El uso de los envases conocidos como táper en la cocina se generaliza tanto en la conservación de los alimentos en casa como para el transporte de alimentos ya sea en el trabajo o para llevar comida en una excursión. En cualquier caso, debe garantizarse que el envase esté limpio y que sea seguro. Para ello, debe lavarse cada día (si el uso es diario) con agua caliente y jabón. En casa, mientras se preparan los alimentos para llevar en el táper, también es importante seguir las cuatro normas básicas para los alimentos: limpiar, separar, cocer y enfriar, según información de la Agencia de Salud Pública de Cataluña. También es importante asegurarse de que son aptos para el microondas (plástico o vidrio). El artículo explica cómo limpiar con seguridd el envase y los principios que estos deben cumplir.
El táper, un envase generalmente de plástico o vidrio con cierre hermético, se utiliza para conservar y transportar los alimentos. La función de los envases es proteger los alimentos del deterioro químico y físico y de la contaminación por microorganismos y otros contaminantes, según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (Eufic). Los envases también deben tener la capacidad de preservar la forma y la textura del alimento que contiene, evitar que pierdan sabor o aroma y prolongar el tiempo de almacenamiento. La seguridad de los envases depende de cómo se utilizan y cómo se limpian, y es esencial cuidar el material y su composición para conocer sus limitaciones y los riesgos potenciales. Es habitual que, con los años, acumulen olores y manchas provocadas por los alimentos que almacenan, por eso es importante mantener una limpieza adecuada.
Higiene y manipulación segura del envase
Después de utilizar un táper, tanto si es de vidrio como de plástico, y sobre todo si se ha conservado salsa, es recomendable dejarlo en remojo en agua caliente y un poco de jabón para evitar que se reseque el alimento dentro. De esta manera, se evitan restos de color y sabor de los posibles condimentos. Es recomendable usar agua caliente porque a estas temperaturas es más fácil que se eliminen posibles restos orgánicos. Algunos recipientes son aptos para lavar en el lavavajillas. Si se lavan a mano:
Usar agua tibia con jabón y un paño suave o una esponja.
Secar con un paño suave, lejos de fuentes de calor directo.
Evitar los productos abrasivos porque podrían dañarlos.
Los envases de vidrio para almacenar alimentos pueden colocarse en la nevera o el congelador, usarse en el microondas y en la mayoría de los casos en el horno. Incluso hay tapas que llevan algún orificio para que salga el vapor durante la cocción. Algunos envases de plástico incluyen compartimentos que se pueden utilizar para separar dos o más elementos distintos. Igual que los de vidrio, pueden usarse en la nevera y congelador, y solo en el microondas cuando esté indicado para ello, y tampoco es seguro su uso en el horno.
Otras recomendaciones para el uso de este tipo de envases aconsejan cocinar bien los alimentos, con suficiente antelación, para que se enfríen bien, y evitar mantenerlos a temperatura ambiente más de dos horas. Si la comida que se envasa es para llevar, deberán evitarse algunas preparaciones, como postres con nata, así como alimentos como el huevo o cremas, porque se consideran de alto riesgo de contaminación microbiana.
Principios que deben cumplir los envases
Los materiales que entran en contacto con los alimentos deben cumplir los siguientes principios (según la normativa comunitaria):
Ser seguros.
No cedeer componentes a los alimentos en cantidades que puedan poner en riesgo la salud humana, que cambien la composición de alimentos o que deterioren su sabor y olor.
Cumplir con las buenas prácticas de fabricación.
Deben ir marcados con el símbolo de cristal y un tenedor, aunque esta condición no es obligatoria si el contacto es obvio por naturaleza, como cuchillos, tenedores o vasos.
El etiquetado, la publicidad y la presentación de los materiales en contacto con alimentos no deben inducir a error a los consumidores.
Debe incluir información sobre el uso más adecuado de los materiales que entran en contacto con los alimentos en caso necesario.