Varios estudios recientes revelan que cada vez son menos los padres y madres que sacan tiempo para leer a sus hijos antes de dormir, pese a que lo consideran importante y a que sus propios progenitores les leían de pequeños. Este artículo reseña los datos obtenidos en estas investigaciones y los motivos señalados como responsables de esa merma: la falta de tiempo y, sobre todo, el estrés. Se citan, además, los principales beneficios de la lectura para los niños.
La lectura y la escritura en los primeros de vida mejora los resultados escolares, entre otros beneficios
La vida moderna genera mucho estrés a los padres e hijos y deja poco tiempo para el ocio en familia. Dos estudios recientes, uno de ellos realizado en Estados Unidos y el otro en Reino Unido, han llegado a la conclusión de que ese hecho ya tiene consecuencias negativas sobre el hábito de que padres y madres les lean un cuento a sus pequeños antes de dormir. Aunque estas revelaciones puedan no sorprender, sí que deben preocuparnos.
Sin tiempo para cuentos antes de dormir al niño
El primero de estos trabajos, el estadounidense, fue realizado en abril de 2013 con la colaboración de la asociación Leer es fundamental (Reading is Fundamental), la más grande y más antigua de las ONG que promueven la lectura en ese país, y consistió en entrevistas a 1.003 padres y madres de niños de entre cero y ocho años de edad.
El 87% de las madres considera vital la lectura para el desarrollo de sus hijos, pero solo el 13% les lee todos los días
El dato más llamativo es que solo uno de cada tres padres (el 33%) lee a su hijo todos los días antes de ir a dormir. Este resultado contrasta con el 66% de padres que creen que practicar la lectura en voz alta junto a sus hijos es «esencial». Este grupo, sumado al de quienes consideran esta actividad como «muy importante», representa el 92% del total de los progenitores.
El promedio de lectura antes de dormir es de cinco veces a la semana. Solo uno de cada cuatro padres afirma que el tiempo de lectura diario es de 20 minutos o más, mientras que más de la mitad de la muestra dijo que el lapso está entre los 10 y 19 minutos. El tiempo de lectura aumenta con la edad de los pequeños. Preguntados por qué no leen más a sus hijos, el motivo más repetido es la falta de tiempo.
Niños: adiós libros, hola estrés
Un estudio similar se llebó a cabo en Reino Unido. En este caso, las entrevistadas fueron 2.000 madres de niños de entre cero y siete años. Tanto las preguntas como los resultados fueron muy parecidos a los del trabajo estadounidense.
Pese a que el 91% de las mujeres señaló que sus padres les leían cuentos cuando eran niñas, solo el 64% dijo hacerlo con sus hijos en la actualidad. Ante la consulta de si lo hacían todas las noches, apenas el 13% respondió de manera afirmativa. Y todo esto pese a que un abrumador 87% considera la lectura como «vital» en la educación y el desarrollo de los pequeños.
En este caso también la falta de tiempo aparece como la causa principal de la poca lectura. Como segundo motivo se menciona el «demasiado estrés» de la vida cotidiana.
Ambos trabajos señalan dos entretenimientos en los que los menores emplean mucho más tiempo que en los libros: los videojuegos infantiles y la televisión. Por eso, lo que aparece como el gran reto es leer a los pequeños como una forma de fomentar la lectura en los niños desde bien temprano.
Leer a los niños es beneficioso por múltiples razones. Una de las más visibles es la obtención de mejores calificaciones escolares, como han demostrado diversas investigaciones desarrolladas a lo largo del tiempo.
Una de las últimas es el informe presentado en enero de 2014 por el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, que analiza los resultados del último ‘Estudio Internacional de Progreso de Comprensión Lectora‘. Este estudio se realiza entre alumnos de cuarto curso de primaria. La diferencia a favor de los niños que habían realizado actividades de lectura y escritura durante su etapa preescolar fue de 60 puntos: 538, contra los 478 de quienes no las habían hecho.
Pero no se trata solo de resultados académicos, por supuesto. La lectura también mejora la concentración de los pequeños y favorece tanto el desarrollo de sus conexiones cerebrales como su imaginación y su capacidad lingüística. A su vez, los niños aprenden cosas sobre el mundo, animan su curiosidad por conocer más y desarrollan mayor empatía hacia las demás personas.