Los meses fríos nos acercan a los fogones. Apetece la comida casera, la cocina hecha con mimo y esos platos típicos de otoño que aprovechan las mejores joyas de la temporada: setas, frutos rojos, preparaciones de cuchara… Y también algunos caprichos con azúcar, como las pastas o los dulces de convento, que podemos hacer en casa. Los platos son más contundentes, sin duda, y para muchas personas resulta algo difícil controlar las calorías en esta época del año. Sin embargo, ni todos los postres equivalen a azúcar ni tienen por qué ser pesados. Ya sea porque padecemos diabetes, o porque queremos controlar la ingesta diaria de azúcares, en otoño podemos disfrutar de muchas propuestas de temporada ricas, vistosas, dulces y sin azúcar añadido.
Cinco propuestas ricas y dulces sin azúcares añadidos
En otoño y en invierno no siempre resulta fácil mantener las calorías a raya. Por economía, tradición y temperatura, predominan los platos de cuchara, las recetas más contundentes y las dulces tentaciones, que encuentran sus días de gloria durante las fiestas navideñas, aunque (seamos sinceros) triunfan desde mucho antes. Por supuesto, en el mercado existen versiones light de casi todos los dulces, y en casa podemos hacer infinidad de postres con edulcorantes en lugar de azúcar. Pero hay algunos que, tras el cambio, quedan mejor que otros. Por ejemplo, los que contienen frutas y aprovechan su dulzor natural. Las siguientes son algunas sugerencias.
Mousse caliente de peras. Aunque la receta original lleva azúcar (60 gramos), podemos prescindir de ella, ya que la pera es una fruta muy dulce. También es posible añadir un poco de edulcorante. Para hacer este postre, reservaremos algunos trozos de fruta pelada (que servirán como adorno) y, con el resto, haremos un puré en la batidora. Este puré se prepara con nata, unas claras de huevo batidas a punto de nieve y un toque de vainilla. Colocamos los trozos de pera en moldes individuales (aptos para horno), vertemos el puré alrededor e introducimos en el horno, a 180ºC, durante media hora. Ideal para disfrutar en los días fríos del año.
Bizcocho integral de zanahoria. Esta es una opción muy recomendable si, además de elaborar un postre sin azúcar, queremos que sea rico en fibra. La receta se prepara con zanahorias, harina integral y copos de cereales triturados (que aportan fibra) y con edulcorante líquido, que evita el uso de azúcar. La nota de sabor podemos dársela con una pizca de canela. El contenido de azúcares es muy, muy bajo, pero si tenemos algunos kilos de más o queremos cuidar nuestro peso es preciso recordar que la harina, la margarina y los huevos suman calorías. Para presentar el bizcocho, esperamos a que se enfríe y lo decoramos con unas tiras de zanahoria muy finas (que podemos cortar en delicadas láminas con ayuda de un pelador de patatas).
Crepes rellenos de frutas frescas y yogur. La masa de crepes es una elaboración muy práctica y socorrida en la cocina, y no solo para los postres: también admite rellenos salados. En el caso de los postres, se suele acompañar con crema de avellanas, chocolate o con miel; todas ellas, opciones muy azucaradas. La mejor alternativa son, nuevamente, las frutas: desde las más dulces (como plátanos y peras) hasta las que tienen un punto ácido, como los arándanos y las frambuesas. En la receta original, la masa se prepara con azúcar, pero se puede hacer sin ella o con edulcorante como sustituto. El dulzor lo aportarán las frutas o, también, el yogur (si utilizamos uno edulcorado). El postre se puede servir a temperatura ambiente o jugar con el contraste de temperaturas del yogur fresco y el crepe calentito.
Arroz con leche y café. Este es uno de los postres más apreciados del otoño: rico, fácil de hacer y con interesantes cualidades nutricionales, ya que contiene proteínas y calcio (que aporta la leche) e hidratos de carbono complejos, que aporta el arroz. La receta lleva poco azúcar, que se puede sustituir sin problemas por edulcorante. La canela, típica especia en este postre tradicional, aportará bastante sabor, aunque el protagonismo se lo llevará el café, que añadiremos en polvo (soluble). Para obtener una textura cremosa, el truco consiste cocer a fuego suave, añadir poco a poco la leche y el café, y remover con una cuchara de madera. ¿El resultado? Un postre espléndido, con un toque de originalidad y muy pocas calorías.
Copa helada de tres sabores. Tan vistoso como práctico, este postre es una buena opción cuando queremos ofrecer algo rico pero andamos escasos de tiempo. Y esto vale para los días fríos también, ya que, como bien saben los austríacos, el helado no es un postre exclusivo del verano. Para hacerlo, elegiremos helados de tres gustos distintos (por ejemplo, café, chocolate y nata), con la precaución de que no lleven azúcar. En una copa o un bol individual servimos una bola de cada sabor y decoramos rápidamente con chocolate (amargo) fundido.