de las niñas llegan a la escuela secundaria y el 73% se casa antes de cumplir 18 años. Las pequeñas que viven en las zonas más empobrecidas, añade, son quienes mayor desventaja registran en comparación con los niños. “La brecha en materia de igualdad de género es grande”, concreta.
Ellas son también las principales víctimas de la crisis, aunque sus consecuencias afectan a todos. Save the Children precisa que, según el Banco Mundial, unos 265.000 niños y niñas morirán a causa de la crisis económica entre 2009 y 2015. Pero se muestra incluso más pesimista: “La cifra podría ser de 1,2 millones si la recuperación se estanca”.
La crisis favorece la extensión de la pobreza y el aumento de familias que viven en una situación precaria, sin medios para alimentar a sus hijos o facilitarles atención sanitaria “porque está muy por encima de sus posibilidades”. “Los países más ricos deben cumplir sus promesas para ayudar a los más pobres”, defiende Yolanda Román, responsable de Incidencia Política de Save the Children.