El pelo y el cuero cabelludo del bebé se deben cuidar desde el primer día, sin importar si el pequeño nace con mucho o poco cabello. De esta forma, se evitan sarpullidos, irritaciones y otros problemas en esta parte tan sensible del cuerpo del recién nacido. Este artículo proporciona cinco consejos imprescindibles para cuidar el pelo de los niños: lavarlo con productos adecuados, desenredarlo bien, evitar acostarles y hacerles coletas con el pelo mojado, prestar atención a la costra láctea del bebé y procurar que el tiempo del cuidado del pelo sea un momento divertido.
Algunos bebés nacen con un cabello bastante abundante y grueso, mientras que otros vienen al mundo calvos o con una pelusilla muy ligera. Con el tiempo, el pelo les irá creciendo para desarrollar su cabellera. En todos los casos, hay que tener en cuenta una serie de cuidados para que le crezca sana y fuerte y evitar alergias y otros problemas, tanto en el propio pelo como en el cuero cabelludo. A continuación se enumeran los cinco más importantes.
1. El pelo del bebé: lavar con los productos adecuados
Es importante lavar todos los días la cabeza del bebé, aun de los más pequeños, sin que importe si tiene pelo o no. Si no se asea el pelo infantil, es posible que en el cuero cabelludo queden adheridos restos de sudor y que estos, debido a que la piel del bebé es tan sensible, originen pequeños granitos, sarpullido o irritación.
Los restos de sudor en la cabeza del bebé pueden originar pequeños granitos, sarpullido e irritación
Sin embargo, los niños no segregan sebo en el cuero cabelludo, ya que este proceso comienza con la pubertad, cuando empiezan los estímulos hormonales. Por eso, a diferencia de los adultos, su cabello se ensucia sobre todo por otros factores: la grasa de las manos al pasarlas por la cabeza y sustancias externas, como la polución.
«Como consecuencia, los lavados del pelo de los pequeños pueden ser menos frecuentes«, explica Ramón Grimalt, coordinador del Grupo Español de Tricología de la Academia Española de Dermatología y Venereología. La tricología es la rama de la dermatología que se especializa en el cabello.
Dado que su cabello se ensucia menos, «los champús para niños son más suaves, con un pH neutro, con el fin de que evitar irritación en la piel, alergias y escozor en los ojos», indica Grimalt.
2. Desenredar el cabello del bebé
Cuando crecen un poco, también se puede complementar la función del champú con un acondicionador que ayude a desenredar el cabello. Al pelo con tendencia a enredarse (sobre todo los rizos) se le debe pasar un cepillo o peine de púas anchas, con mucho cuidado, para evitar causar dolor en el pequeño y hacer que el cuidado del pelo se convierta en un momento desagradable para el pequeño.
Grimalt también recomienda «lavar con champú solo el cuero cabelludo del niño y la parte del pelo cercana a la piel«. En cambio, aconseja el uso de acondicionadores o mascarillas para el resto del cabello, en particular cuando este es largo, ya que estos productos lo protegen y nutren de modo más conveniente.
3. Cuidar del bebé: no acostarlo ni hacer coletas con el pelo mojado
Para mantener el pelo saludable, se debe procurar que se seque bien antes de atarlo en una coleta, hacer una trenza o ir a la cama.
La salud del cabello del niño depende de la raíz, la zona que está debajo de la piel. Y, por lo tanto, «no se ve afectada por la humedad ni por otros factores (como lavarlo con mayor o menor frecuencia)», añade Grimalt. La humedad sí afecta, sin embargo, al tallo piloso, la parte del pelo que emerge de la epidermis. Esto se debe a que el agua dilata las células cuticulares, lo que hace que, al peinarlo, atarlo o apoyarlo sobre otra superficie, la fricción sea mayor cuando está mojado que cuando está seco. Un símil ayuda a comprenderlo: si una prenda de buena calidad se introduce en la lavadora a muchas revoluciones, resultará perjudicada; pero si se lava a mano, y se tiende a secar con cuidado, lucirá mejor.
La mejor forma de secar el pelo al bebé es quitar la humedad más abundante con una toalla y luego dejar que se termine de secar con el aire de la casa. Por supuesto, tampoco se recomienda salir con el pequeño a la calle con el pelo mojado, ya que el cambio de temperatura puede ocasionar alguna enfermedad.
4. Atención a la costra láctea del bebé
La costra láctea o costra del lactante es una manifestación de un problema más importante, la dermatitis seborreica infantil, una afección bastante común en los bebés y niños de hasta tres años de edad. Sus síntomas son lesiones con forma de escamas o costras en la cabeza, a veces adheridas al pelo que, aunque no suele resultar afectado, sí se cae en ocasiones.
La costra láctea no está provocada ni por falta de higiene ni por contagios o tipo de alimentación, sino por una producción excesiva de la grasa o sebo de la piel
Sin embargo, no se considera una enfermedad y no causa picores ni molestias, de modo que solo se trata en ocasiones y por motivos estéticos. No está provocada ni por falta de higiene ni por contagios o tipo de alimentación, sino por una producción excesiva de la grasa o sebo de la piel. Y esto es porque, en esta etapa, los pequeños tienen una mayor cantidad y actividad de glándulas sebáceas.
Según la Asociación Española de Pediatría, como «la dermatitis serborreica del niño tiene una evolución benigna, e incluso tendencia a la curación espontánea, no se debe ser agresivo con el tratamiento. De hecho, la mayoría de los casos no son de gravedad y desaparecen por sí mismos después de un tiempo. Pero si las lesiones se agravan, el pediatra ha de recomendar algún producto específico, en general un champú o un aceite o gel especial. Solo en casos muy complicados se indican otro tipo de sustancias más fuertes para detener el problema.
5. Lavar el pelo del bebé debe ser divertido
El cuidado del pelo del bebé (lavado, secado, peinado, etc.) debe ser divertido o, al menos, que no resulte traumático. Muchos niños desarrollan sentimientos negativos ante estas tareas por distintos motivos (dolor al desenredar el cabello rizado con poco cuidado, frío, tener que dejar de jugar para hacerlo, etc.), que luego permanecen y son muy difíciles de eliminar.
Por eso, se pueden pensar distintas estrategias para que el pequeño lo pase bien mientras se baña y se le lava el pelo: incluir juguetes en el agua, jabones que generen espuma de colores o pompas, cantar canciones, proponer juegos como el veo-veo, etc. De este modo, el tiempo del baño y del cuidado del cabello será también agradable y evitará peleas y enfados infantiles.