Natural o artificial. La instalación de césped en el patio requiere analizar los elementos a favor y en contra de cada una de estas superficies, sobre todo en relación a los costes económicos de su colocación y el tiempo y el esfuerzo que demanda su correcto mantenimiento. Este artículo explica las características para un buen mantenimiento del césped natural, las ventajas y desventajas del césped artificial y en qué consisten los métodos de instalación para cada uno.
En jardines domésticos, piscinas, terrazas, instalaciones deportivas o parques, el césped está siempre presente: ocupa un papel fundamental a nivel funcional y decorativo. La correcta elección del tipo de césped -natural o artificial- para el sitio donde se desea colocar depende de una serie de factores relacionados sobre todo con el tiempo, el esfuerzo y el dinero que demanden su mantenimiento e instalación.
Mantenimiento del césped natural
El césped natural es, por una cuestión lógica, la opción más tradicional. Exige una serie bastante extensa de tareas de mantenimiento para tenerlo en óptimas condiciones: segar con periodicidad, erradicar las malas hierbas, abonar el terreno, controlar la existencia de plagas, hongos o insectos, regar con frecuencia, arreglar las calvas y mantener la uniformidad de color, de tal forma que se impide el surgimiento de zonas amarillas. Todos estos aspectos demandan tiempo y esfuerzo que hacen que el césped natural sea bastante costoso de mantener en condiciones.
La hierba natural absorbe mejor la polución y los ruidos, disipa el calor y se adapta con facilidad a diferentes espacios
Además está la cuestión económica: los abonos y fertilizantes, por un lado, y el mayor consumo de agua, por otro, elevan los costes de mantenimiento de patios y jardines con césped natural, por no mencionar gastos menores, como la electricidad de la máquina segadora.
Pero el césped natural también presenta algunas ventajas. Entre las principales se encuentran sus buenos niveles de absorción de polución y ruidos. Además, la hierba disipa mejor el calor y es muy versátil para adaptarse a diferentes espacios, más allá de su forma y tamaño.
Otra ventaja importante -aunque a menudo se pasa por alto- es la autorregulación de su actividad bacteriana; es decir, al ser un producto de la naturaleza, las relaciones que se crean entre los seres orgánicos y el entorno son naturales. Todo eso sin contar que para algunas personas el placer de contar con césped natural en el patio de casa puede ser inigualable.
Ventajas y desventajas del césped artificial
A diferencia del natural, el césped artificial no depende de tareas frecuentes de mantenimiento para lucir siempre verde. Evita las típicas tareas de jardinería: segar, desmalezar, fumigar y fertilizar. Con relación al riego, sí lo necesita para conservarse limpio y asentado, pero en cantidades mucho menores en comparación con el césped natural, lo que representa un buen ahorro de agua.
El césped artificial exige un procedimiento periódico de desinfección patógena, ya que su actividad microbiana no se autorregula
Sin embargo, el césped artificial necesita un mantenimiento mínimo para evitar algunos problemas. Por un lado, es preciso el lavado y peinado casi cotidiano de las hebras; por otro, un procedimiento periódico de desinfección patógena, debido a que en este tipo de superficies suele presentarse una actividad microbiana que no se autorregula como sucede con el césped natural. Esto es una limitación para instalar césped artificial en una casa donde viven mascotas.
Otras desventajas del césped artificial se presentan al aire libre, en especial en zonas calurosas. Al ser de plástico, se calienta mucho más rápido que el césped natural. Y, además, la fibra sintética tiene un alto grado de abrasión que en ocasiones puede hacer daño a la piel humana, lo cual se comprueba tanto en usos deportivos (campos de fútbol) como domésticos, en patios y espacios comunes de casas y urbanizaciones.
La instalación de césped natural es más simple que la del artificial. Existen dos opciones: a través de la colocación de tepes, porciones de tierra con césped que se disponen sobre el terreno, o de la siembra, con una distribución uniforme de las semillas. No requiere de maquinarias ni herramientas complejas, aunque tampoco es tan sencillo realizar la tarea de manera correcta para lograr buenos resultados. Terminada la colocación de los tepes o la siembra, es necesario dejar pasar varias semanas sin pisar esa superficie para dar tiempo a que el césped crezca y se afiance.
Por su parte, el césped artificial requiere una instalación profesional. Las mismas empresas que fabrican o comercializan el producto ofrecen este servicio. Este trabajo les lleva entre dos y tres días, según la superficie total del lugar. Lo primero que hacen es retirar la maleza y las raíces del terreno, para luego rellenarlo con una mezcla de grava y arena que facilitará la filtración de agua. El proceso concluye con la colocación del césped sobre el terreno nivelado y un riego abundante para que se asiente. El cepillado final levanta las hebras de gramilla artificial y da un efecto acolchado a la superficie.