Uno de cada tres asmáticos afirma que la enfermedad le impide la práctica del ejercicio físico. Los Juegos Olímpicos, sin embargo, han marcado con oro la trayectoria de más de un afectado de asma que ha hecho del deporte de competición su modo de vida. Con Joaquín Sastre, especialista en asma profesional y deportivo, repasamos la actualidad en torno a esta enfermedad alérgica, también en clave olímpica.
Teóricamente, las modalidades que más acusan un aire de escasa calidad ambiental serían la carrera de fondo (maratón) y la natación; pero hay atletas que han aprendido a sacar provecho del aire comprometido y a efectuar, pese al contratiempo, unos juegos brillantes. Me refiero a los atletas asmáticos.
Los asmáticos tienen un permiso federativo para reglamentar el tratamiento de mantenimiento que están siguiendo, de forma que no interfiera con los análisis a que se somete a todos los atletas. Es preciso subrayar, asimismo, que en el caso de las alergias se pueden hacer bien pocas trampas, porque nadie va a tener más fuerza ni va a ir más rápido por consumir los tratamientos antiasmáticos con propósito de dopaje.
Normalmente es porque no se tratan bien. No me refiero a que bien tratados pudieran competir en certámenes de élite o a que los tratamientos tengan una utilidad muy limitada, sino a que sólo una tercera parte de los enfermos asmáticos consigue un control eficaz de la enfermedad con los tratamientos de que disponemos. Los atletas saben que, en su caso, de controlarse a no hacerlo, está en juego su dedicación. Por este motivo suelen ser disciplinados y buenos cumplidores de las terapias y, de este modo, pueden competir con las mismas garantías que un atleta no asmático.
Los anticuerpos monoclonales anti-IgE son útiles en pacientes que no consiguen controlarse con el tratamiento tradicional
No, el paciente no es culpable de ser asmático, y las causas de un mal control de la enfermedad pueden serle ajenas. Cada vez más, los médicos constatamos que el éxito de un buen control antiasmático es aquel que permita al paciente llevar una vida normal con garantías. Es necesario un tratamiento individualizado, a la medida del enfermo.
En una práctica deportiva de tan alto nivel, el entrenamiento lo es casi todo. Los atletas no sólo entrenan sus cuerpos, sus reflejos y su respiración, sino también el estado mental con el que deben acometer cada reto.
Entre otras cosas, porque del 70% al 80% de todos los asmas tiene un desencadenante ambiental alérgico; puede tratarse de pólenes o ácaros. Pero, además, se ha descrito que sustancias como el tabaco, las emisiones de residuos combustibles o el cloro empleado en las piscinas pueden empeorar el cuadro asmático… Aun así, choca comprobar que uno de los deportes en los que mejor les va a los asmáticos sea la natación.
En el Reino Unido sobrepasa el 20%, mientras que en algunos países mediterráneos no llega al 5%. Además de las hipótesis higienistas (el mundo desarrollado está tan desinfectado y vacunado que nuestro sistema inmunológico es incapaz de reconocer estímulos exteriores), se postula que la dieta mediterránea y los muchos días de sol al año pueden protegernos… Sobre esto último se ha demostrado recientemente que la vitamina D, liberada por la exposición solar, ejerce un efecto inmunorregulador.
Se trata de agentes biológicos que han demostrado su utilidad como alternativa al tratamiento estándar en pacientes que no consiguen el control preceptivo con lo de siempre: medicamentos controladores de la sintomatología (antihistamínicos), la inflamación (corticoides inhalados), los broncodilatadores de larga acción y las vacunas (inmunoterapia). No obstante, mi opinión es que, en el asma, educar e informar al paciente es tan importante como prescribir.
Es una iniciativa de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) en apoyo de los atletas alérgicos que toman parte en los Juegos Olímpicos de Pekín. El BASE (Bronchoconstriction, Asthma and allergy in Sports And Exercise) pretende servirse del ejemplo de estos deportistas de élite para inculcar la práctica deportiva entre afectados de asma, de rinitis o de alergia en general. El deporte es saludable también para ellos, bajo la oportuna vigilancia médica y el adecuado seguimiento del tratamiento prescrito. ¿Cuántos de los atletas que concurren en estas Olimpiadas cree usted que son asmáticos?
Pues, un 25%… Una proporción nada desdeñable y que ilustra la buena condición física que es posible conseguir incluso con una condición crónica colgada a las espaldas.
Lo que más teme un paciente asmático es el ahogo (dispnea), y cuesta pensar que el deporte en el que los asmáticos han cosechado más medallas de oro se practique en una piscina. La natación estadounidense dispone de una colección de asmáticos célebres; desde los legendarios Rick Demont, Mark Spitz o Greg Louganis, a los actuales Tom Dolan o Amy Van Dycken, la primera mujer nadadora que ha ganado cuatro medallas de oro para EE.UU. en unos solos Juegos.
En nuestro país, David Meca aspira también a hacer historia, habiendo ganado hasta la fecha 28 copas del mundo e inscribiendo siete records mundiales en su palmarés. El ejercicio, opina Meca, es tan necesario para un asmático como para cualquier otra persona; “desarrolla la capacidad pulmonar y hace que te encuentres bien psicológicamente”. El asma, asegura, no es ninguna barrera.