La leche materna incluye un compuesto clave para el sueño del bebé, el triptófano, que favorece que los niños se duerman antes y lo hagan mejor durante la noche. En este artículo se detalla por qué la lactancia materna ayuda a que el bebé logre un mejor sueño, cómo actúa el triptófano para favorecerlo y de qué manera la composición de la leche de la madre es distinta según el momento del día.
La lactancia materna ayuda al bebé a dormir
A menudo se insiste en las ventajas de la lactancia materna para el bebé. De hecho, la Organización Mundial de la Salud pone énfasis en recomendar que sea el alimento exclusivo para los pequeños desde su nacimiento hasta los seis meses de vida, y que se siga suministrando al menos hasta que cumpla un año.
La lactancia materna logra que el bebé disfrute de un sueño de mejor calidad
Uno de los beneficios que proporciona la leche materna es el de ayudar a los niños a dormir mejor. Sin embargo, también es cierto que la lactancia materna retarda el momento de lograr que el bebé descanse durante toda la noche sin interrupciones, como explica el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. Ambas afirmaciones pueden sonar contradictorias, pero no lo son en absoluto, porque dormir mejor no equivale a dormir sin interrupciones.
La Asociación de Pediatría aclara que si bien los niños pueden exigir hasta cinco tomas en una misma noche, «las hormonas de la lactancia facilitan el sueño de la madre, y la composición de la leche materna, el del bebé». Más que la cantidad de despertares nocturnos, importa la capacidad del pequeño de continuar el sueño poco después, sin desvelarse.
Leche materna, un componente clave para el sueño
La leche materna contiene alta concentración de triptófano, que ayuda al niño a dormir mejor
El elemento que favorece el sueño del bebé es el triptófano, un aminoácido esencial para la nutrición humana. «La leche materna incluye un alto contenido de triptófano, y esto propicia que los pequeños logren equilibrar sus ciclos de sueño y vigilia«, concluye un estudio realizado por Javier Cubero Juánez, de la Universidad de Extremadura.
El triptófano no actúa solo en los recién nacidos, sino en todas las personas. Este componente participa en la creación de serotonina, un neurotransmisor fundamental para la regulación del sueño y el placer. En consecuencia, contribuye a mantener el equilibrio de factores como el estrés, el insomnio y la ansiedad en el bebé.
A su vez, este aminoácido está relacionado con la melatonina, una hormona cuya presencia en el cuerpo humano varía según el momento del día: alcanza sus niveles máximos en periodos de oscuridad, y los mínimos, cuando hay luz natural.
Cubero Juánez apunta en las conclusiones de su trabajo que «los niños alimentados en exclusiva con leche materna presentan un ritmo más claro de sueño y vigilia», además de un periodo de «sueño real» durante el descanso nocturno de ocho horas y media.
Leche materna, distinta según el momento del día
Otro equipo de investigadores, entre los que se incluyen especialistas de la Universidad de las Islas Baleares, ha comprobado que la leche materna varía la concentración de triptófano a lo largo del día, con el objetivo de favorecer el sueño de los niños.
Este equipo de científicos, dirigido por Carmen Barriga Ibars, realizó una prueba con un grupo de 23 lactantes de leches de fórmula. Durante una semana les dieron, en distintos momentos del día, leche con características similares a las que se consiguen en el mercado, con un nivel de triptófano de un 1,5%. Y a lo largo de otra semana, los pequeños tomaron esa misma leche durante el día (desde las 6:00 hasta las 18:00 horas) y otra, enriquecida en triptófano (un 3,4%), por la noche (entre las 18:00 y las 6:00 del día siguiente).
En la semana durante la cual se usó leche enriquecida en triptófano, el tiempo que los bebés tardaron en dormirse fue un 32% más bajo y se despertaron durante la noche un 13% menos. Por otra parte, las horas de sueño aumentaron, y casi ocho de cada diez padres respondieron que sus hijos habían dormido mejor.
Estos datos no solo apuntalan la importancia de que las madres amamanten a sus pequeños, sino que también podrían motivar a las empresas de la industria alimentaria a desarrollar leches de fórmula disociadas, más parecidas a la leche materna según los distintos momentos del día.
Dormir mejor no significa hacerlo sin interrupciones, recuerdan los expertos. La ‘Guía sobre lactancia materna’, de la Asociación Española de Pediatría, destaca que “la lactancia materna influye en la regulación del sueño, pues suelen requerirse más tomas nocturnas”.
Durante las etapas de sueño ligero, el cerebro humano (del bebé y del adulto) es capaz de percibir si las condiciones externas son las mismas que en el momento de quedarse dormido. Si es así, se retoma el sueño y la interrupción se olvida.
En cambio, si hay cambios (distinta luz, sonidos, ausencia de los padres, etc.), el cerebro se activa y volver al sueño es más difícil.
Por eso, los partidarios del colecho (dormir con el bebé y compartir cama con él) afirman que esta práctica favorece la lactancia materna.