¿Qué hacemos si nos encontramos con un material extraño en un alimento?
- Ante una alerta alimentaria, es importante seguir las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y la empresa responsable del producto. Se aconseja verificar si el producto que tenemos en casa coincide con el lote de la alerta. La trazabilidad es la herramienta que tenemos para poder localizar todos los lotes y poder retirarlos.
- Si nuestro lote coincide con el de la alerta, no debemos consumirlo. Es importante no tirar el envase, ya que puede ser necesario para la investigación. Podemos devolver el producto al punto de venta, pero lo idóneo sería contactar con la empresa —a través de la información de contacto del etiquetado— para informar y seguir sus instrucciones.
- Si hemos consumido el producto y presentamos algún síntoma, hay que buscar atención médica.
- Recuerda. La seguridad alimentaria es una responsabilidad compartida. Los consumidores también tenemos nuestra parte y debemos manipular los alimentos de forma segura, respetando las fechas de caducidad y las condiciones de conservación.
Ojo con los bulos
Cada vez que hay una alerta alimentaria se producen situaciones que pueden generar bulos. Gemma del Caño, farmacéutica especialista en seguridad alimentaria, destaca que las alertas reales jamás se comunican por WhatsApp o sistemas parecidos, sino por canales oficiales.
Por tanto, si recibimos algún aviso por algún grupo, es mejor verificarlo por nuestra cuenta. No hay que dejarse llevar por el miedo o la desinformación y hay que confiar en los profesionales y en los sistemas de control. La seguridad alimentaria en Europa es de las más rigurosas del mundo.
- Las alertas se pueden consultar aquí, en la web oficial de la AESAN.
¿Cómo se llevan a cabo los controles en España?
El sistema empezó con controles de la Administración de los productos una vez elaborados, pero hoy en día se trabaja más en idear sistemas de prevención que eviten o reduzcan al máximo las contaminaciones.
Las empresas implementan sistemas de autocontrol obligatorios (APPCC) para prevenir riesgos, pero la autorregulación es fundamental y aplican de manera voluntaria otras normativas muy estrictas, supervisadas por organismos independientes.
Por su parte, la Administración realiza controles aleatorios, según factores como el volumen de fabricación de la empresa o el riesgo potencial que supone la producción de algunos alimentos en particular.