La llegada de un bebé implica acondicionar una habitación para el niño. Pero eso es solo el principio. También el resto de las habitaciones debe prepararse para el nuevo miembro del hogar. Este artículo explica las maneras para adaptar los muebles y espacios para lograr una vivienda sin peligros para el pequeño, como bloquear puertas y cajones y tapar los enchufes. También describe el modo de conseguir un dormitorio seguro para el niño.
La llegada de un bebé genera innumerables cambios en la vida de los padres, pero también en la casa. Un niño no solo implica acondicionar una habitación para él o, al menos, un espacio. También supone adoptar medidas y precauciones en el resto del hogar para evitar percances y accidentes domésticos, que podrían tener graves consecuencias.
Con un bebé en casa, las esquinas pueden cubrirse con gomaespuma
Cuando el bebé alcanza los siete u ocho meses de vida, descubre que puede desplazarse por sí mismo: empieza a gatear. En esta etapa, los riesgos se multiplican y las medidas preventivas más importantes involucran a muchas partes de la casa. Se detallan a continuación.
1. Eliminar los bordes rectos y las puntas para el bebé
Los muebles con bordes rectos, puntas y salientes, en particular los que están a baja altura, son un peligro para los pequeños. El bebé no controla bien su cuerpo y aprender a conocer el mundo por sí mismo mientras gatea implica algunos golpes difíciles de evitar.
Por este motivo, se deben cubrir todas las aristas y vértices con los llamados esquineros de protección, que se comercializan en tiendas especializadas, o se pueden fabricar en casa con gomaespuma (espuma de poliuretano).
2. Limitar el espacio del niño en casa
Existen habitaciones que implican tantos riesgos para los pequeños que es preferible restringir su acceso por completo a ellas. Es el caso del cuarto de baño. Además de que el suelo y los sanitarios es habitual que sean resbaladizos y causantes de caídas y golpes, en ellos suele haber bacterias y gérmenes.
También la cocina es un peligro para el bebé: el horno, las ollas y sartenes con mangos que sobresalen de los bordes de mesas y encimeras, además, son verdaderas tentaciones para los pequeños.
Otros espacios que hay que restringir para los bebés son las escaleras y los balcones. Las caídas en estas áreas entrañan mucho peligro.
Lo idóneo es disponer de una zona segura en casa, donde los riesgos para los niños sean los menos posibles. Por este lugar el bebé podrá desplazarse y andar a su gusto.
3. Bloquear puertas y cajones con niños
Hay que asegurar puertas y cajones para proteger a los niños más pequeños
Los niños aprenden muy rápido, y no solo lo que sus padres desean. También descubren de qué manera abrir las puertas o cajones, alcanzar objetos que parecen lejanos, trepar por los muebles, etc. Por eso es importante no fiarse. Conviene que puertas y cajones estén asegurados.
4. Tapar los enchufes en una casa con bebé
Se debe procurar que todas las tomas de corriente sean de cajillo o empotradas, y no de superficie.
Además, son muy útiles unas tapas de plástico preparadas para este fin, que se colocan y se quitan de manera muy sencilla, con ayuda de las propias patas del enchufe del aparato que se ha de conectar. Se comercializan por menos de un euro cada una.
5. No dejar objetos pequeños al alcance de los niños
A menudo se guardan caramelos, piedras u otros pequeños objetos en las mesas de centro del salón, que pueden incluir compartimentos bajos y cajones. Artículos como estos no pueden permanecer al alcance de los bebés. Hasta los tres años de edad se llevará a la boca todo lo que encuentre. Y, en muchos casos, lo tragará.
6. Preparar la habitación del bebé
El primer cambio en la casa que espera la llegada de un bebé es preparar una habitación especial para el niño. Sin embargo, para ello no es imprescindible gastar mucho dinero.
Hay que fijar prioridades. No pueden faltar la cuna, el cambiador y un armario o sitio destinado al almacenaje de ropa y juguetes. Si es posible, se deben buscar muebles multiusos, para aprovechar mejor el espacio y el dinero invertido: cambiadores que a su vez funcionan como cómodas, cunas con cajoneras, etc.
También se debe procurar que el sitio destinado al bebé cuente con buena luz natural, y también que las ventanas sean de doble hoja y tengan persianas o cortinas bastante opacas, ya que en los primeros meses el niño pasará gran parte del día durmiendo.
Con respecto al suelo de la habitación del bebé, es conveniente no poner alfombras ni moquetas, que acumulan polvo y ácaros con facilidad. Pueden ocasionar alergias y otros problemas en los pequeños.
Lo más aconsejable son los suelos antideslizantes, para evitar caídas y resbalones. Si son impermeables y fáciles de limpiar, mucho mejor. Es el caso de los pavimentos vinílicos y de las superficies de linóleo o corcho.