Tratamiento del cáncer de tiroides

La mayoría de los tumores malignos de tiroides tienen un pronóstico excelente, con tasas de supervivencia de casi el 90% a los 20 años
Por Clara Bassi 25 de marzo de 2012
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Imagen: sergis blog

El tratamiento del cáncer de tiroides tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas afectadas. Para curarse de un carcinoma de tiroides, el más habitual, los pacientes deben recibir un tratamiento con yodo radiactivo en una cámara aislada. El protocolo que sigue a los días posteriores es muy escrupuloso: no pueden acercarse a nadie y deben tomar una serie de medidas muy precisas. Una actuación que tiene una indudable repercusión en su bienestar psicológico.

La dolencia de tiroides que ha padecido la ministra argentina, Cristina Kirchner, entre 2011 y 2012, ha abierto la caja de pandora sobre la gran variedad de problemas de salud que puede acarrear esta glándula humana. En un inicio, los médicos sospecharon que la mandataria padecía un cáncer, pero al final, el análisis de la pieza que se le extirpó permitió comprobar que era un tumor benigno.

Por desgracia, este no es el diagnóstico final para las 3.000 personas que cada año reciben en España la noticia de que tienen un cáncer tiroideo. La glándula tiroides está ubicada en el centro del cuello, donde la prominencia laríngea -lo que se conoce como nuez- y tiene forma de mariposa. El desarrollo de un cáncer en esta región se descubre a partir de la detección de un nódulo. Aunque en su mayoría son benignos y se relacionan con otras disfunciones de la glándula, en una pequeña proporción de casos (el 5%), estos nódulos son malignos (cáncer) y, por lo tanto, deben vigilarse muy de cerca y tratarse de forma contundente para evitar que reaparezcan.

Entre el 80% y el 85% de todos los casos malignos que se detectan cada año son un carcinoma diferenciado de tiroides (CDT). Este tumor afecta más al sexo femenino (80%) que al masculino (60%) y es el séptimo tumor más frecuente en mujeres. Su mayor incidencia se registra entre los 30 y los 60 años y afecta, sobre todo, a la población de piel blanca, señala Cristina Chamorro, presidenta de la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (AECAT).

La malignidad del cáncer de tiroides es variable. Mientras la mayoría de estos tumores tienen un pronóstico excelente, con tasas de supervivencia de casi el 90 % a los 20 años, hay un pequeño grupo con mal pronóstico y que no responden a la terapia convencional.

Cáncer de tiroides: tratamiento con yodo radiactivo

En el cáncer de tiroides, el yodo radiactivo, nocivo en el ambiente, sirve para curarlo

¿Cómo se trata este tipo de cáncer? En primer lugar, se lleva a cabo una cirugía para extirpar el tumor tiroideo lo máximo posible. Luego se administra un tratamiento de yodo radiactivo o radioyodo. Esto se debe a una especificidad de la glándula tiroides, puesto que es la única parte del cuerpo humano que capta yodo.

Cabe recordar la noticia más universal de 2011, el terremoto de Japón y la posterior fuga radiactiva de la Central Nuclear de Fukushima, que permitió comunicar al gran público el elevado riesgo que tenía la población de contraer cáncer de tiroides al inhalar o ingerir alimentos contaminados con yodo radiactivo. Y es que esta glándula es la única del organismo que capta las radiaciones. Por ello, tras la fuga radiactiva, la población japonesa recibió pastillas de yodo para saturar la tiroides, evitar que esta pudiera captar el yodo radiactivo que había contaminado el aire y los alimentos, y que desarrollara neoplasia.

Curiosamente, en el caso de un cáncer ya diagnosticado, el yodo radiactivo, nocivo en el ambiente, sirve para curarlo. Cuando se diagnostica el CDT, las células malignas aún captan yodo, lo que resulta muy útil desde el punto de vista terapéutico.

«Si estas células de esta glándula siguen siendo las únicas que captan yodo, estos cánceres son de muy buen pronóstico, porque al ser distintas a las del resto del organismo, se puede aplicar un tratamiento que da muy buen resultado para eliminarlas: la administración de yodo radiactivo», explica Chamorro. Lo que sucede es que solo las células cancerígenas de la tiroides absorben el yodo radiactivo y se destruyen.

Preparación para el tratamiento del cáncer de tiroides

La mala noticia es que el tratamiento con yodo radiactivo tiene un impacto en el bienestar psicológico de los pacientes con cáncer de tiroides. En primer lugar, un tratamiento de preparación, «para disminuir los niveles endógenos de yodo para que en el organismo haya poca cantidad que compita con el yodo radiactivo que se administra. Así, la proporción de yodo radiactivo que captarán las células tiroideas será más alta que si hubiera abundante yodo natural, puesto que las células no discriminan entre uno y otro, captan el que hay», explica Chamorro.

Esta preparación se puede realizar con un método clásico: se retira la tiroxina diaria (una hormona tiroidea) durante 4-6 semanas previas al tratamiento; esto provoca un hipotiroidismo inducido, que puede derivar en problemas metabólicos, cardiacos y depresivos y que impide trabajar; por este motivo, está contraindicado en personas con problemas psicológicos. Un nuevo método alternativo es la administración de una inyección recombinante humana (rhTSH) durante los días previos al tratamiento con radioyodo. Este ha supuesto una importante mejora en la calidad de vida de estos pacientes y está cubierto por la Sanidad pública española.

Esta inyección no siempre está disponible en algunos seguros privados, según Chamorro, lo que obliga a los pacientes a seguir un protocolo clásico de inducción del hipotiroidismo, con el impacto que este tiene en su calidad de vida. Tras la preparación, a estos pacientes se les administra el yodo radiactivo en una cámara, donde deben permanecer aislados una media de tres días.

SEGURIDAD EN EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER DE TIROIDES

El tercer paso del protocolo terapéutico de estos pacientes consiste en cumplir de manera escrupulosa varias medidas de seguridad e higiene al regresar a casa, porque al recibir el alta médica siempre queda una radiación residual de yodo radiactivo y se debe evitar contaminar con ella a otras personas. Las medidas de precaución son, entre otras, permanecer alejadas dos metros de otras personas, dormir en una habitación donde no entre nadie y a más de dos metros de cualquier persona, aunque esté separada por una pared, porque la radiación del yodo la atraviesa.

Estas medidas son aún más exigentes en el caso de los niños y las embarazadas, de quienes el paciente con cáncer de tiroides tratado con yodo debe permanecer alejado durante un mes. También deben utilizar un cuarto de baño separado, tirar todo residuo personal -incluso los pañuelos- al inodoro y después tirar varias veces de la cadena, utilizar determinados cubiertos, vajilla, ropa, toallas y sábanas aparte y siempre lavarlo todo también aparte. De hecho, al salir del hospital, debe tirarse toda la ropa que se ha llevado en la cámara.

El resultado de todas estas medidas es que “los pacientes se sienten aislados y muy inseguros, sobre todo cuando les dicen que no se acerquen a nadie. Esta es la medida de seguridad más importante”, destaca Cristina Chamorro.

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