Tras los topes de rentabilidad que puso en enero el Banco de España a los depósitos, se han multiplicado las ofertas de fondos de inversión. A pesar de que el pasado sábado el supervisor bancario diera marcha atrás, admitiera exceso de celo y haya decidido no penalizar a los bancos incumplidores, son muchos los ahorradores que han puesto ya sus ojos en los fondos. Estos son muy numerosos y variados, por lo que para un cliente puede resultar muy difícil tomar una decisión respecto a cuál será el mejor modelo para aumentar la rentabilidad de su patrimonio. En el siguiente artículo se explica que la elección viene determinada, sobre todo, por el perfil del inversor y por el grado de permanencia al que desea colocar su inversión. Quienes se decanten por esta estrategia inversora disponen de un amplio abanico de propuestas para mejorar su rentabilidad: desde fondos monetarios para los más conservadores, hasta los basados en la renta variable para los más agresivos.
Fondos de inversión para todos los perfiles
Los hay de todos los tipos y para todos los perfiles de inversores: agresivos, de corte defensivo e intermedios. Son los fondos de inversión, uno de los sustitutos de los depósitos tras el tope de rentabilidad que impusiera en enero a estos el Banco de España (decisión que rectificó el pasado sábado). Los fondos consisten en que una entidad gestora se ocupa de invertir el dinero de un grupo de personas que se han decantado por la misma inversión en acciones, títulos de renta fija, activos monetarios, derivados… e incluso una combinación de todos ellos.
La elección del fondo depende del perfil del inversor y el grado de permanencia al que desea colocar su inversión
Al haber una extensa oferta de fondos de inversión, es muy difícil escoger, y la elección viene determinada tanto por el perfil del inversor como por el grado de permanencia al que desee colocar su inversión. Algunos analistas indican que, entre varios fondos de inversión con similares características, hay que decantarse por el que tenga menos comisiones.
Si el inversor se decanta por la renta variable, lo idóneo son los fondos basados en estos activos, con una notable oferta. Puede que sean los de mayor revalorización, pero son peligrosos y en un mal año bursátil los efectos pueden absorber parte del capital invertido.
Si no se quiere una exposición tan directa, los fondos mixtos de renta variable combinan estos activos con productos derivados de la renta fija (obligaciones, bonos, deuda pública, etc.), que pueden proporcionar una cierta dosis de prudencia a la inversión.
Quienes no quieran estar expuestos a los vaivenes de los mercados bursátiles, pueden optar por los fondos de renta fija. Esto no significa que sus ganancias estén aseguradas, ya que evolucionarán conforme se comporten los mercados.
También se pueden contratar fondos de renta fija mixta, para abarcar más mercados financieros en este tipo de productos y protegerse con una mayor diversificación en su inversión.
Para mayor seguridad de los clientes se han desarrollado los fondos garantizados, que pueden ser de renta fija o variable. No obstante, y a diferencia de otros fondos de inversión, se dirigen a un plazo de permanencia largo, superior a los dos o tres años, y garantiza los ahorros.
Si se desea ser más conservador, queda el recurso de suscribir un fondo monetario. Genera una mayor estabilidad, aunque a costa de que la rentabilidad no sea espectacular.
También se puede contratar algún fondo alternativo (tales como private equity y los hedge funds) o global, que diversifican mucho sus inversiones e incluyen renta variable, renta fija y activos monetarios.
Pros y contras de cada fondo
Para escoger el fondo más adecuado, pueden seguirse las siguientes pautas:
Fondos de renta variable
- A favor: las posibilidades de aprovechar las revalorizaciones de la renta variable, a través de una cartera de acciones solvente y que cuenta con la garantía de una gestora del producto contratado.
En contra:
la mayor volatilidad que tiene este diseño de inversión, que si bien permite obtener más amplias revalorizaciones, también puede ahondar en las pérdidas de sus partícipes.
Fondos de renta fija
- A favor: permite contratar toda una serie de productos (bonos, obligaciones…) a través de una cartera de productos, que pueden ser de procedencia nacional o internacional, donde destacan los de los países emergentes, y que pueden ser más propicios en periodos de mayor inestabilidad económica.
En contra
: generan a priori una menor rentabilidad, a no ser que se contraten productos muy definidos que pueden recoger a más largo plazo una remuneración más atractiva.
Fondos monetarios
- A favor: son fondos con escasa volatilidad e indicados para los inversores más conservadores y que no quieren asumir mucho riesgo en los mercados financieros. Resultan también interesantes para momentos de incertidumbre y como refugio temporal ante la inestabilidad de los mercados.
En contra
: al ser productos más conservadores, las posibilidades de obtener una mejor remuneración son menores y son los más adecuados para periodos menos expansivos en la economía.
Fondos alternativos
- A favor: permiten acceder a una serie de mercados a los que difícilmente podrían acudir los pequeños y medianos inversores, y siempre a través de una extensa oferta en los modelos de inversión que se presentan.
En contra
: no son tan digeribles para los inversores minoristas, que necesitarán de la ayuda de su banco o caja de ahorros para encauzar su inversión a través de este tipo de fondos de inversión.
Fondos globales
- A favor: no encajan en ninguna de las categorías que se han descrito y pueden disponer de un potencial de revalorización más elevado. Son fondos que tienen libertad para no fijar de antemano los porcentajes que invertirán en renta fija o variable, la moneda en que estarán denominados los activos en los que invierta o la distribución geográfica de la inversión.
En contra
: la toma de posiciones en estos fondos es más arriesgada y está indicada para los perfiles de inversores más agresivos, ya que en esta categoría es posible encontrar elevados niveles de riesgo.
Antes de contratar un fondo conviene informarse de las comisiones que aplica. Pueden ser de suscripción, distribución, reembolso, gestión y comisión de depósito.
Las tres primeras son las que más encarecen la contratación de estos productos. Si bien no todos los fondos las cobran, suponen el pago de una tasa al contratar o rescindir el producto y oscilan entre un 0,5% y un 1,5%.
Las de gestión y depósito están presentes en todos los fondos de inversión, establecidas en unos márgenes que van desde el 0,5% hasta el 2,25%, en función de cada uno. No obstante, estas comisiones son más llevaderas para los inversores, pues el coste que exige la gestora por su labor se descuenta a diario y de modo automático del valor liquidativo del fondo.
Por lo que se refiere a la comisión de depósito, también se aplica como un porcentaje sobre el patrimonio del fondo y se descuenta cada día del valor de liquidación. Hay un límite legal que el fondo no puede superar, que está establecido en un 0,2% anual sobre el patrimonio efectivo del fondo.