La bebida de soja y sus derivados, como los yogures, son en general los sustitutos más usados en caso de alergia a la leche de vaca. La soja y sus derivados contienen fitoestrógenos, compuestos que se evalúan por su papel potencial como disruptores hormonales. Las investigaciones actuales se centran en determinar en qué medida una larga exposición orgánica a estas sustancias puede afectar a la fertilidad, tanto femenina como masculina. Ante el desconocimiento actual, la opción más segura es alternar en la alimentación el consumo de bebida de soja con otras bebidas vegetales como la de avena, la de arroz o la de almendras, entre las más comunes.
Las estadísticas muestran que entre un 2% y un 5% de la población tiene alergia a la caseína, la proteína más abundante y problemática de la leche de vaca. Según Héctor Escobar, médico del servicio de pediatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, «es una entidad que aumenta, lo mismo que las alergias en general». Este trastorno, que se desarrolla durante los primeros años de vida, plantea dudas a los progenitores sobre cómo alimentar a sus hijos y qué alimentos ofrecerles como sustitutos a la leche de vaca para que no tengan deficiencias nutritivas.
Alergia a la caseína
La alergia a la proteína de la leche de vaca se supera con los años en la mayoría de los casos
La alergia que provoca la leche de vaca en los niños se debe a un rechazo de su organismo a las proteínas de este alimento, sobre todo a la caseína y a la betalactoglobulina, consideradas las de mayor capacidad alergénica. Las posibilidades de que se desarrolle la alergia aumentan cuando uno de los progenitores la padece y, más todavía, en el caso de que los dos sean alérgicos, ya que hay un componente hereditario importante.
También influye la edad a la que el niño toma leche de vaca por primera vez, ya que no se recomienda que la consuma antes de cumplir un año. Los síntomas de esta enfermedad, como la diarrea y la hinchazón o dolor abdominal, se desarrollan al poco tiempo de probar la leche. En algunos niños se identifica la alergia porque tienen continuos catarros crónicos o problemas en la piel, como dermatitis.
Por lo general, la alergia a la proteína de la leche de vaca se supera con los años, aunque no en todos los casos. En la mayoría de los niños, incluso, la situación revierte antes de dos años si se han seguido las pautas dietéticas.
Alternativas a la leche de vaca
El tratamiento de esta patología consiste en seguir, mientras dure, una alimentación que excluya la leche de vaca y los productos elaborados con ella (yogur, cuajada, queso, natillas…), además de todas las recetas en las que abunda como ingrediente (salsas, croquetas o bechamel). Cabe añadir la gran cantidad de productos que contienen proteínas de la leche como aditivo. Se recomienda revisar con detenimiento la lista de ingredientes de los productos que consumen los niños.
La sustitución completa y segura de los nutrientes que aporta la leche de vaca se puede conseguir si se siguen distintas alternativas dietéticas, sin limitarse a reemplazar sólo la leche por bebida de soja. Este producto es completo en su aporte de proteínas, de minerales y de vitaminas porque está enriquecido en nutrientes para equipararse a la leche de vaca. No obstante, como todos los productos derivados de la soja, contiene fitoestrógenos. Las últimas investigaciones se centran en evaluar el riesgo del consumo habitual de soja y derivados, tanto para la salud reproductiva femenina como masculina.
Por ello, parece prudente alternar en la alimentación del niño la bebida de soja y derivados (yogures, tofu…) con otras bebidas vegetales, por lo general enriquecidas en calcio. Otros muchos alimentos proveen de calcio, el nutriente de referencia en la leche de vaca. La clave está en tener la costumbre de consumir sardinas pequeñas que se puedan comer con espina (las enlatadas son una buena opción) e incluir en las recetas frutos secos, legumbres y cereales integrales, que son vegetales con una buena proporción de calcio. Aunque el calcio vegetal sea más difícil de asimilar, un mayor consumo de estos vegetales compensa el aporte.
El aspecto y la textura de las bebidas vegetales simulan a la leche de vaca, pero su sabor es muy diferente, incluso entre los distintos productos y marcas. Estas bebidas se pueden emplear del mismo modo que la leche de vaca, sola o mezclada con otros alimentos. Además, pueden usarse en la cocina para preparar cremas, salsas, batidos, helados o natillas, aunque habrá que comprobar si añaden azúcar porque, en ese caso, trasladarán a los platos un sabor dulce inesperado.
Según el gusto, se puede escoger una u otra bebida para cocinar distintas recetas. Desde platos dulces, como el arroz con leche de avena o con leche de soja, el porridge o mezcla con copos de avena y con manzana, hasta platos salados como las croquetas con jamón y huevo duro, unos escalopes con salsa de almendras. Incluso se pueden suavizar y aligerar salsas si se añade un poco de estas leches, como en la receta de salsa fina de pimientos del piquillo.