Los objetos de plata, ya sean joyas, marcos de cuadros y de fotos o piezas de vajilla, se ensucian y pierden brillo y belleza con bastante facilidad. Pero hay varios métodos simples para limpiarlos que utilizan sustancias asequibles o de uso cotidiano, como papel de aluminio, sal, detergente para la ropa o pastillas contra la acidez estomacal. Este artículo explica todos ellos, como también proporciona otras fórmulas para limpiar superficies de plata más grandes, con bicarbonato de sodio o dentífrico.
Con el paso del tiempo, los objetos de plata se ensucian y ennegrecen y, como consecuencia, pierden brillo y vistosidad. Algunos se pueden proteger, para tratar de que la suciedad los afecte lo menos posible, pero no todos son joyas que se pueden guardar. También hay vajillas, marcos para cuadros, espejos o fotos, adornos, partes de teteras o tazas, etc. Sin embargo, pese a lo que a veces se piensa, su limpieza exige un procedimiento breve y sencillo. Existen, en realidad, varios métodos, y todos ellos requieren sustancias asequibles o de presencia cotidiana en el hogar.
Limpiar objetos de plata con papel de aluminio y sal
Uno de los más difundidos es el que emplea papel de aluminio, agua caliente y sal. Para ello, hay que coger un recipiente (un cazo o un bol) y recubrir su interior con papel de aluminio. Luego se coloca agua caliente y una cucharadita de sal, y se revuelve hasta que esta se disuelva. En esa solución se sumergen las piezas de plata y se dejan allí durante unos minutos. Después de ese tiempo, se retiran los objetos y se enjuagan con agua limpia.
Más allá del método empleado, el último paso de la limpieza de la plata siempre consiste en secar y dar brillo con un paño suave
La salmuera afloja las partículas adheridas a la plata, que son las que la ennegrecen y le quitan brillo, y el papel de aluminio ejerce un efecto magnético (como una especie de imán) que atrae las partículas hacia el fondo del recipiente. Por eso, en vez de recubrir todo el interior del recipiente, también se puede optar por colocar unas tiras de papel de aluminio en el fondo.
Por último, se secan las piezas de metal con un paño limpio, y se frota para dar brillo, pero siempre con cuidado, ya que se trata de un material blando que puede rayarse o sufrir otros daños con facilidad.
Limpiar la plata con detergente o pastillas de antiácido
Existen variantes del método de la sal y el papel de aluminio, que requieren el empleo de sustancias algo más abrasivas, como detergente para la ropa o pastillas efervescentes contra la acidez estomacal.
Estos procedimientos resultan algo menos laboriosos, dado que no hace falta recubrir con papel de aluminio ni introducir tiras en el recipiente: solo se coloca en él agua caliente, se disuelve la sustancia y se coloca luego la pieza de plata. Después de unos minutos se retira, se aclara con agua limpia y se seca con un paño suave para dar brillo.
En estos casos, es importante el empleo de guantes protectores, que con la salmuera no son tan necesarios (aunque también se pueden usar). Y es que la solución con el detergente o el antiácido puede resultar dañina para la piel de las manos.
Los métodos anteriores son válidos para piezas pequeñas, que quepan en un recipiente de tamaño normal. Pero ¿qué pasa con artículos más grandes, como bandejas, marcos u otros que no sean fáciles de manipular? Para estas ocasiones, existen dos alternativas: el uso de bicarbonato de sodio, por un lado, y el de dentífrico, por el otro.
El primero consiste en colocar algunas cucharadas de bicarbonato de sodio en un recipiente y, luego, añadir poco a poco agua caliente, mientras se revuelve. De este modo se crea una pasta. Pero antes, por otro lado, las superficies de plata se deben limpiar bien con agua y jabón. Más tarde, se aplica la pasta sobre ellas con un cepillo de cerdas suaves. Esta pasta también tiene la propiedad de aflojar la suciedad, que después se retira al aclarar con agua limpia y secar y dar brillo con un paño seco.
En el procedimiento del dentífrico, hay que aplicar pasta dental sobre la superficie de plata que se desea limpiar y, luego, con un cepillo suave, un paño o un papel de cocina (o similar) se esparce y se frota, y la suciedad se desprenderá del metal. La ventaja se usar papel es que se tira y no hace falta limpiarlo, como sí ocurre con cepillos y paños, que quedan muy sucios tras este sistema. Por fin se aclara y seca la pieza de plata, para que su superficie quede limpia y reluciente.
Para estos casos se recomienda el uso de guantes, con el fin de proteger las manos. Y si se emplea pasta de bicarbonato, también se debe tener en cuenta ventilar bien la habitación donde se trabaje y, eventualmente, el uso de mascarilla, ya que se pueden generar vahos que irriten las vías respiratorias.