El número de afectados en China por el consumo de leche contaminada no cesa de aumentar, las víctimas ascienden ya a 52.857, de los que 13.000 bebés han tenido que ser hospitalizados, según las cifras hechas públicas ayer por las autoridades chinas. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) instan a todos los países del mundo a reforzar sus sistemas de inocuidad alimentaria y a adoptar medidas de vigilancia más rigurosas para evitar incidentes como el ocurrido.
El Ministerio de Industria chino está llevando a cabo una investigación a gran escala sobre las empresas productoras de melamina y el destino de venta de sus productos. En pequeñas dosis la ingesta de esta sustancia no se considera muy tóxica en adultos. De hecho, se calcula que un humano debería consumir al menos dos litros diarios de leche contaminada para sufrir efectos nocivos.
Sin embargo, en bebés es necesaria una concentración mucho menor para ser dañina. La formación de cálculos renales o el bloqueo de algunas funciones del riñón son sus consecuencias más severas. Los efectos de la melamina en el cuerpo humano, no obstante, casi no han sido investigados.
¿Cómo se contamina la leche?
La mezcla de melamina con la leche hace que el valor de la proteína parezca más alto de lo que realmente es
Lo más probable es que la melamina se añadiera a las leches infantiles con el propósito de darles mayor consistencia. En este caso, habría sido agregada para que el contenido de proteínas de la leche pareciera mayor de lo que realmente era. Esta sustancia está constituida por tres moléculas iguales de urea y forma un heterociclo aromático que puede reaccionar con el formaldehído, dando la resina melamina-formaldehído. Se utiliza en plásticos y otras industrias y está estrictamente prohibida en la elaboración de alimentos. Se debería usar únicamente para la fabricación de formica, losa, pizarras blancas y baterías de cocina, entre otros.
El compuesto es rico en nitrógeno y muy económico. La leche, al ser también una sustancia rica en nitrógeno, resulta fácilmente adulterable. La mezcla con la leche hace que el valor de la proteína parezca más alto de lo que en realidad es. Las pruebas estándar de control de calidad estiman los niveles de proteína midiendo el contenido de nitrógeno. La contaminación por melamina no sólo se limita a la leche en polvo, sino que también afecta a la leche líquida y a otros productos lácteos como yogures o helados.
No obstante, y según las últimas noticias publicadas, las autoridades sanitarias de Singapur han reconocido haber hallado melamina también en unos populares dulces chinos. Incidentes de esta magnitud suelen deberse a la falta de conocimientos sobre los requisitos de inocuidad o al uso ilegal de ingredientes, tales como aditivos alimentarios o fármacos no autorizados. Por el momento, el escándalo se ha saldado con 18 detenciones y varias destituciones, entre ellas la presidenta de la primera marca en la que se encontró melanina en sus productos y el máximo responsable de seguridad alimentaria, Li Changjiang.
Mejorar la inocuidad de los alimentos
Las deficiencias de los sistemas de inocuidad de los alimentos pueden hacer aumentar la incidencia de problemas y enfermedades alimentarias, que pueden llegar a ser muy graves, como ha sido el caso de la melamina en leche infantil. La FAO y la OMS pretenden mejorar el control de los alimentos llevando a cabo una correcta inspección durante todo su procesado.El cumplimiento de las normas vigentes en cada país, el análisis y diagnóstico del laboratorio, la certificación, el uso de aditivos y contaminantes químicos, la presencia de residuos agroquímicos en los alimentos o la preparación y respuesta ante emergencias son algunos ejemplos de buena praxis. Estas políticas y actividades deberán abarcar toda la cadena alimenticia, desde la producción al consumo.
En estos puntos se demuestra la eficacia de un gobierno en materia de seguridad alimentaria y, una vez más, se ha puesto de manifiesto la poca credibilidad del Gobierno chino, que sabía desde hacía meses que miles de niños estaban cayendo enfermos por el consumo de leche adulterada con melamina. Según revelan las últimas informaciones sobre esta crisis, las autoridades chinas ocultaron el problema para no estropear su imagen de cara a los Juegos Olímpicos. La OMS ha señalado que no recibió ningún tipo de información por parte de China hasta el pasado 11 de septiembre.
Protección del consumidor
Las enfermedades transmitidas por los alimentos suponen una importante carga para la salud y enormes pérdidas económicas. Los gobiernos, seriamente preocupados, adoptaron en el año 2000 una resolución en la cual se reconoce el papel fundamental de la inocuidad alimentaria para la salud pública.Las normas que se han de seguir vienen establecidas por la Comisión del Codex Alimentarius y están basadas en criterios científicos y en los riesgos potenciales que pueden existir. Si estas directrices se llevan a cabo correctamente, quedará garantizada la inocuidad de los alimentos, así como la protección del consumidor.
La Comisión Europea ha asegurado que no ha recibido ninguna notificación de la entrada de productos contaminados procedentes de China, ni leche en polvo, ni productos derivados o que contengan leche para su fabricación. Sin embargo, según la información aportada por Nina Papadoulaki, portavoz de Salud de la Comisión Europea, el Ejecutivo comunitario ha pedido a las autoridades chinas que confirmen que los productos exportados a la Unión Europea no contienen leche contaminada y, a la vez, que “se suspendan todas las exportaciones de productos compuestos que contengan leche a menos que tengan pruebas de que no están contaminados”.
Con estas declaraciones la UE pretende calmar las dudas de los consumidores preocupados por la polémica. Además, las autoridades de la UE han pedido a China que comparta toda la información y los datos disponibles sobre los casos de productos contaminados. El máximo órgano europeo exige una aclaración sobre la problemática de los productos lácteos.
Fuera de la UE, sobre todo en los países asiáticos y africanos, se han suspendido las importaciones de leche china e incluso de todos los productos lácteos procedentes de Bangladesh, Birmania, Brunei, Burundi, Japón o Tanzania. Varios fabricantes ordenaron la devolución de alimentos fabricados con leche suministrada por alguna de las compañías chinas implicadas.