Un cociente intelectual más bajo y menor habilidad para la lectura. Estas son las consecuencias en los niños de un consumo deficitario de yodo durante la gestación, según lo demuestra un estudio reciente. En este artículo se explica la relación entre la falta de yodo durante el embarazo y el desarrollo cognitivo de los pequeños. También se ofrecen consejos para prevenir la deficiencia de este mineral en la gestación, entre ellos, optar por una dieta con pescados de mar.
Poco yodo en embarazadas, problemas para el desarrollo cognitivo en bebés
Si bien los especialistas enfatizan en la importancia de la ingesta de yodo durante el embarazo, un estudio reciente ofrece por primera vez datos fehacientes sobre las consecuencias de su déficit. Los niños cuyas madres no consumieron el yodo suficiente en la gestación desarrollan un cociente intelectual más bajo que los de mujeres que sí cubrieron esa necesidad.
El trabajo, realizado en el Reino Unido, se basó en el análisis de muestras de orina de 1.040 embarazadas. Años después se hicieron pruebas sobre el desarrollo cognitivo de sus hijos. La conclusión fue que los pequeños de madres que tenían niveles insuficientes de yodo durante la gestación, a los ocho años de edad, tenían en promedio un cociente intelectual tres puntos por debajo de los demás; y a los nueve, mostraron menos habilidad para la lectura.
Esta investigación se llevó a cabo con datos del Estudio longitudinal Avon de padres e hijos, también llamado Children of the 90’s (niños de los 90). Forma parte del proyecto europeo Nutrimenthe, coordinado por Cristina Campoy Folgoso, profesora de la Universidad de Granada.
El déficit de yodo es frecuente entre las embarazadas
Campoy admite que los resultados obtenidos son preocupantes. «El déficit de yodo entre las embarazadas en Europa es más alta de lo que esperábamos. Creíamos que con la dieta se estaba cubriendo, pero no es así», confiesa.
El yodo se puede incorporar en la dieta a través de sal yodada, y productos naturales, como pescado, mariscos y lácteos
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya señaló en 2003 al déficit de yodo como la principal causa evitable de daño cerebral y retraso mental en todo el mundo. La ‘Guía para la prevención de defectos congénitos‘, del Ministerio de Sanidad, apunta que hasta 600 millones de europeos padecen algún grado de deficiencia de este mineral.
El consumo recomendado para mujeres en estado y durante la lactancia es de 250 microgramos por día, mientras que para personas adultas en cualquier otra circunstancia es de 150.
Hasta ahora, la fórmula empleada para incrementar los niveles era el uso de sal yodada en lugar de sal normal. La ventaja es que la diferencia de precio entre ambas no es sustancial. Sin embargo, esta medida no parece siempre suficiente, según los resultados arrojados por este estudio.
Consejos para prevenir el déficit de yodo
El médico es siempre quien debe controlar la salud de las embarazadas y vigilar el estado saludable de su gestación. Pero además, para garantizar la ingesta del yodo necesario, la Asociación Dietética Británica recomienda -junto con la sal yodada- el consumo de productos naturales, como pescado, mariscos y lácteos. Se debe procurar también que el pescado sea de mar, y no de río ni de piscifactoría. Un pez marino como el salmonete contiene hasta 190 microgramos de yodo por cada 100 gramos. El mismo peso de uno de río como la carpa, apenas uno.
Existen, además, regiones donde el suelo posee grados más bajos en yodo. En España, hay zonas de León, Extremadura, Navarra y Granada con estas características. Y, por lo tanto, el agua y los alimentos producidos allí también cuentan con menos yodo que los de otras regiones. Las mujeres en estado que viven en estas áreas deben tener especial cuidado para evitar deficiencias y problemas en el bebé.
En cambio, los expertos desaconsejan las algas y los suplementos yodados, porque el contenido de yodo de estos productos es muy alto y podrían ser negativos para la embarazada por el motivo opuesto: un exceso de yodo podría ocasionar problemas relacionados con la glándula tiroides, que es donde se almacenan las tres cuartas partes del yodo que contiene el cuerpo humano.