La cocina es una de las estancias centrales de una casa, sobre todo durante las fechas navideñas, cuando se preparan todo tipo de recetas y platos. Por tanto, mejorar las condiciones de manipulación de los alimentos y las pautas de higiene es primordial para garantizar la seguridad alimentaria. Y es que debe tenerse en cuenta que los microorganismos patógenos pueden sobrevivir en numerosas áreas de esta estancia. El artículo detalla cuáles son las zonas de la cocina a las que debe prestarse mayor atención y qué utensilios y otros objetos merecen especial cuidado.
Salmonella, E. coli o Listeria monocytogenes son algunas de las bacterias que pueden estar en cualquier cocina. Aunque no se ven, se encuentran en cualquier lugar, sobre todo en ambientes húmedos, como los fregaderos. Mantener la limpieza de las distintas partes de la cocina, así como de los utensilios que se utilizan, es fundamental para evitar la aparición de patógenos. Y lo es principalmente durante los días de Navidad, que es cuando se incrementa la actividad en las cocinas domésticas debido a las celebraciones familiares y con amigos propias de estas fiestas.
Higiene en las distintas zonas de la cocina
Encimeras. Es muy importante mantener las encimeras limpias porque en ellas se trabaja la preparación de alimentos. Si no están impolutas, las bacterias se propagan. Por tanto, deben limpiarse antes de empezar a hacer la comida y tener especial cuidado de no poner en el mismo lugar alimentos crudos y cocidos, a menos que se haya higienizado a fondo.
Nevera. Para que este electrodoméstico ejerza de forma efectiva su trabajo (ralentizar el crecimiento de microorganismos patógenos) es importante, además de colocar bien los alimentos y no sobreexceder la capacidad de almacenamiento, limpiarla con cierta periodicidad. A pesar de que pueda parecer limpia, es probable que contenga patógenos, sobre todo en los rincones de las estanterías o cajones. Basta con emplear agua caliente y algún desinfectante suave.
Fregadero. Los fregaderos son uno de los puntos críticos en una cocina. Además de ser una de las zonas más húmedas, en él aparecen restos de alimentos, dos factores que pueden ayudar a que esta área se convierta en un foco infeccioso. Para impedirlo, debe evitarse que se acumulen gua y humedad en posibles rincones, así como asegurar que las juntas están en buenas condiciones para que no se formen bacterias. La limpieza y desinfección son fundamentales en todo este sector, incluyendo grifos.
Tiradores de armarios y electrodomésticos. El microondas y el horno, muy utilizados en las cocinas domésticas, juegan un papel decisivo en la seguridad de los alimentos, siempre que se sigan ciertas pautas de limpieza, tanto del exterior como del interior. En el microondas, las esquinas y el plato giratorio son las zonas más sensibles porque es donde se acumulan más bacterias. En el horno, la suciedad puede proceder de salpicaduras y derrames de grasa. Es aconsejable lavar el horno después de cada uso para evitar que la suciedad se amontone. También debe prestarse atención a la limpieza de los robots de cocina, sus accesorios y todos los rincones de difícil acceso. La parte que no se desmonta puede limpiarse con un paño húmedo en agua y un jabón neutro. Es importante, en estos casos, secar bien después de lavar y desinfectar, además de guardarlo en un lugar fresco y sin humedad.
Cubo de basura. Es importante mantener el cubo de la basura tapado, lejos de la zona donde se manipulan alimentos para evitar posibles contaminaciones. Debe vaciarse, limpiar y desinfectar a diario. Hay que tener especial cuidado en lavarse las manos cada vez que se ande con basura.
Limpieza de utensilios y otros objetos
Además de las áres descritas, los microorganismos patógenos también pueden propagarse a través de otros objetos como:
Trapos y estropajos. Estos objetos pueden pasar de ser el principal aliado de la limpieza a uno de los reservorios de patógenos. Tanto uno como otro tienen una gran capacidad para transportar gérmenes. Los trapos de cocina deben lavarse con frecuencia; se aconseja no sobrepasar las 24 horas de uso, aunque esto no garantiza que no crezcan las bacterias. También es recomendable sustituirlos por papel de cocina. En el caso de los estropajos, la humedad y las microgrietas que se forman hacen de estos objetos un hogar «acogedor» para bacterias como Campylobacter. Para que esto no suceda, es aconsejable emplear un sistema de rotación con dos esponjas, eliminar los restos de comida o mantener la esponja seca si no se utiliza.
Tablas de cortar. Deben limpiarse con agua caliente y jabón después de cada uso, enjuagar con agua limpia y secar bien, mejor con papel de cocina. No deben dejarse en remojo porque se facilita el crecimiento bacteriano. Hay que prestar atención a que no queden restos de comida orgánica en la tabla y es mejor emplear distintas tablas para los diferentes grupos de alimentos y evitar contaminaciones cruzadas, sobre todo entre ingredientes crudos y cocidos. Son preferibles los materiales de plástico o cristal. Las de madera es aconsejable lijarlas de vez en cuando y limpiarlas bien. Todo ello ayuda en la prevención de Staphylococcus aureus o Salmonella, entre otras.
Utensilios. Cuchillos, sartenes o cristalería deben mantenerse también siempre limpios y en unas condiciones adecuadas para evitar riesgos bacterianos. No tienen que tener roturas, ni grietas ni otras imperfecciones similares y deben ser fáciles de limpiar. No se pueden compartir utensilios y debe prestarse atención a las superficies de recipientes, bandejas, cacerolas o tostadoras.
Manos. La higiene de manos es primordial en una cocina. Hay que lavárselas con agua templada y jabón durante unos 15 segundos antes de empezar a manipular alimentos y después de manipular un alimento y antes de preparar otro. Debe prestarse especial atención a las uñas y aclarar bajo el chorro de agua para retirar los restos de jabón. Las manos deben secarse bien, preferiblemente con papel de un solo uso.
En caso de tener mascotas, debe tenerse en cuenta que la comida y el agua de un gato o un perro en la cocina puede convertirse en foco de plagas y microbios. Cuando se está cocinando, no se debe jugar con el animal ni tocarlo, ni dejar que se suba a la encimera o la mesa. Y es que cualquier animal, por muy limpio y aseado que esté, puede ser foco de contaminación a través de los pelos o las patas.