La lucha contra la pobreza avanza, pero a un ritmo lento. Las entidades que trabajan en este campo agradecen que se fomente su participación en el desarrollo del futuro Plan de Inclusión Social, pero exigen, una vez más, que la pobreza esté “en el centro de la agenda política”. “No va a venir ninguna mano invisible a quitarla”, advierte el presidente de la Red Española de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), Carlos Susías. A su entender, la Unión Europea vive una “precarización general del sistema de bienestar social”, acuciada por la aprobación de la directiva de retorno de inmigrantes y la ampliación de la jornada laboral. Ni siquiera el empleo, un factor tradicional de inclusión social, cumple ya esta función. Un porcentaje incipiente de los trabajadores de la UE son considerados trabajadores pobres. “Si los empleos son precarios, inestables y de bajo salario, se puede entrar en situaciones de verdadera exclusión”, lamenta.
La delegación española se centró, especialmente, en las rentas mínimas. Creemos que el problema no es tanto la falta de dinero como la mala gestión del mismo. Se habla de paliar la pobreza, de erradicarla, pero no se habla del exceso de riqueza y su distribución. Por ello, se propuso establecer un sistema de rentas mínimas en todos los países de la Unión Europea. No puede ser que en un país como Rumanía la renta mínima apenas alcance los 200 euros, porque solamente el alquiler de una vivienda está por encima de esa cantidad. ¿Dónde queda la dignidad de la persona? Otras conclusiones fueron la necesidad de mejorar el acceso a la renta mínima, los derechos y los servicios, conseguir empleos de calidad y realizar un informe de progreso de las políticas sociales en la Unión Europea.
“El problema no es tanto la falta de dinero como la mala gestión del mismo”
Desde luego. En sí mismos, estos hechos son graves, pero si se contextualizan en lo que está ocurriendo en otros ámbitos, son mucho más graves. La directiva de retorno de inmigrantes o el aumento de la jornada laboral denotan que se ha producido una precarización general del sistema de bienestar social en la Unión Europea. Quienes más van a sufrir esta precarización van a ser las capas más vulnerables de la sociedad. Lo ocurrido en Italia ha sido la muestra más salvaje, más palpable, de lo que está siendo el proceso de retroceso en las políticas antidiscriminación y no xenófobas en la Unión Europea.
Lo primero que se debe hacer es potenciar políticas de cooperación al desarrollo y codesarrollo. Hay que impulsar cambios globales en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio, apoyar el comercio justo. Actualmente, emigra quien puede, no quien quiere, por lo que se tienen que producir procesos de desarrollo para que las personas puedan llevar una vida digna en su país. La emigración en los países en vías de desarrollo aumenta hasta que el país se desarrolla lo suficiente como para sujetar a su propia población y ésta no tiene necesidad de emigrar. En España, cuando se produjo el proceso de emigración fue en los años 60, cuando empezábamos a tener mejores niveles de desarrollo.
La primera dicotomía que se encuentran al llegar es la concepción del menor que tenemos aquí. Se consideran totalmente capacitados para trabajar, no tienen la conciencia de ser menores. Por otro lado, muchos saben de manera inmediata cuáles son los recursos de los que se pueden beneficiar porque se relacionan con otros menores que les informan. En otros casos, vienen como parte de una estrategia personal y familiar o se les acoge hasta que cumplen la mayoría de edad. Hay muchas casuísticas. Es un tema bastante delicado.
“Se tienen que producir procesos de desarrollo para que las personas puedan llevar una vida digna en su país”
Primero hay que hacer una reflexión: no hay niños ricos en familias pobres. Son las consecuencias de la transmisión intergeneracional de la pobreza. Éste no es un fenómeno que se pueda comprender aislado de su propio contexto: la familia, la escuela, el barrio. Tampoco es un fenómeno que se pueda abordar unilateralmente, es decir, haciendo transferencias monetarias a las familias o aumentando los servicios multidimensionales a estos hogares. No se puede tratar de eliminar la pobreza infantil pensando solamente en la familia o en el niño, tiene que haber una estrategia de lucha contra la pobreza en su propio contexto, porque si no, estaríamos hablando de medidas paliativas contra la pobreza.
Aproximadamente, un 20% de la población española vive bajo el umbral de la pobreza, una situación que afecta al ejercicio de los derechos sociales, pero no todas las situaciones de pobreza son de extrema necesidad. Cuando hablamos de pobreza severa en España, nos referimos a un 3% o 4% de la población, pero el otro 16% tiene riesgo de ir a peor. El signo más grave es que somos una sociedad que ha aceptado convivir con un déficit social, como es el de la pobreza severa. Tenemos un millón y medio de personas, aproximadamente, en una situación francamente mala.
Ahí está la clave. Vemos una relación clara entre pobreza y actividad, entre pobreza y empleo. Vemos cómo cada vez hay más trabajadores pobres. Sin embargo, esta situación afecta a determinados tipos de familias, especialmente, familias numerosas o monoparentales, jóvenes, niños, mayores y mujeres. No conseguimos que desciendan estas cifras e, incluso, pueden empezar a repuntar. Vivimos en lo que se denomina Cuarto Mundo.
“Si los empleos son precarios, inestables y de bajo salario, se puede entrar en situaciones de verdadera exclusión”
Así es. Y en cambio tenemos un porcentaje de trabajadores considerados “trabajadores pobres”. La propia UE lo considera así. No es algo que nos hayamos inventado las ONG. Si los empleos son precarios, inestables y de bajo salario, se puede entrar en situaciones de verdadera exclusión. El dicho “a más empleo, menos pobreza” no funciona si a la palabra empleo no le añadimos el calificativo “de calidad”. Si no tenemos empleo de calidad, no actúa como un eliminador de la situación de pobreza. Es más, mucho tiempo de una situación de precariedad laboral puede llevar a niveles de exclusión.
Exacto. Y lo más grave es que se han mantenido en el periodo de mayor crecimiento de nuestra historia y en una de las zonas más ricas de la Unión Europea y del mundo. España está en esa franja, por lo que el cuento de “a mayor crecimiento, mayor riqueza”, ya no se lo cree nadie. O se actúa para combatir la pobreza o no va a venir ninguna mano invisible a quitarla. Si no se desarrolla ningún tipo de estrategia global contra la pobreza, no vale. No podemos esperar a que haya más crecimiento para que haya menos pobreza. Nos han estado contando un cuento y son necesarias estrategias completas y presupuestadas de lucha contra la pobreza.
A partir de 65 años, el nivel de ingresos está unido al nivel de las prestaciones. Si esas prestaciones están por debajo del umbral de pobreza, automáticamente, tenemos a gran parte de la población mayor de 65 años por debajo de ese umbral. En la actualidad, un 30% de estas personas ha llegado a esa situación, un dato especialmente grave. A esto se añaden otros elementos que no están vinculados exclusivamente a los ingresos, como son las enfermedades y la soledad. Por lo tanto, en el caso de los mayores, la estrategia es clara: hay que analizar exactamente cuáles son las prestaciones que existen y conseguir que esas prestaciones estén por encima del umbral de pobreza.
“O se actúa para combatir la pobreza o no va a venir ninguna mano invisible a quitarla”
Está muy difícil, somos muy escépticos. Estamos viendo qué cantidad de recursos hay para la erradicación de la pobreza, pero no estamos viendo qué recursos se están poniendo para eliminarla. Estoy convencido de que esa cantidad no llega ni a la décima parte de lo que se está dedicando a salvar determinados tipos de entidades financieras.
No, para nada.
Tiene que haber un proceso de concienciación personal. Debemos impulsar el desarrollo sostenible. Ahora se trabaja mejor que hace unos años, pero es necesario avanzar mucho más. Poner la pobreza en el centro de la agenda política. Es necesario un diagnóstico acertado, desarrollar unas estrategias consensuadas y afrontar el fenómeno en el día a día. La pobreza es consecuencia de las políticas económicas y sociales erráticas o desacertadas que se han aplicado desde hace mucho tiempo.