Uno de cada cuatro españoles quiere perder peso, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad. Esta inquietud aumenta cuando se aproxima el buen tiempo. Y se nota en los gimnasios, sobre todo los dos meses previos a la llegada del calor. Pero hay que ir con cuidado: los expertos insisten en que no es saludable perder peso de forma rápida y aconsejan una dieta controlada y ejercicio físico sin prisa y sin obsesiones. A continuación se explica que un cambio de actitud y establecer objetivos a largo plazo es lo más recomendable para perder peso y conseguir adoptar hábitos saludables.
¿A quién no le gusta sentirse sano y sin ningún kilo de más cuando se acerca el buen tiempo? Sin embargo, muchos son quienes, para conseguirlo, se obsesionan con dietas de choque, tallas de ropa o la búsqueda de unas medidas ideales. Pues nada más lejos de las recomendaciones recientes de expertos de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) que, además, insisten en la importancia de la incorporación de la actividad física. Practicar ejercicio suave en la vida cotidiana puede aumentar la confianza en uno mismo y hacer que la persona se sienta mejor. En cambio, ir a los extremos de pérdida de peso a menudo produce un efecto contrario y provoca sentimientos negativos.
Claves para cambiar a hábitos saludables
El objetivo para sentirse sano y en forma es centrarse en la actitud. De este modo, los expertos ingleses aseguran que es importante bajar de talla de manera segura. Para ello, ofrecen los siguientes consejos sobre cómo alcanzar los objetivos de peso:
- Ser realista: consultar con el médico acerca de cuánto peso se necesita perder para estar saludable y fijar un calendario para cumplir ese fin. De forma segura se puede bajar hasta casi un kilo por semana.
- No excederse: hacer solo un cambio de estilo de vida cada día, como eliminar un refresco azucarado de la dieta o establecer la toma de desayuno. Los pequeños pasos son los que permiten alcanzar el objetivo de modo más sencillo.
- Moverse más: es importante aumentar el nivel de actividad. Hay que empezar despacio y ser coherente. Una lista de ejercicios en el calendario de trabajo puede ser una buena ayuda como recordatorio.
- Personalizar el entrenamiento: aunque la mayoría de las personas debería realizar por lo menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 de ejercicio intenso cada semana, el entrenamiento que se elija debe adaptarse a cada uno. Una persona sociable y abierta puede llevar a cabo clases organizadas en grupo. Y quienes sean más solitarios, disfrutarán más de caminar, correr o nadar a solas.
- No saltarse las comidas: una buena manera de reducir las calorías es mantener un registro de la ingesta de alimentos durante unos días, con el fin de conocer de dónde provienen las calorías adicionales.
- Seleccionar los alimentos: la mitad de las comidas debe ser frutas y verduras; una cuarta parte tiene que ser cereales; y el resto, carnes magras como pollo y pescado. Es importante elegir recetas bajas en grasa y altas en fibra, además de limitar las porciones. También hay que evitar las bebidas azucaradas y optar por alimentos horneados, estofados, asados, hervidos o al vapor.
Hábitos sanos: primero para la salud, después para el físico
Si bien es saludable mejorar la actitud y los hábitos, no hay que obsesionarse, puesto que no es fácil lograr en poco tiempo lo que no se ha conseguido durante todo el invierno.
Con el buen clima apetece más salir a hacer deporte y mantener un estilo de vida saludable. Por ello, la mejor recomendación es aprovechar las temperaturas agradables para plantearse unos objetivos realistas que se puedan dilatar a lo largo del año. Estas metas, además, deberían ser a largo plazo.
Las actividades de relajación también son útiles para entrenar tanto el cuerpo como la mente, ya que, al reducir el estrés, pueden facilitar el logro de los fines, es decir, el afianzamiento de unos hábitos sanos que ayuden a que la mejora perdure en el tiempo.
Por otro lado, la obsesión por perder peso lleva a la práctica de excesivo ejercicio en el gimnasio durante periodos de tiempo muy cortos, algo por completo desaconsejable, ya que el cuerpo debe asimilar la nueva actividad física de forma gradual.
Las altas temperaturas que se pueden alcanzar con la llegada del buen tiempo pueden representar un riesgo para los pacientes con patologías cardiovasculares. Estas personas tienen más probabilidades de sufrir un descenso de la tensión arterial (el efecto de los antihipertensivos puede agravarse ante el calor excesivo), entre otras complicaciones. Con el objetivo de intentar paliar estos efectos adversos, la Fundación Española del Corazón ofrece algunos consejos para cuidar la salud del corazón sano:
- Mantener una buena hidratación para compensar la pérdida de líquidos causada por el sudor.
- Llevar una dieta sana y equilibrada, rica en frutas y verduras, y controlar la ingesta de sal, grasas y azúcares. Los excesos dietéticos durante estos meses son una de las principales causas de ingreso hospitalario por descompensación de una cardiopatía.
- Realizar el ejercicio físico recomendado, pero evitar las horas de más calor.
- Seguir la pauta de medicación aconsejada por el cardiólogo.
- Las personas con enfermedades crónicas deben portar consigo siempre un informe de su médico que recoja qué padecen y qué tratamiento siguen.
- Al viajar, hay que tener cuidado con los trayectos largos: mover las piernas, estirarlas y levantarse de la butaca cada dos horas, además de vestirse con ropa cómoda.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura.
- Rechazar la exposición solar durante las horas centrales del día.