Las personas pasan una cuarta parte de su vida en la cama y el bienestar durante las horas de sueño es básico. Además de ocupar gran parte del día a día, un descanso deficiente puede provocar alteraciones importantes en la salud. Uno de los problemas más habituales son los ronquidos. Éste y otros trastornos del sueño aumentan de forma considerable en los países desarrollados, de la mano del envejecimiento de la población y el incremento de los casos de obesidad, entre otros factores.
Imagen: Jocilyn Pope
Dormir solos aportaría al organismo 49 minutos adicionales de buen sueño cada noche, porque se calcula que las parejas que comparten cama tienen un 50% más de probabilidades de padecer diversos inconvenientes mientras duermen. Estos problemas están provocados, sobre todo, por el hecho de que la pareja ronque o sufra insomnio. Especialistas del sueño en la Universidad de Surrey (Reino Unido) revelan el motivo por el que muchas personas se desvelan por la noche con sensación de agotamiento.
Exceso de movimientos, ruidos de la cama, la lucha por los cojines o calor excesivo son motivos que alteran la calidad del sueño cuando se comparte el lecho. Pero la causa principal son los ronquidos, un aspecto que hace años se consideraba inocuo para quien lo sufría -no para quien lo padecía-, pero que en la actualidad ha tomado especial importancia porque afecta a la salud de ambos miembros de la pareja.
Según la Asociación Británica de Ronquidos y Apnea de Sueño (BSSAA), los hombres roncan el doble que las mujeres y calculan que solo en el Reino Unido hay 15 millones de roncadores. La American Sleep Disorders Association (ASDA) señala que prevalencia de los trastornos respiratorios es muy alta; diferentes estudios de los últimos años evidencian un porcentaje del 25,4%. El ronquido simple es un fenómeno frecuente que seda entre un 4% y un 29% de los hombres y entre un 3% y un 14% de las mujeres, que se incrementa con la edad y que está asociado a la obesidad. Por géneros afecta al 10% varones y al 5% mujeres a partir de los 30 años, y más allá de la década de los sesenta, al 60% de los hombres y al 40% de las mujeres.
El número de afectados aumenta, además, junto con otros trastornos del sueño, como los trastornos del ritmo circadiano, la narcolepsia, el sonambulismo o el insomnio. Esto se debe al aumento de la población anciana, de los casos de obesidad y del consumo de alcohol, principales factores de riesgo para el desarrollo de estas afecciones.
Un tercio de la población pediátrica, que incluye a niños y adolescentes, sufre también algún tipo de trastorno del sueño, según han indicado los expertos que han asistido a la XX Reunión Anual de la Sociedad Española del Sueño (SES), celebrada en Sevilla.
Controlar el ronquido
Un tercio de la población pediátrica, que incluye a niños y adolescentes, sufre algún tipo de trastorno del sueño
Los ronquidos se generan en la nariz y en la garganta por la vibración que se origina en el paladar suave al inspirar y espirar. Durante el sueño, los músculos que se encargan de mantener abiertas las vías respiratorias se relajan, por lo que se estrechan y vibran más hasta causar los molestos ruidos, que pueden alcanzar grados variables de volumen. Es involuntario y, según los expertos, no puede curarse, aunque sí controlarse. El alcohol o los fármacos para dormir ayudan a relajar los músculos y, por tanto, potencian esta situación.
El sobrepeso y la obesidad también ejercen más presión sobre las vías y favorecen el aumento de los movimientos vibratorios. Procesos gripales, resfriados, alergias, pólipos o lesiones nasales pueden estar de la misma manera implicados en los ronquidos, así como fumar, que provoca inflamación o bloqueo de los conductos respiratorios. Por ello, los expertos insisten en que, ante estos factores de riesgo, hay que asumir un cambio de hábitos para controlarlos o evitarlos al máximo. En el caso de resfriados o gripe, la BSSAA recomienda usar un humidificador o inhalar vapor, para mantener limpias las vías respiratorias, entre otras medidas.
Cuando la realidad se agrava
En la mayoría de los casos, adoptar unos hábitos saludables ayuda a controlar, en cierta medida, los ronquidos más leves (hipoapnea). Sin embargo, un pequeño porcentaje de afectados podría sufrir un problema subyacente mucho más grave. Es el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), que en general afecta a personas de mediana edad obesas o con sobrepeso y que provoca una obstrucción repetida de las vías respiratorias superiores mientras se duerme, lo que ocasiona pausas en la respiración durante la noche. En España, este trastorno afecta a más de un millón y medio de personas.
La afección causa una reducción en los niveles de oxígeno y un pequeño despertar para recuperar el ritmo normal, casi siempre inconsciente, hasta que ocurre el siguiente episodio. Esta falta de sueño continuo puede provocar somnolencia excesiva durante el día, trastornos respiratorios y cardiovasculares (reducción del nivel de oxígeno en sangre y taquicardia). La mala calidad de sueño, además, puede desembocar en problemas emocionales y alteraciones del comportamiento y en el rendimiento cognitivo.
La apnea del sueño es susceptible de causar un círculo vicioso en el que las razones del trastorno se convierten en consecuencias: la falta de sueño favorece la obesidad, hipertensión (más del 40% de los afectados padece hipertensión) y diabetes mellitus. Una cifra que llama la atención es que el 86% de la población española desconoce que el SAOS puede afectar a la salud. Quizá por ello, un 80% de los afectados están sin diagnosticar y un 34% no sabe siquiera qué es.
Dormir las horas suficientes, de forma regular e intentar dormir de lado, además del cambio de hábitos, son algunos de los consejos ante situaciones leves. Aunque estas medidas ayudan a frenar su progresión, muchas personas necesitarán un tratamiento con un dispositivo de presión positiva continua (CPAP) para mantener las vías respiratorias abiertas, de manera que la respiración no se detenga durante el sueño y permita el descanso a los afectados. No obstante, algunas personas no lo toleran demasiado bien y abandonan el tratamiento en menos de un año. Los especialistas, sin embargo, aseguran que un adecuado control y un apoyo especializado, a menudo, ayudan a superar cualquier problema con su uso.
Una alternativa a estos dispositivos podría ser un nuevo aparato creado por el odontólogo español Pedro Mayoral. Es una estructura de avance mandibular que evita el bloqueo de las vías y mejora la respiración durante la noche. Esta férula hecha a medida impide que la lengua tire hacia atrás, uno de los principales motivos de los ronquidos. No obstante, Mayoral recomienda un CPAP para casos muy severos de apnea.
Entre todos los trastornos del sueño (ronquidos, apnea, hipersomnia o exceso de somnolencia, sonambulismo, enuresis, narcolepsia…) hay una prevalencia destacada entre el sexo masculino. No obstante, estas cifras tienden a igualarse cuando la mujer supera la menopausia, debido a los cambios hormonales. Antes de la menopausia, las hormonas femeninas “protegen” de los ronquidos porque mantienen el tono muscular y evitan la acumulación de grasa en el cuello. En la menopausia, los niveles de estrógenos y progesterona disminuyen y el riesgo aumenta.
Aunque no tiene por qué resultar grave si se controlan, sí es cierto que, por mecanismos no del todo dilucidados, roncar en la mujer se ha asociado con un porcentaje bajo, pero significativo, de padecer enfermedades cardiovasculares. Durante la vida, no obstante, otros factores pueden afectar al sueño de la mujer: cambios en los niveles hormonales, estrés, determinadas enfermedades, estilos de vida poco saludables o embarazo, entre otros. Ejemplo de ello es el insomnio, uno de los síntomas más comunes del síndrome premenstrual.