Comportamientos que se adoptan en la adolescencia, como fumar, ser sedentario, mantener relaciones sexuales sin protección, consumir alcohol o realizar actividades de riesgo sin tomar las medidas de seguridad adecuadas, pueden pasar factura en la adultez. De hecho, las enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, las patologías respiratorias y la diabetes mellitus tipo 2, que resultan de unos malos hábitos de salud, son consideradas ya una epidemia en las sociedades actuales. De ahí que, para para prevenir enfermedades crónicas en el adulto, sea tan importante establecer hábitos saludables en la adolescencia. Y es ahí donde los padres tienen un papel clave, pero también la sociedad y el entorno escolar. En este artículo se describe la función protectora de un estilo de vida saludable y cuáles son las particularidades que caracterizan a los adolescentes para poder guiarles.
Consecuencias de hábitos insanos
Las enfermedades crónicas no son solo cosa de mayores. Debido al sobrepeso y la obesidad infantil -que afectan a más de 22 millones de menores de cinco años- ha aumentado la incidencia de manera alarmante de diabetes mellitus tipo 2 en niños y adolescentes; de hecho, el 40% de los adolescentes españoles tienen riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. También son la causa de muerte prematura de personas de menos de 70 años y el 25% de personas de menos de 60 años.
Lo peor (por la indiferencia) o lo mejor (por la sencillez en ponerle remedio), según se mire, es que el control de los factores de riesgo ayuda a vivir más y con más calidad de vida. Si se eliminaran estos factores dañinos, se evitarían como mínimo el 80% de las cardiopatías, los ictus y las diabetes 2, y el 40% de todos los cánceres. Sin embargo, en la práctica, esto no resulta tan fácil. Para los adolescentes la prioridad es el presente, el aquí y ahora, por lo que es complicado que asuman hoy conductas para un futuro saludable.
¿Cómo es un adolescente?
Es fundamental el papel activo de los padres en la promoción de actitudes saludables en los adolescentesLa adolescencia es una etapa de características propias. En este tránsito a la madurez es donde se establecen los hábitos y las conductas que serán concluyentes para la salud adulta. En esta etapa, que cada vez se hace más amplia, es fundamental el papel activo de los padres en la promoción de actitudes saludables en los adolescentes, en estar disponibles para proporcionar la información necesaria y en la detección de alteraciones en su salud. Pero, ¿por dónde empezar?
Para que los padres estén alerta de los cambios de sus adolescentes, hay que tener en cuenta qué caracteriza a esta etapa de desarrollo:
- Los hábitos alimentarios en los adolescentes están influenciados por el tipo de alimentación que se sigue en casa, además de por conductas de imitación de lo que hacen otros adolescentes y por los estilos de vida de moda. Sus necesidades nutritivas aumentan: comen más y también lo hacen fuera de casa, con los amigos, por lo que es fácil que formen parte de su rutina otras costumbres (picar entre horas o aumentar el consumo de refrescos). En esta edad descubren las bebidas alcohólicas.
- Los adolescentes sudan más. Aparece la menstruación que se regulariza poco a poco y, a veces, con dolor asociado. Pueden cambiar sus hábitos de eliminación (estreñimiento o diarrea) con la variación de alimentación. Modifican los hábitos de higiene.
- Crecen rápido y ello les proporciona un aspecto desgarbado y una tendencia a adoptar malas posturas. Es importante promover la actividad física y la postura adecuada.
- Pueden reducir sus horas de descanso nocturno. Es recomendable que duerman unas 9-10 horas. Cambian el patrón de descanso los fines de semana.
- Buscan identificarse dentro de un grupo y, por ello, siguen unos criterios determinados en el vestir. Son muy influenciables por la moda.
- Hay tendencia a asumir conductas de riesgo en todos los ámbitos: en alimentación por exceso o defecto, deportes de riesgo, consumo de alcohol y otras sustancias tóxicas, automedicación o conducción temeraria, entre otras.
- Es común cuestionarse los valores y las creencias de la familia y las normas sociales, y se rebelen contra ellas. Ocupan más tiempo en el pensamiento individual.
- Aprendizaje social y sexual. Se adoptan actitudes provocadoras para llamar la atención y, en muchos casos, se rebelan contra la familia y buscan el apoyo en otros adultos.
- Se ocupan más de la propia realización y es muy importante su grupo de amistades, que puede marcar mucho su comportamiento. Es importante en qué ocupa el tiempo de ocio del fin de semana. También pueden darse problemas de pérdida de la autoestima.
- Suele haber una disminución del rendimiento escolar.
El ciclo de conferencias ‘360º Salud’ es un foro de debate, que reúne a investigadores, profesionales de la salud, prescriptores y sociedad, donde se ponen en común diferentes aspectos con el objetivo conseguir una sociedad saludable. Recientemente ha tenido lugar el segundo encuentro de este ciclo, celebrado en el Aula de Estudios Avanzados de la Fundación Tejerina, que se ha centrado en el estudio de la salud en el colectivo de los niños y los mayores.
Bajo el título ‘¿Cómo educamos a nuestros hijos?’, expertos de distintas disciplinas han departido sobre el papel de los diferentes actores (familias, sociedad y entorno escolar) que participan en la educación infantil y que serán los pilares de la sociedad del futuro. Los expertos han destacado que es fundamental que todos ellos aúnen esfuerzos para una adecuada educación de la población infantil en aspectos de salud que les facilite adoptar bases para el mejor crecimiento físico y emocional.
Otra de las reuniones se ha centrado en la forma de cuidar a los mayores, y cómo focalizar el esfuerzo para añadir vida a los años. Los expertos están de acuerdo que ello pasa por promocionar el envejecimiento activo, mediante acciones de prevención y ofrecer un trato más personalizado para aumentar su calidad de vida.