En la cría de animales de abasto se utiliza una variada gama de productos farmacológicos, con el fin de evitar posibles patógenos o para curar enfermedades. Estas sustancias pueden dejar residuos en los animales, que pasarían a los alimentos, ya sea en su forma original o de cualquiera de sus metabolitos. Pero, en ocasiones, su uso es imprescindible como único fin terapéutico. Esta administración no está exenta de riesgos ya que, en ocasiones, puede ocurrir una resistencia de los patógenos a los antibióticos. Esto supone un problema para la seguridad del consumidor.
Hay evidencias que constatan la detección de restos antibióticos en carne, huevos, miel u otros productos, derivada de su uso en la cría y desarrollo de animales. El Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Europea (ECDC) alerta del aumento de la resistencia a los antibióticos con bacterias como E. coli, una de las más comunes transmitidas por los alimentos.
La vigilancia de los residuos de medicamentos en los animales es crucial para garantizar una seguridad en los posteriores alimentos y evitar que estos lleguen al consumidor y tengan repercusiones negativas para la salud. Con motivo del Día Europeo de la Concienciación sobre Antibióticos, celebrado el pasado 18 de noviembre, el ECDC ha publicado un informe que deja constancia de la resistencia, cada vez mayor, de algunas de las bacterias más comunes en los alimentos. Para evitarlo, se han adoptado medidas específicas.
Promover un uso adecuado
El ECDC apuesta por hacer un uso adecuado de los antibióticos para evitar problemas de resistencia bacteriana
Entre las acciones establecidas y propuestas por los expertos, destaca sobre todo la promoción de un uso adecuado de los antibióticos. Además, se aboga por prevenir las infecciones o los contagios causados por los patógenos y desarrollar alternativas a los antibióticos que se utilizan. Uno de los casos más recientes de esta problemática es la resistencia de la bacteria E.coli, cuyo caso provocó la muerte de varias personas en un brote ocurrido en Alemania la primavera pasada. Sin embargo, el informe también avala la disminución de la resistencia de otras bacterias como Estafilococo aureus, causante de infecciones en la piel y mucosas.
Los expertos del ECDC insisten en la necesidad de tomar medidas coordinadas para evitar que la efectividad de los antibióticos en la lucha contra patógenos pierda efectividad. Y no solo en este ámbito ya que, en el sector de la medicina humana, el abuso de antibióticos también resulta un tema de preocupación. Se propone, por tanto:
- Evitar las contaminaciones por descuidos por los que tenga que aplicarse un tratamiento antibiótico en los animales.
- Realizar más controles en los productos importados de países con una menor exigencia de calidad que las patentes en la UE (como la miel o las gambas de origen asiático).
- Aplicar una legislación más precisa y severa sobre la administración de antibióticos a los animales y sobre el uso de antibióticos con fines no curativos.
- Generalizar para todos los animales de consumo la «tarjeta de salud», un documento que recoge los medicamentos administrados, la fecha y la dosis y que, a día de hoy, solo se realiza con el vacuno.
- Comprobar de manera regular el correcto funcionamiento de los controles establecidos por la UE.
Ganadería ecológica, ¿la solución?
La alimentación ecológica mantiene una tendencia al alza entre los consumidores de todo el mundo. En el caso de la ganadería, el principal objetivo es el bienestar de los animales y la protección del medio ambiente como factor de prevención del uso de antibióticos. Se lleva a cabo con razas autóctonas de cada zona geográfica y, por tanto, son necesarios menos recursos. Se evita el sobrepastoreo y son raros los problemas de enfermedades en los animales, que proveen de productos de elevada calidad y seguridad alimentaria.
Los animales se alimentan de los recursos de las explotaciones mediante cultivos de grano, paja o heno, se crían en libertad y, de acuerdo con lo que establece el Reglamento (CE) nº 1804/99, no está permitido el uso de antibióticos para tratarlos ni cualquier sustancia química. El tratamiento que reciben estos animales suele ser homeopático y, aunque solo en ocasiones muy concretas y tipificadas, se administra otro tipo de tratamiento más agresivo. Los animales se cuidan de manera preventiva y se evita ante todo cualquier administración de tratamiento antibiótico, tranquilizante u hormonal.
Uno de los principales problemas del consumo de animales tratados con antibióticos son las posibles reacciones alérgicas que afectan a la población más sensible. Algunos grupos de antibióticos son capaces de desencadenar reacciones alérgicas, en la mayoría de los casos poco graves, aunque de manera puntual podrían llegar a serlo. Otro problema asociado al consumo de antibióticos son los efectos toxicológicos, de muy difícil detección dadas las bajas concentraciones de químicos residuales en el organismo humano y animal. Según el tipo de antibiótico, los residuos tóxicos varían en función de diversos factores. En el cloranfenicol, es fácil la toxicidad, motivo por el cual ya se ha prohibido su uso en algunos países.
Otro de los problemas es la resistencia bacteriana, que puede deberse a múltiples causas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), debe limitarse su emergencia y paliar sus efectos. Los expertos no hacen hincapié en los residuos de antibióticos que puede contener la carne de consumo, sino en el desarrollo de resistencia bacteriana de los mismos animales. Esto puede llevar a la transferencia de estas bacterias resistentes al consumidor y provocar entonces graves problemas de salud.