La fibrosis pulmonar o neumonitis por hipersensibilidad es una enfermedad respiratoria grave. Una de las causas que la provocan son las plumas de ave con que se confeccionan los edredones, las almohadas u otros textiles. A pesar de ello, los especialistas insisten en no desprenderse de esta ropa de cama o de los anoraks porque es una dolencia poco frecuente. Este artículo explica qué es la fibrosis pulmonar idiopática, qué ha permitido describir la causa de las formas de fibrosis pulmonares -que hasta ahora eran inclasificables- y qué medidas hay que tomar con los productos que contienen plumas de ave.
Las plumas de ave, presentes en algunos téxtiles como edredones, almohadones o anoraks, pueden ser la causa de una grave enfermedad respiratoria denominada fibrosis pulmonar idiopática, descrita desde 1940, pero de la que hasta ahora se desconocía qué la originaba. La relación entre la exposición a las plumas de estos populares cobertores de cama y esta dolencia se ha descubierto por primera vez gracias a un estudio muy prolijo, llevado a cabo por investigadores del Hospital Universitario del Vall d’Hebron y del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), de Barcelona, y publicado en la revista científica ‘The Lancet Respiratory Medicine‘.
¿Qué es la fibrosis pulmonar?
La fibrosis pulmonar o neumonitis por hipersensibilidad es una enfermedad poco frecuente -pero grave- que provoca una inflamación de los pulmones hasta que se vuelven fibrosos, lo que conduce a un deterioro progresivo de la capacidad pulmonar e impide respirar con normalidad. Afecta por igual a ambos sexos y, en España, se estima que hay 10.000 personas que la padecen.
Las personas que sientan ahogo al subir unas escaleras deben consultar al neumólogo
Cuando se diagnostica tarde, el pronóstico de vida del enfermo es de pocos años. Este retraso en el diagnóstico responde a que, si no se realiza un esfuerzo físico o se practica ejercicio que fuerce a los pulmones, estos apenas causan síntomas hasta que están muy afectados y se ha perdido más de la mitad de la capacidad pulmonar. Por ello, las personas que sufran ahogo al subir una escalera, deben consultar al neumólogo.
Esta enfermedad se debe a una hipersensibilidad -no alérgica- a determinadas sustancias orgánicas procedentes de origen animal, vegetal o de micobacterias. En la fase aguda, es más fácil de diagnosticar, como en el caso del pulmón del cuidador de aves o neumonitis por hipersensibilidad causada por la convivencia con pájaros. Sin embargo, en la fase subaguda, cuando la exposición al agente causal es mínima pero persistente durante un periodo largo de tiempo, es mucho más difícil de determinar el origen y diagnosticarlo. Esto es lo que, por primera vez, han conseguido los investigadores en la mitad de los casos de fibrosis pulmonar idiopática que hasta ahora eran inclasificables.
Tras el diagnóstico de la fibrosis pulmonar
El descubrimiento no fue fruto de la casualidad, sino de una dilatada experiencia y un meticuloso trabajo que ha durado siete años (de 2004 a 2011) y en el que se ha estudiado a 46 pacientes. Al final, se pudo diagnosticar neumonitis por hipersensibilidad en 20 casos, de los cuales 10 se debían a la exposición continuada a los edredones de plumas.
El estudio de estos enfermos incluye, entre otras pruebas, un interrogatorio exhaustivo y sistematizado, determinación de anticuerpos frente a los posibles agentes causales, pruebas de inhalación, cultivos y visitas a la casa o el lugar de trabajo del afectado para realizar mediciones ambientales y detectar los antígenos que puedan provocar la fibrosis pulmonar.
Las pruebas de broncoprovocación solo se hacen, de forma bien estandarizada, en el Hospital Vall d’Hebron barcelonés y en la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid. A los pacientes estudiados se les efectuó uno de estos test de inhalación del extracto del edredón cada media hora y, antes y después de inhalarlo, una prueba de la función pulmonar cada hora. Si pasado un día el enfermo perdía más de un 15% o 20% de la función pulmonar, la prueba era positiva. Si era negativa, se repetía a los cinco días.
«Pensamos que las plumas, pese a que los fabricantes digan que están tratadas, desprenden un polvillo que atraviesa los poros de la sábana del cobertor y que cada vez que la persona que duerme se mueve, lo inhala. Si se tiene predisposición genética para padecer esta enfermedad, una ínfima cantidad diaria es suficiente para sufrir una reacción inflamatoria o fibrosis. El siguiente paso será intentar reproducir este proceso en el laboratorio, con la colaboración de la industria», ha expuesto el investigador principal del estudio, el neumólogo Ferran Morell.
El hallazgo no significa que los ciudadanos deban deshacerse de forma masiva de los edredones de plumas, sino que permitirá determinar la causa de la fibrosis pulmonar en casos en los que hasta ahora no era posible y administrarles a los afectados el tratamiento más adecuado, basado en corticoides, que posibilitarán alargarles la vida.
El neumólogo Ferran Morell lo justifica con el siguiente ejemplo: “En Cataluña hay 2.000 personas afectadas, de las cuales una cuarta parte lo son por exposición a los edredones de plumas; es decir, 500 personas desarrollan fibrosis pulmonar por esta causa. Pero hay que tener en cuenta que, según dos estudios, más del 30% de la población catalana, cerca de 2.250.000 personas, duerme con un edredón de este tipo, pero padecen la enfermedad 500. Esto significa que solo uno de cada 5.000 usuarios de edredones de plumas contraerá la enfermedad. La incidencia es mínima y, por lo tanto, no hay que tirar o dejar de comprar uno de estos edredones. Ahora bien, para aquel que le toca, la enfermedad es grave y el promedio de vida, corto”.
Según el trabajo descrito, las almohadas con plumas también tienen potencial para causar esta afección, pero es improbable que suceda lo mismo con los anoraks fabricados con el mismo material, puesto que se llevan poco tiempo. En cambio, la exposición al extracto de las plumas de los edredones y las almohadas ocurre durante toda la noche.
Asimismo, convivir con un ave en el domicilio también puede causar la enfermedad en casos de pacientes con una genética muy peculiar. De hecho, el primer trasplante pulmonar realizado con éxito en España se efectuó a una joven de 18 años que contrajo esta dolencia tras haber convivido con un loro en su casa.