Aunque Halloween es una fiesta de origen anglosajón, en España parece estar implantada por completo. En la víspera de Todos los Santos, el 31 de octubre, por toda nuestra geografía proliferan las “fiestas del terror”, tipo cotillón. Para divertirse y pasarlo de miedo, pero sin ver disminuidos los derechos, conviene prestar atención a una serie de aspectos, que se detallan en el siguiente artículo, como asegurarse de que la fiesta es legal o cerciorarse de la seguridad del recinto.
Cómo evitar estafas y problemas en las fiestas de Halloween
Si hay una noche idónea para las sorpresas, esa es Halloween. Pero los sustos deben quedarse en las bromas y disfraces típicos de esta fecha. No siempre sucede así, y en las fiestas y cotillones que se organizan cada vez más en la víspera de Todos los Santos, puede haber problemas como exceso de aforo, falta de seguridad, pérdida o deterioro de abrigos o incumplimiento de los servicios contratados. Para que esto no suceda, conviene tener en cuenta los siguientes consejos:
Se puede exigir la devolución del total o una parte del precio de la entrada de una fiesta, si hay irregularidades
El local, con todos los permisos:
Quienes tengan intención de pasar la noche del 31 de octubre en un cotillón o una fiesta fuera de casa, tienen que informarse sobre quién la organiza y si tiene autorización (incluso, se puede pedir una copia de este documento). Hay locales con licencia de apertura habilitados para poder acoger este tipo de espectáculos, como las discotecas, salas de baile, salones de hoteles y locales de celebraciones.
Pero también hay numerosos recintos que no se dedican a ello durante el resto del año, y se disponen para fechas determinadas. Cuando la fiesta tiene lugar en locales no dedicados a la hostelería o en establecimientos hosteleros que no cuentan con autorización para la organización de este tipo de actividades, se precisa una autorización municipal. Esta debe contrastar aspectos fundamentales en materia de seguridad, como aforo, accesos y salidas de emergencia, equipos antiincendios, seguros de responsabilidad civil, personal de seguridad y control, asistencia sanitaria, etc. Conviene estar atentos, porque a veces los responsables se saltan este trámite. Si es así, hay que saber que la fiesta se celebra de forma ilegal.
Asegurarse de que la entrada es válida, y conservarla:
La generalización de venta de entradas por Internet provoca en muchos casos que se comercialicen pases falsos. Después de desembolsar el dinero (30, 40 o incluso 50 euros), este se pierde, ya que la entrada no es válida. Si se compran por la Red, hay que asegurarse de adquirirlas en las páginas web oficiales, o si se hace a un particular, tratar de comprobar antes que el tique es válido. Estos consejos también sirven para quienes no las compren por Internet, pero no lo hagan en los puntos de venta designados por los organizadores de la fiesta.
La entrada debe especificar el precio, el aforo del local y la garantía de que el lugar cumple las medidas de seguridad. Es conveniente conservarla para poder reclamar en caso de que se incumpla cualquier aspecto anunciado.
La seguridad, ante todo:
Hay que asegurarse de que el lugar donde se celebra la fiesta tiene salidas de emergencia. Y sobre todo, comprobar que hay suficientes puertas por las que evacuar a los asistentes si surge algún incidente grave, y si son utilizables. También, debe contar con un número mínimo de extintores. Además, en los locales donde se concentren más de 100 personas, debería haber al menos un guarda de seguridad que evite los posibles problemas entre los usuarios o medie entre ellos si hay una discusión.
Aunque es obligatorio tener un seguro de responsabilidad civil, sería aconsejable que la organización tuviera además una póliza de seguros para poder responder en caso de pérdida o robo de los objetos depositados en el guardarropa.
Conocer el aforo previsto, y hacer que se cumpla:
En la entrada debe aparecer el aforo máximo permitido para el local donde se celebrará la fiesta. Como no siempre se respeta este punto, que puede dar lugar a peligrosos incidentes, es importante comunicarlo a los encargados del evento en cuanto se observe una anomalía. Si se desoyen las advertencias, lo más prudente es abandonar la fiesta, dejar por escrito la reclamación y denunciar la situación.
La publicidad es vinculante, hay que guardarla:
En algunas ocasiones, los organizadores de las fiestas no cumplen lo prometido en su publicidad. Es bastante habitual llegar a un local y tener que pagar por el servicio de guardarropa vigilado (que se creía incluido en el precio), o que esté sin vigilancia. En el anuncio deben aparecer los conceptos incluidos en el coste de la entrada: barra libre o no, si se da aperitivo, horario de cierre…
Si no se cumple alguno de los puntos que aparecen publicitados, se puede reclamar, denunciar y solicitar la devolución de parte o todo el importe de la entrada, por incumplimiento. Porque, en estos casos, el contrato es la entrada y la cláusula contractual es la publicidad.
Las bebidas y aperitivos deben ser los anunciados:
Antes de acudir a una fiesta, y de adquirir la entrada, hay que saber si hay o no barra libre, el horario de comienzo y fin de la celebración, así como la comida que se dará, si se ofrece cena, aperitivo o desayuno.
Una vez allí, hay que verificar que se cumple lo prometido. Porque, con relativa frecuencia, las bebidas se acaban a las pocas horas del inicio de la fiesta y los canapés o el desayuno son escasos y solo unos pocos pueden disfrutar de los mismos. Estas circunstancias también se pueden denunciar.
Otros servicios:
Los aseos deben estar en buenas condiciones y ser suficientes para el aforo permitido. Y si se anunció en la publicidad, el local debe contar con servicio de guardarropa que evite la pérdida o el deterioro de abrigos.
Asimismo, debería especificarse en la publicidad si la celebración estará amenizada o no por una orquesta, si habrá un DJ o será música enlatada.
El local debe contar con hoja de reclamaciones:
Siempre se debe reclamar ante cualquier incidencia o anomalía que se observe, por pequeña que parezca. Se tienen que pedir y rellenar las hojas de reclamaciones que debe tener el local y, para asegurarse de que la reclamación llegará a buen fin, hay que guardar tanto la entrada de la fiesta como la publicidad.