El frío de la nevera ralentiza y retarda el crecimiento de microorganismos patógenos, pero no los detiene por completo. Las temperaturas de refrigeración, por tanto, inhiben durante unos días el crecimiento microbiano. Pero debe tenerse en cuenta que, entre 2ºC y 5ºC -la temperatura habitual de los frigoríficos domésticos-, el tiempo de conservación, en general, no debería ser superior a los seis días (salvo algunas excepciones, como los huevos) para evitar que la humedad favorezca la proliferación de hongos y carne picada porque requieren mayor grado de manipulación.
Una de las principales medidas para evitar patógenos en la nevera es controlar la temperatura. La fluctuación de grados, o la rotura de la cadena de frío, constituyen la forma más común de riesgo microbiano. A pesar de que el frío ralentiza la actividad de los microorganismos, la refrigeración no implica su eliminación, solo los adormece. Muchos de estos patógenos mantienen su capacidad para multiplicarse, aunque de forma más lenta. Algunos de los patógenos capaces de multiplicarse a temperaturas de refrigeración son Aeromonas hydrophila (pescado, marisco y agua), Listeria monocytogenes (queso fresco, embutidos, carnes y leche) o Yersinia enterocolotica (productos cárnicos como el cerdo). No es recomendable sobrecargar las neveras, ya que no pueden cumplir con su función y, por tanto, los alimentos no se conservan de forma adecuada.
Mejorar el efecto del frío en la nevera
Se debe controlar la temperatura de la nevera y limpiarla de forma periódica para garantizar la seguridad de los alimentos que almacena
El frío, en contacto con los alimentos, actúa sobre el metabolismo de los microorganismos e inhibe la actividad de las enzimas que desarrollan. Además de este bloqueo, el frío inhibe el proceso de degradación de las proteínas de los alimentos y, por tanto, retrasa la descomposición de los componentes de los alimentos y prolonga la alimentos crudos de los cocinados. La carne cruda debe guardarse en la parte inferior de la nevera. El contacto con alimentos crudos y cocinados favorece la contaminación cruzada, de ahí que sea tan importante evitar que se mezclen.
Tiempos aproximados de conservación
El tiempo que un alimento puede carne fresca de vacuno debe mantenerse un máximo de tres a cinco días, mientras que las preparaciones de platos con carne no deberían estar en la nevera más de uno o dos días. El caso del pollo es similar al de la carne de vacuno. Para reducir el riesgo de formación de bacterias, la carne de pollo fresca se mantiene de uno a dos días en la nevera. El pollo cocido o procesado, de tres a cuatro días. El pescado y la carne picada son los más perecederos, de ahí que no deban mantenerse más de un día.
Las verduras crudas pueden permanecer en la nevera de cuatro a cinco días; los platos preparados hasta cinco días y los huevos, de dos a tres semanas.
Una de las formas más importantes para una refrigeración segura es mantener la nevera limpia. Para hacerlo, deben lavarse todas las superficies (cajones, puerta, estantes) con agua caliente y jabón. Una vez a la semana, debe hacerse un repaso general a todos los alimentos para desechar los que ya no están en condiciones. Para mantener la nevera libre de malos olores, se puede limpiar con vinagre y agua (el vinagre contiene ácido que destruye los mohos) o con una solución de bicarbonato de soda y agua. En ambos casos, debe centrarse la atención en juntas, estantes laterales y puertas. Los pasos para limpiar de forma ordenada una nevera pueden ser:
- Retirar los alimentos. Desechar los caducados y mantener los que aún están en buenas condiciones.
- Retirar estantes y cajones. Si son de metal o plástico se pueden lavar con agua caliente y jabón.
- Limpiar el interior con un paño limpio con agua caliente y detergente suave. Hacerlo desde arriba hacia abajo para evitar goteos sobre superficies ya limpias. Debe prestarse especial atención a las juntas y partes de atrás de la nevera y a las puertas interiores.
- Antes de volver a poner los estantes y cajones, deben secarse bien.
- Introducir los alimentos de nuevo y aprovechar para limpiar frascos o envases que hayan podido quedar sucios, como botes de mermelada o miel.