Las enfermedades infecciosas que se transmiten entre animales no suelen acaparar grandes titulares y normalmente pasan desapercibidas para el gran público. Solo adquieren protagonismo cuando se produce alguna situación grave que afecta al abastecimiento de alimentos o incluso a la salud humana. Por eso es posible que la gripe aviar nos suene tan solo de oídas. O quizá ni siquiera hayamos tenido noticia de ella.
Sin embargo, se trata de una enfermedad que trae de cabeza desde hace años a veterinarios, médicos y epidemiólogos de todo el mundo, así como a productores de aves y otros profesionales del sector. Preocupa cada vez más, no solo por el contagio que se puede producir entre aves, sino por la posibilidad de que se extienda entre animales mamíferos y, sobre todo, de que pueda llegar a transmitirse entre seres humanos.
¿Cuál es el origen de la gripe aviar?
La gripe aviar se conoce desde el siglo XIX, pero el origen del episodio que hoy preocupa a las autoridades sanitarias de medio mundo comenzó en China en 1996, cuando se produjo un brote que afectó a gansos. A partir de él se aisló por primera vez el subtipo H5N1, una cepa altamente patógena (IAAP) que desde entonces ha estado causando numerosos brotes de diversa consideración, principalmente en aves silvestres y de corral, pero también entre otros animales.
En 1997 el virus se transmitió por primera vez desde las aves hacia los humanos. Ese primer brote, que ocurrió en Hong Kong, afectó a 18 personas, causando seis muertes.
Hasta el año 2021 los brotes se producían de forma esporádica, afectando sobre todo a aves, principalmente en Asia. Pero en esa fecha comenzaron a extenderse por casi todo el mundo. Para hacernos una idea, se estima que, tan solo en 2022, murieron más de 131 millones de aves en 67 países diferentes, ya sea por enfermedad o por sacrificios preventivos.
El salto a los mamíferos
Además, el virus se fue extendiendo aún más hacia animales mamíferos. En concreto, se ha detectado en al menos 26 especies en 10 países, entre ellos, focas en Estados Unidos, visones en España, gatos en Polonia y leones marinos en Argentina, Perú y Chile.
Por si fuera poco, la estacionalidad del virus está desapareciendo. En el pasado los casos en Europa se producían en otoño en invierno, cuando llegaban las aves migratorias, que portaban el virus. Pero ahora se producen a lo largo de todo el año.
En definitiva, este virus se ha convertido en la mayor amenaza de pandemia a nivel mundial, debido a su presencia endémica, al número cada vez mayor de organismos hospedadores y a su capacidad de sufrir mutaciones significativas, que, en un futuro, podrían hacer que el virus fuera altamente patógeno para los seres humanos.
¿Cómo afecta la gripe aviar a las personas?
Como ya hemos comentado, esta enfermedad también ha afectado a los seres humanos. Desde el año 2003 se han confirmado 873 casos, con 458 fallecidos en 21 países, es decir, el número de casos es relativamente bajo, si lo comparamos con las enormes cifras registradas en aves. Pero por otra parte, la tasa de mortalidad en personas es tremenda: llega al 52 %.
En la mayoría de los casos, el contagio se produjo a partir de aves infectadas, sobre todo aves de corral, debido a un contacto estrecho en corrales, granjas o mercados de animales vivos, dado que el virus se transmite a través de secreciones respiratorias, saliva y heces, ya sea de forma directa o a través de superficies contaminadas.
Desde 1997 también se han registrado probables casos de contagio entre personas, pero de forma limitada, no sostenida. Es decir, se han ido produciendo pequeños brotes que no se llegaron a extender entre grandes grupos de personas.
¿Cuál es el riesgo de contagio?
Hoy en día, tanto el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) como los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) consideran que el riesgo actual de que se produzcan contagios en la población general es bajo. La transmisión del virus desde los animales hacia las personas es infrecuente y lo es aún más de persona a persona.
La atención se centra en las personas expuestas ocupacionalmente (trabajadores de granjas, servicios veterinarios, etc.), para las cuales el riesgo es de bajo a moderado. En cualquiera de los casos, las infecciones humanas por gripe aviar siguen siendo un evento poco común.
Para hacernos una idea, la actual epizootia (el equivalente a una pandemia en animales) es la mayor de las registradas hasta ahora a nivel mundial. Se estima que, desde octubre de 2021 hasta marzo de 2023, han muerto más de 272 millones de aves de corral. Sin embargo, solo se han confirmado 15 casos de la enfermedad en humanos (cinco de ellos en trabajadores expuestos a aves), con dos fallecidos.
¿Qué ocurre con los alimentos? ¿Es seguro comer carne de ave y huevos?
Como ya hemos explicado, el virus se transmite a través de secreciones respiratorias, saliva y heces de las aves contagiadas, o bien, a través de superficies contaminadas con ellas. Eso significa que hipotéticamente los alimentos también podrían ser una vía de contagio, en caso de estar contaminados con esos materiales. Sin embargo, en la actualidad, no hay ninguna evidencia epidemiológica de que este virus se transmita a los seres humanos a través de la cadena alimentaria.
Además, hay que considerar que, aunque el virus es muy resistente al frío y puede permanecer viable durante largos periodos de tiempo, no es capaz de reproducirse sobre los alimentos y, en caso de que estuviera presente, se inactiva con el calor del cocinado (70 ºC en el centro del alimento).
En definitiva, actualmente el riesgo en este sentido asociado al consumo de alimentos es despreciable o prácticamente nulo.
Medidas de prevención
En resumen, en este momento el principal problema y el más inmediato es la muerte de aves y de otros animales. En el caso de las aves de corral eso supone importantes pérdidas económicas y un significativo daño sobre el sector, con todo lo que eso supone: riesgo de desabastecimiento de alimentos, subida de precios, pérdidas de puestos de trabajo, cierre de fronteras a la exportación, etc. Sin ir más lejos, la crisis de gripe aviar ocurrida entre 2021 y 2022 en Francia supuso pérdidas de 650 millones de euros.
Por supuesto, tampoco debemos olvidar la amenaza que supone el virus para la salud humana, por la posibilidad de que pueda mutar a una forma más infectiva, que lo haga más transmisible de persona a persona. Por eso las autoridades sanitarias están alerta, tomando diferentes medidas de prevención y vigilancia.
➡️ Qué se hace
- Medidas de bioseguridad en granjas, encaminadas a evitar la contaminación por patógenos: limpieza y desinfección de las instalaciones, control de plagas y de animales ajenos a la explotación, control del acceso de personas, etc.
- Seguimiento de trabajadores expuestos, para detectar posibles contagios.
- Protocolos de vigilancia y control: detectar, informar y responder con rapidez a los brotes, para evitar que se extiendan.
- Vigilancia de la enfermedad en animales y humanos, sobre todo en zonas donde hay brotes en curso.
- Capacitación de los trabajadores de la salud y personas expuestas ocupacionalmente sobre las formas de protegerse.
- Vigilancia de la evolución del virus para detectar mutaciones y posible riesgo para la salud humana.
- Vacunación de las aves de corral en riesgo. Por el momento, esto solo se ha hecho en Francia con patos.
En lo que respecta a los alimentos, como medida de precaución, las aves contagiadas o que han sido sacrificadas en respuesta a un brote se retiran de la cadena de alimentación humana o animal. Con todo, recordemos que, a día de hoy, no hay indicios que sugieran que el consumo de aves de corral o de huevos aptos para el consumo humano pueda transmitir el virus de gripe aviar a los humanos.
➡️ Medidas de prevención para los ciudadanos
La recomendación más importante para la población general encaminada a evitar el contagio con este virus no se refiere a los alimentos, sino a la exposición a animales silvestres. Las autoridades sanitarias recomiendan evitar el contacto con ellos, especialmente con aves.
Y en caso de encontrar algún ave enferma o muerta, se aconseja comunicarlo a las autoridades veterinarias para que procedan a su retirada y análisis. En general, se recomienda evitar el contacto con animales enfermos o muertos.
One Health
La gripe aviar es la muestra evidente de que la salud humana no puede entenderse sin considerar también la salud del medio ambiente y de los animales que nos rodean: de los silvestres y, especialmente, de los domésticos, sobre todo si van a ser destinados a alimentación.
Por eso las autoridades sanitarias (OMS, EFSA, CDC, etc.) y los profesionales de la salud trabajan desde hace años desde ese enfoque, conocido como One Health, es decir, «una sola salud», porque todas ellas (la humana, la animal y la medioambiental) están estrechamente interrelacionadas.