Hoy, 19 de octubre, se celebra el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama con distintos lemas en España, pero con un objetivo común: recordar que es una amenaza real para cualquier mujer, pues una de cada ocho lo desarrollará en algún momento de su vida, según datos de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA) y de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Con el eslogan “Súmate al rosa”, el color del lazo solidario que simboliza la lucha contra el cáncer de pecho, la AECC invita a comprarse unas gafas rosas y a unirse a este combate. En cambio, FECMA ha optado por este otro mensaje: “Mientras haya una mujer con cáncer de mama, no pararemos. Detectándolo a tiempo, puede curarse”. Este artículo explica cuál es el impacto de la enfermedad y cómo se puede mejorar la calidad de vida de las afectadas. También se recuerdan las reivindicaciones de las pacientes al Sistema Nacional de Salud.
Impacto del cáncer de mama
Cada año se diagnostican en España 22.000 casos de cáncer de mama, y solo en 2008 en todo el mundo se detectaron 1.380.000 nuevos casos, según la base de datos GLOBOCAN, de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), recopilados por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Es el tumor más frecuente entre la población femenina en todos los países, si bien la incidencia es más alta en los más desarrollados. Prueba de ello es que el cáncer de pecho representa el 28,5% de todos los tumores femeninos en España y el 23% de todos los tumores que afectan a las mujeres en el mundo, según las mismas fuentes.
El cáncer de mama es la primera causa de mortalidad por cáncer en las féminas. En 2011 en España, se registraron 6.314 fallecimientos por esta causa, mientras que en el mundo, según datos de la AECC, se produjeron 411.000 en 2002, el 14% de todas las defunciones por tumores malignos. A pesar de este doloroso marco estadístico, la supervivencia aumenta a un ritmo de un 1,4% anual y no ha dejado de crecer en las dos últimas décadas, hasta el punto de que hoy, en nuestro país, la supervivencia global al cáncer de mama a los cinco años es del 82,8%, como aparece en el estudio Eurocare-4.
Calidad de vida: evitar la calvicie y reconstruir la mama
En la actualidad, las pacientes no solo quieren vivir, sino que quieren hacerlo más y mejor. Por eso, lograr la máxima calidad de vida es un aspecto crucial de los tratamientos.
Con esta filosofía, siempre que no esté contraindicado, se tiende a hacer una cirugía lo más conservadora posible de la mama afectada y a su reconstrucción en el mismo acto quirúrgico en el que se extirpa el tumor. Se puede incluso utilizar grasa de otras partes del cuerpo para reparar defectos parciales del pecho operado. De este modo, «se mejora de forma notable la calidad de vida de las pacientes que nunca se llegan a ver sin pecho», comenta Ana de Lara, oncóloga médica del Centro de Patología de la Mama de la Fundación Tejerina.
Hoy, en España, la supervivencia global al cáncer de mama a los cinco años es del 82,8%
Un avance en la misma dirección de mejorar la calidad de vida de estas pacientes es evitar que tengan que esconderse bajo una peluca o un pañuelo anudado al estilo pirata, porque se les haya caído el pelo debido a la quimioterapia. Esto les impide salvaguardar la privacidad respecto a su enfermedad, les recuerda que la padecen, las estigmatiza socialmente y les influye en su sexualidad, sensualidad y confianza en sí mismas, además de ser una impresión para ellas mismas y sus hijos, si los tienen.
Hoy en día, el 86% de las pacientes pierde el cabello tras seis meses de quimioterapia, ya que los fármacos citotóxicos eliminan tanto las células cancerosas como otras células sanas, en especial, las que se replican rápido en el organismo, como las del cuero cabelludo. Para impedirlo, se habían desarrollado métodos de primera generación para enfriar esta zona y mantener así las células con poca actividad, como adormecidas, mientras las pacientes reciben la quimioterapia. Pero producían quemaduras por frío excesivo y dolor de cabeza, entre otros efectos indeseables, informa de Lara.
Ahora, la Fundación Tejerina, junto a la empresa japonesa Sysmex, trabaja en un proyecto piloto de un nuevo sistema de tercera generación, denominado Dignicap. Consiste en una especie de casco de neopreno para aplicar frío al cuero cabelludo y que se ha probado en más de 6.000 mujeres de todos los continentes. Los resultados han sido buenos, ya que el 83% no han necesitado peluca tras la quimioterapia. El sistema dispone de una certificación europea pero aún no se aplica, pues la Fundación Tejerina quiere antes terminar el estudio clínico que está llevando a cabo para publicarlo en una revista científica.
Un estilo de vida saludable, basado en practicar ejercicio físico y seguir una dieta sana, ayuda a prevenir el cáncer de pecho. Sin embargo, aún así, el riesgo de padecerlo aumenta con la edad, sobre todo a partir de la menopausia. “El cáncer de mama es una amenaza real para cualquier mujer: una de cada ocho lo desarrolla. ¿Quién no conoce a una afectada en la familia o en el ámbito laboral?”, apunta Roswintha Britz, presidenta de FECMA, federación que aglutina a 39 asociaciones de afectadas por el cáncer de mama y que representa a 40.000 mujeres y que, en realidad, vela por los intereses de todas las féminas con esta enfermedad.
Hoy, Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, FECMA leerá un manifiesto, entre otras actividades, con el que quiere recordar e incidir en las reivindicaciones clásicas que desgranan todo el año. Reclama que el Sistema Nacional de Salud siga siendo universal, público y privado; que las mujeres continúen siendo llamadas a los programas de cribado de tumores mamarios, para hacerse mamografías, con el fin de detectarlos de forma precoz; que estos programas de cribado sean iguales en todas las autonomías; y que no se recorte en investigación ni en innovación, sino que se gestione mejor, informa Britz.