Nueva generación de transgénicos

La introducción de la transgénesis permite desarrollar nuevos alimentos en tiempos más breves y con eficacias demostrables
Por José Juan Rodríguez Jerez 31 de mayo de 2006

La conveniencia o no de apostar por los alimentos transgénicos continúa generando un intenso debate en todo el mundo. Con la introducción de nuevos alimentos modificados genéticamente en cuyas propiedades confían sus productores aparece también la respuesta de rechazo de numerosas organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, y si los objetivos de producción de este tipo de alimentos consiguen mejoras significativas, va a ser muy difícil que finalmente la transgénesis no sea aceptada a nivel mundial.

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La Cumbre Mundial de la Alimentación, celebrada en Roma en el año 2002, concluía con una clara apuesta por la biotecnología. «Estamos resueltos a estudiar, compartir y facilitar el uso responsable de la biotecnología con miras a hacer frente a las necesidades de desarrollo», admitía la declaración final. Pero ese «uso responsable» se había puesto en entredicho en el transcurso de la Cumbre. Las delegaciones de distintas organizaciones no gubernamentales sacaron a relucir la presencia de alimentos transgénicos prohibidos en los envíos de ayuda humanitaria en América Latina. Un informe del Institut Genetic ID, un laboratorio independiente de Iowa, EEUU, confirmó la presencia de distintas variedades de maíz modificado genéticamente, considerado no apto para el consumo humano, entre la ayuda distribuida por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Agencia Internacional Estadounidense para el Desarrollo (USAID) en Bolivia, Guatemala y Nicaragua.

Las contradicciones entre ambos sucesos pueden servir para ilustrar el intenso debate generado en todo el mundo en torno a los organismos modificados genéticamente (OMG). En los últimos años, se ha discutido mucho y se ha puesto en entredicho los objetivos principales para el desarrollo de cultivos transgénicos, que son mayor rendimiento, aumento de resistencia a enfermedades y condiciones ambientales e incorporación de valores nutritivos adicionales, entre otros. Si, bajo la idea de su inocuidad, realmente se alcanzasen estos principios fundamentales, podría haber un atisbo de solución incipiente para el problema del hambre en el mundo.

Nuevos alimentos

El arroz dorado es capaz de acumular sustancias carotenoides con actividad pro-vitamínica A

Cada vez más se pone de manifiesto el verdadero interés que tiene este tipo de productos en la alimentación mundial. En diferentes países, independientemente que sean desarrollados o no, es necesario complementar las dietas con nutrientes esenciales o deficitarios o con sustancias que permitan mejorar el estado de salud de las personas. En este sentido, y en contra de la opinión de muchas ONG, si los objetivos de producción se modifican de forma que se consiga una mejora significativa de la salud, va a ser muy difícil que finalmente esta tecnología no sea aceptada a nivel mundial.

Con esta filosofía, en el año 2001 se anunció la comercialización del llamado arroz dorado, de aspecto anaranjado. Las características organolépticas de este arroz se deben a que el cereal es capaz de acumular sustancias carotenoides con actividad pro-vitamínica A. El objetivo de sus creadores era paliar la falta de este nutriente en los países cuya dieta se basa en el arroz, uno de los problemas más importantes que lleva a los niños a tener problemas de visión y problemas en el aprendizaje. Si en Asia, entonces, se llegasen a producir estos productos y con la alimentación normal desapareciesen problemas nutricionales, sin necesidades de fármacos o complementos nutritivos de precios prohibitivos para la mayor parte de la población, su introducción no sólo sería interesante, sino que se podrían considerar en muchos sitios como imprescindibles.

Alimentos funcionales, ¿y transgénicos?

Los alimentos funcionales no curan ni previenen por sí solos y no son indispensables en la dieta; una persona sana que sigue una dieta equilibrada ya ingiere todos los nutrientes que necesita, sin necesidad de tener que recurrir a esta nueva categoría de alimentos. Según el concepto tradicional de nutrición, la principal función de la dieta es aportarnos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo. El concepto de «nutrición adecuada» está siendo sustituido por el de «nutrición óptima», que contempla la posibilidad de que algunos alimentos mejoren la salud y reduzcan el riesgo de desarrollar enfermedades.

En este nuevo planteamiento aparecen los alimentos funcionales, cuyo desarrollo se basa en la relación directa existente entre dieta y salud. Muchas enfermedades crónicas están relacionadas directamente con la nutrición y muchas podrían prevenirse con una dieta adecuada; las enfermedades cardiovasculares son un buen ejemplo de esta relación dieta / salud, ya que más del 30% de los casos se atribuyen a malos hábitos de alimentación. En este sentido, la mayoría de los alimentos funcionales que se están desarrollando se dirigen a la prevención de enfermedades cardiovasculares, la prevención del cáncer, la mejora de la función intestinal y el fortalecimiento del sistema inmune. Evidentemente, la incorporación de la tecnología de la transgénesis permite alcanzar los objetivos en tiempos razonablemente breves, con eficacias importantes y demostrables.

Todo indica que la industria alimentaria ha reaccionado de forma extraordinariamente rápida ante los nuevos avances de la nutrición, pero ¿han hecho lo mismo las autoridades sanitarias y de consumo?

OMG y beneficios empresariales

Ante esta situación, y la demanda existente de productos con un mejor rendimiento, se ha visto que los OMG que se habían desarrollado hasta ahora sólo cubrían una parte del beneficio potencial, es decir, el desarrollo de estos organismos se había planteado, específicamente, con un objetivo de beneficio productivo. Esto ha llevado a las diferentes compañías a desarrollar resistencias a herbicidas desarrollados por ellas mismas, a conseguir unos mejores rendimientos y a obtener producciones menos sensibles a plagas.

No obstante, esto que por sí sólo podría ser considerado un beneficio significativo se ha considerado, en realidad, como una trampa. Los OMG hacían que la producción tendiese hacia sistemas de producción integrados. Es decir, existe un «fabricante» de semillas que las vende, junto con los productos fitosanitarios y la asistencia técnica, para finalmente pasar a comprar la producción resultante. En esencia, este sistema puede ser interesante, puesto que se garantiza la actividad agrícola y la obtención de beneficios, pero se pierde influencia sobre los mercados y sobre todo, se pierden variedades menos productivas y autóctonas de algunas regiones.

En consecuencia, la mayor parte del león se la llevan grandes compañías, mientras que los agricultores ponen los campos y la mano de obra. Es evidente que ello puede llevar a nuevas situaciones de explotación en los países en vías de desarrollo, ya que la política de precios se llevaría en zonas distantes, con una producción dependiente. Por tanto, una parte importante de las ONG rechazan este tipo de alimentos por los problemas económicos que para algunas regiones podrían acarrear.

ALIMENTOS COMO FÁRMACOS

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Expertos estadounidenses acaban de presentar un cereal con genes humanos capaz de producir una proteína con actividad contra la diarrea. En realidad, el objetivo es que al modificar genéticamente un cereal, en este caso arroz, se puede conseguir una cantidad importante de proteína humana tras el cultivo del vegetal.

En consecuencia, al producir este cereal, conseguimos una enorme cantidad de proteínas con evidente efecto beneficioso. Con su inclusión en plantas de arroz se pretende que la planta fabrique la lactoferrina y la lisozima, para luego utilizarlas en sueros de rehidratación oral.

La industria farmacéutica que ha producido el arroz es una pequeña empresa que tiene previsto luchar para conseguir que este producto entre en el mercado como un alimento con propiedades farmacológicas. Además, pretenden conseguir abrir la puerta a otros productos que consigan efectos positivos evidentes en poco tiempo.

Bibliografía
  • Anónimo 2002. Cumbre mundial de la alimentación. 5 años después. http://www.fao.org/WorldFoodSummit/spanish/index.html
  • Anónimo 2005. Campaña para la defensa de los derechos del consumidor ante los nuevos alimentos. Subvencionada por el Ministerio de Sanidad y Consumo, Instituto Nacional del Consumo.
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