Un millón de turistas españoles eligen como destino de sus vacaciones un país exótico. Conocer las medidas preventivas sobre seguridad alimentaria ayudaría a evitar la enfermedad más frecuente en estos viajes: la diarrea del viajero.
«La salud también viaja» fue el lema que el Ministerio de Sanidad y Consumo presentó en la campaña del año 2000 destinada a los viajeros con destino a algún país «exótico». En 2001, el acento se puso en la consulta pre-viaje a los Centros de Vacunación Internacional para que el viajero tuviera más conocimiento sobre los riesgos que para su salud pueden tener sus vacaciones. En la geografía española existen un total de 46 Centros de Vacunación Internacional, reconocidos por la Organización Mundial de Salud (OMS). Pese a que el número de visitas que reciben se incrementa año tras año, todavía es elevado en número de viajeros que desconocen que su salud también irá de vacaciones con ellos.
Las medidas informativas adoptadas por el Ministerio empezaron a intensificarse a raíz del incremento notable del número de viajeros que cada año en verano se desplazan a países tropicales, exóticos o en vías de desarrollo. En gran parte de los casos, se trata de turistas que desconocen las medidas preventivas que se deben tomar para evitar riesgos para la salud. Prueba del desconocimiento existente es un trabajo realizado en la sala de embarque de un aeropuerto de Cataluña entre viajeros con destino a un «país exótico». Sus resultados revelan que el 70% de los entrevistados no había recibido ningún tipo de información sanitaria y que el 50% desconocía los riesgos que este tipo de viajes podia implicar para su salud.
La venganza de Moctezuma
La diarrea del viajero se origina en el consumo de alimentos que no garantizan las medidas básicas de seguridad alimentariaLa dama de Nueva Delhi o la venganza de Moctezuma son algunos de los apelativos internacionales bajo los que se esconde la patología más frecuente en las vacaciones «exóticas»: la diarrea del viajero. El origen de este mal recuerdo de las vacaciones se sitúa en la ingestión de alimentos que no garantizan las medidas básicas de seguridad alimentaria. Los casos suele presentarse con más frecuencia en los países donde reina el sol acompañado de altas temperaturas.
Las denominaciones que esta patología adquiere en diferentes países siempre hace referencia a la rapidez de actuación que requiere la situación. Se trata de un proceso que, tras un inicio brusco, suele prolongarse por espacio de 1 a 15 días, acompañado de retortijones abdominales y deposiciones de forma casi continuada. Una fórmula para olvidar la venganza de Moctezuma es solicitar información en la consulta pre-viaje de los Centros de Vacunación Internacional sobre los consejos básicos, tanto para la prevención como para el tratamiento.
La Sociedad Internacional de Medicina del Viajero remarca que las medidas preventivas básicas son: la seguridad de los alimentos y las bebidas que se ingieran, así como la higiene personal a la hora de las comidas. Pero si a pesar de todo las medidas básicas no han conseguido evitar esta patología, se debe de prestar especial atención a la ingesta de líquidos para evitar el problema de la deshidratación.
La Sociedad advierte de manera clara sobre el riesgo de viajar con niños. En este sentido, publica un estudio realizado por la Universidad de Zurich donde remarca que a menudo los niños reciben la consideración de «adultos pequeños». El estudio aclara que los niños requieren una atención especial y recomienda que, en la medida de lo posible, se evite que viajen a países en vías de desarrollo. En cualquier caso, las medidas de prevención y tratamiento deben estar al orden del día y ser bien conocidas.
Cuaderno de Bitácora
En la preparación de un viaje, al igual que en los viajes de mar, sería conveniente tener anotados aquellos riesgos básicos que podemos evitar para poner en peligro nuestra salud. A la hora de beber agua, por ejemplo, para asegurarse es mejor tomarla embotellada tras comprobar que el precinto no ha sido manipulado. Y aunque el calor haga apetecible la presencia de los cubitos de hielo, es mejor abstenerse, ya que desconoceremos si proceden de agua contaminada. En el caso de que no exista esta opción, una solución de urgencia para tratar el agua potencialmente peligrosa es clorarla del agua con dos gotas de hipoclorito sódico puro y esperar treinta minutos hasta el consumo.
En muchos casos la frase «donde fueres haz lo que vieres» no resulta tampoco muy saludable. Un ejemplo muy frecuente suele ser la compra de comida en algún puesto callejero, cocina típica o helados, donde los lugareños disfrutan de su almuerzo. En estos puestos, que no suelen asegurar las medidas básicas de higiene, se debe de sumar la elevada temperatura del ambiente. Su comida puede acabar convirtiéndose en la pesadilla del turista que no está acostumbrado a este tipo de menús.
En la lista de recomendaciones también figuran los alimentos crudos, que se deben evitar porque nuestro organismo, a diferencia del de los lugareños, no está inmunizado contra determinados patógenos. Respecto al pescado o marisco, suelen convertirse en una opción gastronómica apetecible, tanto para el paladar como para el bolsillo. En estos casos la medida básica de prevención es solicitar que se sirva bien hecho para conseguir la destrucción de los agentes biológicos y reducir la contaminación por algunas sustancias químicas. Conviene apuntar, además, el riesgo potencial de alimentos como los moluscos bivalvos (mejillón, almeja o berberechos) que al ser organismos filtradores retiene en sus tejidos toda materia orgánica de la cual se van a nutrir y en la que se pueden encontrar bacterias como Escherichia coli o Salmonella, cuyo recuerdo no sería muy agradable.
El buen aspecto y llamativo colorido de las frutas se convierte en un atractivo para los ojos, pero quizás no tanto para el estómago. La mejor garantía para un consumo seguro es pelarla, previo lavado a conciencia.
Por último, las comidas especiadas o picantes, al margen de dejar insensible el paladar, son irritantes. Ello provoca una mayor sensibilización de la mucosa gástrica y, en consecuencia, disminuyen las defensas en esta parte del cuerpo. Además las especias poseen una elevada contaminación bacteriana.
Muchas personas que planifican sus vacaciones con destino a un país exótico olvidan incluir en su agenda la visita al Centro de Vacunación Internacional. Dicha consulta, que se recomienda con un mes de antelación, tiene como objetivo preparar los aspectos sanitarios básicos del viaje, desde vacunas hasta saber qué llevar en el botiquín. En España existen un total de 46 centros, reconocidos por la Organización Mundial de la Salud.
Durante el año 2000, y con respecto al anterior, el número de viajeros atendidos en estos centros se incrementó en un 35%. Cerca de 80.000 personas consultaron por vía telefónica, se realizaron 276.199 actuaciones con carácter preventivo y las vacunaciones, para diferentes enfermedades, ascendieron a 208.572. Si usted ya tiene programadas sus vacaciones, pero no ha consultado a ninguno de estos centros, quizás esté a tiempo y pueda llamar al teléfono 91 596 1090 o consultar en la página de Internet del Ministerio de Sanidad para encontrar el Centro de Vacunación Internacional más próximo a su hogar.
Algunos profesionales del campo de la Medicina del Viajero consideran que resultaría muy eficaz que desde las agencias de viajes se advirtiese de la necesidad de consultar al centro de vacunación más próximo. El motivo es que muy a menudo el viajero se entera pocos días antes de partir, y generalmente a través de amigos, de que necesita alguna vacuna. En la mayoría de los casos desconoce las medidas sanitarias básicas para disfrutar de unas vacaciones sanas.