El recién nacido duerme muchas horas al día, pero necesita alimentarse cada tres; y sus hábitos no distinguen si es de día o de noche. Adaptarse a su ritmo durante las primeras semanas es difícil. Pero, aunque parezca complicado, dormir y descansar con un bebé nuevo en casa es posible. Este artículo explica la importancia de aprovechar cada momento y establecer turnos, además de procurar que el pequeño duerma lo mejor posible. Ofrece consejos para mantener la calma en los padres y pautas sobre cómo alimentarse bien para descansar, mientras que advierte de los posibles problemas de pareja cuando el niño duerme mal.
Dormir y descansar con un nuevo bebé es posible
El recién nacido es una auténtica caja de sorpresas y, en especial, para madres y padres primerizos, para quienes todo es nuevo. Pero, también, para los que ya han pasado por la experiencia, dado que cada bebé es una persona nueva, con sus propias características y necesidades. Las peculiaridades de cada recién nacido influyen en un tema tan sensible como es el sueño: ¿será de esos bebés inquietos, que lloran mucho? O, ¿dormirá muchas horas sin llantos?
Incluso en el primero de los casos, es posible dormir y descansar. A continuación se ofrecen cuatro consejos y recomendaciones que ayudan.
1. Aprovechar cada momento para dormir
Con un recién nacido en casa, es importante aprovechar cada oportunidad para dormir
La falta de sueño no solo genera una sensación de mayor cansancio sino, también, otros efectos: mal humor, irritabilidad y menor capacidad de atención. Por eso, es importante aprovechar cada oportunidad para poder dormir.
Y esto incluye los ratos, durante cualquier momento del día, en los que el bebé duerme y se puede echar una cabezadita. Esos minutos de sueño, que en circunstancias normales quizá se desprecian, cuando se cría a un recién nacido saben a gloria.
2. Dormir por turnos
Una de las grandes ventajas de la vida en pareja es el trabajo en equipo, la posibilidad de repartir tareas. Esta alternativa es muy valiosa en esta etapa: que una noche sea la madre quien deba levantarse para atender los lloros y la alimentación del recién nacido -mientras el padre duerme- y que la noche siguiente sea al revés.
Cuando le toque al padre la atención, lo que deberá hacer es acercar al bebé al pecho de la madre, para que esta lo pueda amamantar entre sueños, casi sin despertarse. Esto contribuye mucho con el descanso de la mujer.
De esta manera, una noche de poco sueño se compensa durante la siguiente, en la que sí será posible dormir de seguido. Esto en el mejor de los casos, claro, porque siempre puede pasar que el pequeño pase una mala noche y llore tanto que no deje dormir a ninguno de los dos.
3. Procurar que el bebé duerma lo mejor posible
Hay diversas técnicas para lograr que el bebé duerma y no llore de forma desconsolada. Desde el método Estivill, que se basa en dejarle llorar para que, de forma paulatina, deje de hacerlo (que cuenta con grandes oponentes), hasta otros procedimientos que tratan de calmarlo para evitar sus lloros.
Si el recién nacido duerme bien y solo reclama atención cuando tiene hambre o hay que cambiarle el pañal, sus padres tendrán más tiempo para descansar.
De todos modos, más allá de estos esfuerzos, hay que tener algo claro: es inevitable que el pequeño llore, sobre todo entre los dos y tres meses de vida, cuando atraviesa la etapa de los llamados cólicos del lactante.
4. Paciencia y calma en los padres
A partir del cuarto mes, los bebés encuentran un ritmo más normal y llevadero para los padres
Tener un recién nacido en casa es una etapa maravillosa y difícil, casi a partes iguales. Pero, también, con una duración limitada. A partir del tercer o cuarto mes, en general, los pequeños van encontrando un ritmo cotidiano más normal: no necesitan alimentarse con tanta frecuencia y es posible que, por la noche, ya puedan dormir varias horas seguidas. Si durante las primeras semanas es posible mantener la mente fresca, resulta útil tener presente que pronto pasará la fase más difícil y se podrá dormir mejor.
Es como cuando un día alguien tiene que madrugar mucho y le espera un día muy ajetreado: si sabe que al día siguiente podrá dormir hasta tarde, lo podrá vivir con alivio y tranquilidad. De la misma forma, saber que esta etapa del bebé quedará atrás en unos pocos meses es una ayuda para disfrutar de un mejor descanso.
5. Alimentarse bien para descansar
Para aprovechar al máximo las horas de sueño, es importante dormir de la mejor forma posible. Para ello, la alimentación ejerce un papel de vital importancia. Algunas recomendaciones son conocidas: evitar el café o los refrescos de cola, incluso el chocolate, porque poseen en su composición sustancias excitantes (cafeína, teobromina, etc.).
Otras pautas en las comidas, menos repetidas, son también esenciales para descansar cuando hay un recién nacido en casa. Evitar las comidas demasiado abundantes, sobre todo si son ricas en grasas o proteínas o con muchas especias y dejar pasar al menos una hora y media desde el final de la comida antes de ir a la cama.
Si se tienen en cuenta estos consejos, conciliar el sueño es más fácil y el descanso, más reparador.
En las primeras semanas de vida, los bebés duermen gran parte del día: 16 horas, o incluso más. Pero esas horas no son seguidas. Los bebés en esta etapa necesitan alimentarse (leche materna, siempre que sea posible) cada vez que lo demanden. Algo que sucede cada tres horas, de forma aproximada.
Todo esto hace que dormir con un bebé en casa pueda verse poco menos que como una misión imposible. Y esta falta de sueño (o dormir muy mal) puede agravar ciertos problemas de pareja que aparecen después del parto y que, incluso, pueden terminar en una ruptura.