Las plagas y las enfermedades son los principales problemas a los que hay que enfrentarse cuando se trata del cuidado de las plantas. A difeferencia de los del jardín, los ejemplares en macetas tienen la ventaja de que se pueden poner “en cuarentena”, para evitar que su mal se contagie a los de alrededor. Este artículo describe cómo aislar una planta para que la plaga que la afecta no se propague y cómo curarla después. Además, enumera algunos consejos para prevenir plagas y buenas prácticas para trabajar con plaguicidas.
Aislar una planta para que la plaga no se propague
En el cuidado de las plantas, uno de los principales factores que se deben tener en cuenta es el de las plagas y enfermedades. Y sobre todo en épocas de altas temperaturas, cuando los predadores y organismos patógenos están a la orden del día y, al menor descuido, pueden afectar a la planta hasta el punto de provocar que se marchite y muera.
Por eso, hay que revisar con frecuencia y mucha atención los ejemplares, con el fin de detectar posibles ataques lo antes posible. Y en cuanto se localizan, tomar medidas. Si las plantas están en macetas, una de las acciones primordiales es aislar la que ha sido afectada.
El aislamiento de la planta atacada debe durar cerca de un mes
El objetivo principal de este apartamiento es evitar que la plaga alcance otros ejemplares y se propague. Pero, además, al modificar las condiciones del lugar donde la planta se encuentra, es posible que al parásito ya no le resulte más fácil sobrevivir y que, como consecuencia, la cura y la recuperación del ejemplar atacado sean más sencillas. El aislamiento de la planta atacada debe durar aproximadamente un mes.
Un sitio donde se recomienda trasladar las plantas atacadas por plagas es el cuarto de baño. Si bien no todas las plantas son aptas para vivir en esta estancia -donde los niveles de humedad en general son muy elevados- sí lo son la mayoría. Además, al ser un espacio cerrado y que exige limpieza con bastante frecuencia, es más difícil que allí se produzcan nuevos focos de infección.
Cómo curar la planta
Una vez que se ha aislado el ejemplar, se debe aplicar un tratamiento para curarlo. En general, conviene cortar cualquier parte que haya sido afectada de manera más o menos grave, pues son muy difíciles (o imposibles) de recuperar y, si no se quitan, la planta les destina nutrientes que son desperdiciados. Si esas partes son podadas, los nutrientes se dirigen a las partes sanas y contribuyen al resurgimiento del ejemplar.
Tanto en las partes poco afectadas como en las que permanezcan sanas, se deberá aplicar un plaguicida, con el fin de eliminar los organismos que se estén allí, activos o latentes. El tipo de plaguicida y la frecuencia de su empleo dependerán de la especie de la planta y de la clase de ataque que haya sufrido. Si surgen dudas cuando se efectúe este reconocimiento, se puede llevar un pequeño pedazo de planta afectada (o una foto) a un vivero y consultar con un especialista.
Consejos para prevenir plagas
Conviene tener en cuenta algunos consejos. El primero: no exterminar cualquier bichito o animal pequeño que se vea cerca de la planta, porque no todos son perjudiciales. Por el contrario, algunos son beneficiosos. Las mariquitas y muchos tipos de arañas no atacan a las plantas sino, precisamente, a los parásitos. También contribuyen las plantas aromáticas, que repelen de manera natural la presencia de insectos. De este modo, la presencia de estos «aliados» favorece la salud de los ejemplares.
Las mariquitas y arañas son beneficiosas para el jardín, porque atacan a los parásitos
Por otra parte, conviene utilizar los plaguicidas solo cuando es necesario y sin aplicar dosis excesivas. Si bien en un primer momento parece mejor usar mucha cantidad para acabar con la plaga en muy poco tiempo, a largo plazo esto puede ocasionar, por selección natural, el desarrollo de parásitos más resistentes.
La aplicación de plaguicidas se debe efectuar con cuidado. Si bien es una actividad común cuando se realizan trabajos de jardinería, nunca se debe olvidar de que son sustancias venenosas y que, por ende, entrañan un riesgo para las personas y también para el entorno.
La Asociación de Empresas con Productos para el Cuidado de Parques y Jardines (APJ) enumera una serie de “buenas prácticas para la protección de la salud, el medio ambiente y las plantas“. Son las siguientes:
Leer con atención las instrucciones del producto.
Utilizar el equipo de protección adecuado que se indique en la etiqueta.
Respetar las dosis indicadas.
No comer, beber ni fumar durante la preparación y aplicación del producto.
Tener en consideración las condiciones climáticas (evitar hacerlo en momentos de altas temperaturas, mucho viento o lluvia).
Cuidar el medio ambiente (no verter los sobrantes por las fuentes de agua o alcantarillas).
Respetar los plazos de seguridad (el tiempo que debe pasar entre la aplicación de un plaguicida sobre un ejemplar y el momento en que se puede comer su fruto).
Mantener los productos lejos del alcance de niños y animales domésticos, en lugares seguros y ventilados.
Seguir las instrucciones para la eliminación de los envases vacíos.